*** MAYO 2023 ***

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Late por vos

Milagros del corazón1

Ella y él: ambos. Una relación entre dos personas diferentes, provenientes de distintos lugares y que, sin embargo, pretenden lo mismo: ser felices.

Como se suele decir “nunca es tarde para amar”. Y nunca es tarde para darse una oportunidad, aquella que le dará a la persona esa sonrisa eterna, colmada de sensaciones extraordinarias.

Este es el reflejo y la esencia de “Milagros del corazón” (escrita por Alexei Arbuzovz y dirigida por Manuel González Gil), una comedia romántica que tiene como protagonistas a dos talentosos artistas: Virginia Lago y Héctor Gióvine.

Realmente, es una virtud que un matrimonio de la vida real, logre plasmar y transmitir su amor durante cada escena. Minuciosamente, cada relato se convierte en páginas de un romance que conmueve hasta las lágrimas. La historia gira en torno de un médico, y, una mujer que está en una clínica llevando a cabo un tratamiento. Esta simpleza, por parte del autor, para hallar diálogos entre los dos, es lo que convierte a la dramaturgia en una pieza teatral emocionante.

Si se tratara de dos jóvenes, lógicamente, no se conseguiría dicho efecto, motivo por el cual es sumamente valioso elegir, en este caso, las edades de los actores, su lazo afectivo, sus falencias personales, su vinculo desde la soledad, esa soledad que abruma hasta la asfixia.

Muy al estilo de Chéjov, las palabras encuentran su espacio, su momento de esplendor -no para llenar vacios sino para ayudar a comprender la existencia de estos dos tiernos personajes que, sin buscarlo, se encuentran-.

Ella, una dama que exterioriza sus pasiones, su modo de lucir arrasadoramente, con ese gusto por la vestimenta tan especial y lujurioso. Él, un hombre serio, tímido, reservado y formal. Dos seres mágicos que no quieren compromisos, pero, el destino los ayuda a enfrentarse y mirarse a los ojos de verdad.

«Milagros del corazón» es una obra de teatro tradicional y bella, en que los detalles se vuelven importantes y cada silencio una oportunidad.

Se puede disfrutar a un personaje, encarnado por Lago, sumamente delicado, elocuente, suspicaz y lleno de gracia en cada movimiento. Sumada la interpretación de Gióvine que se convierte en un galán que, con ademanes, seduce a esta dama tan carismática.

Algo tan simple como lucir un vestido, se vuelve interesante y fundamental para la mirada de este profesional que esta mas involucrado en la cura de enfermedades que en su propio corazón -el cual le avisa que debe darle importancia y alegría, no solo tensiones-.

Las puertas cerradas, de a poco, se abren a la víspera de ricas cenas, de bailes infinitos, de valijas desechas y de viajes cancelados.

Abrir el corazón, es como encontrar la llave de ese baúl que no se quiere ver por miedo a que el pasado atormente escalofriantemente. De una y otra forma, lo que tenga que pasar pasara.

Como seres voraces, sueñan con ese brillo eterno que resplandecerá a lo largo de sus vidas, de cada despertar y anochecer.

A lo largo de la historia se pueden disfrutar de unas proyecciones que recorren los momentos más importantes de Virginia y Héctor, dos personas que estuvieron y están juntas; al igual que sus representaciones en el escenario.

Dicha combinación entre realidad y ficción es, también, un acierto al momento de transmitir emociones. Puede notarse cómo los adoquines se tornan románticos, un paraguas necesario y la lluvia un efecto deseado para los amantes.

La tragedia no tarda en avecinarse, aunque no se apodera del drama ni deja sinsabores. Lo primordial es no cerrar la puerta antes de tiempo, asumir que nadie merece sufrir y que el amor es el antídoto más importante para consumir y vivir feliz.

Milagros del corazón ficha

Mariela Verónica Gagliardi

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Se estrena «Milagros del corazón»

Milagros del corazón

JUEVES 23 DE ABRIL

GRAN ESTRENO EN EL TEATRO REGINA

OCHO ÚNICAS SEMANAS

LLEGA A BUENOS AIRES

UNA GRAN OBRA TEATRAL…

UN ESPECTÁCULO POÉTICO Y MÁGICO

UNA COMEDIA ROMÁNTICA

QUE NOS ENSEÑA QUE NUNCA ES TARDE PARA AMAR…

 VIRGINIA LAGO HÉCTOR GIÓVINE, con la dirección de MANUEL GONZALEZ GIL

presentan

 «MILAGROS DEL CORAZÓN»

de Alexei Arbuzovz

 TEATRO REGINA

(Avenida Santa Fe 1235 – C.A.B.A.)

El próximo jueves 23 de abril se estrenará en Buenos Aires en el Teatro Regina, ubicado en la Avenida Santa Fe 1235,  la obra teatral “Milagros del corazón”, del autor ruso Alexei Arbuzovz, con el protagónico de Virginia Lago y Héctor Gióvine, dirigidos por Manuel González Gil, con producción general de Javier Faroni y destacados nombres del teatro en el equipo creativo como: Martín Bianchedi en la música, Pablo Battaglia en el vestuario  y Marcelo Valiente en la  escenografía.

La primera actriz Virginia Lago vuelve a un escenario de Buenos Aires junto al actor  Héctor Gióvine en un espectáculo mágico y poético donde el amor y las palabras son protagonistas además del constante humor e ironía que hace al espectador divertirse y emocionarse.

“Milagros del Corazón” se representará por ocho únicas semanas, de miércoles a domingos.

La obra de Alexei Arbuzovz, “Milagros del Corazón”, narra la historia de un hombre y una mujer, dos solitarios, que se van encontrando en el trato diario de un mes en el que la vida, el destino, la casualidad o el azar los ubicó en un mismo espacio.

Él es un médico, director de un sanatorio, viudo desde hace ya algunos años, situación que no ha podido superar del todo.

Ella es una mujer un tanto exótica en su manera de ser, pintoresca al vestir, y con una carga existencial que se develará a lo largo de la obra al referirse a sus contratiempos amorosos y la pérdida de un hijo de 18 años en un accidente.

Ella es la paciente en ese lugar, y él un hombre que busca la cura de los males.

Ambos con personalidades totalmente distintas que, sin embargo, van construyendo una relación a pesar de ellos mismos, que los unirá en la última etapa de sus vidas.

En “Milagros del corazón” todo transcurre en un clima de enorme ternura, de gran simpatía por estos personajes tan entrañables quienes se conocen por azares del destino y se enamoran, encontrando en el otro un compañero en la vida. La obra hace una reflexión que nunca es demasiado tarde para amar a través de un texto donde el humor y la ironía siempre están de manifiesto más allá de la emoción.

“Milagros del corazón” fue representada a lo largo de los años con gran éxito en diferentes capitales de Europa y sus diferentes puestas siempre fueron elogiadas por la crítica.

Entre muchos otros actores, la interpretaron Dustin Hoffman y Ann Bancroft, Mónica Vitti y Nino Manfredi, Alberto Closas y Amparo Rivelles, y  en la Argentina se dio a conocer en 1978 con el nombre de «Viejo Mundo», con Rosa Rosen y Carlos Muñoz, en el teatro Regina, en la misma sala teatral donde a partir del jueves 23 de abril Virginia Lago y Héctor Gióvine darán vida a estos dos entrañables seres, protagonistas de la historia.

SOBRE EL AUTOR:

Alexei Arbuzovz es un autor ruso a quien, en su momento, algunos críticos lo acercaban a Chejov.

Sus historias son muy humanas, con personajes de todos los días que se muestran en su cotidianeidad y ofrecen una visión muy profunda del ser humano a través de las pequeñas cosas.

Arbuzov nació en Moscú, pero su familia se trasladó a Petrogrado en 1914. Huérfano a la edad de once años, encontró la salvación en el teatro, y en catorce años comenzó a trabajar en el Teatro Mariinsky. En 1928 se unió a un grupo de jóvenes actores en el Gremio de Teatro Experimental; después de su disolución comenzó a escribir obras de teatro y es un referente para la dramaturgia rusa del siglo XX.

FICHA TÉCNICA

Vestuario

Pablo Bataglia

Escenografía

Marcelo Valiente

Música

Martín Bianchedi

Producción ejecutiva

Alejandro Bogado

Diseño de luces

Manuel González Gil

Producción general

Javier Faroni

Dirección

Manuel González Gil

Funciones

Miércoles a viernes 20 hs, sábados 21 hs, domingos 19 hs.

Precio de las localidades

Desde $220

Prensa: Alejandro Veroutis

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La corona menos deseada

La noche en que Fortimbrás se emborrachó1

Al ingresar al Teatro Sarmiento se puede notar cómo una arquitectura con profundidad de campo y perspectiva, nos permite viajar hacia varios siglos atrás. Una escenografía en tonos grises, con luces tenues que acompañan la fría noche en que transcurre la historia, una tragicomedia en que se conjugan el drama, la comicidad, el absurdo y todo el despliegue que corresponde a una verdadera puesta en escena antigua.

Agustín Alezzo es el responsable de la puesta en escena y dirección de esta obra y a él debemos agradecerle por todo lo que puede apreciarse durante la función, deleitándonos con las caracterizaciones de los personajes y riéndonos de un Rey que permanece en su trono aún muerto, despertando la intriga de su figura y de las escenas que lo incluirán como objeto que debe estar rigurosamente donde está.

Estaremos en presencia de dos textos similares y opuestos, en algunos puntos, entre sí. Como si se tratara de un ring de titanes, Shakespeare y Glowacki se disputan erigirse como mejores literatos. Un inglés y un polaco que no se conocieron por haber nacido en distintos momentos de la historia pero que, en el caso del segundo, tiene la ventaja de conocer todas las obras del primero como para hacer lo que quiera con ellas.

En esta ocasión, Glowacki, toma a la novela de Hamlet como puntapié para narrar una dramaturgia realmente diferente en que se mezclan distintos géneros y estilos artísticos.

Por un lado, Fortimbrás (sobrino del rey de Noruega e hijo del rey Fortimbrás, que murió durante una batalla contra el rey Hamlet) deberá hacerse conocer por el pueblo noruego sin que por ello sea asociado con su padre ni juzgado por acciones o pensamientos que no le corresponden. Las asociaciones o encasillamientos no tienen lugar en esta versión recreada por el polaco, donde priman las genialidades y el modo de juzgar el statu-quo y todas las herencias que giran en torno a la corona.

Justamente, la original dramaturgia titulada “La noche en que Fortimbrás se emborrachó” (originalmente “Fortinbras gets drunk”, escrita por Janusz Glowacki) enfrenta a Hamlet (Dinamarca) con Fortimbrás (Noruega), un enfrentamiento que no es casual sino que está fundamentado entre dos países limitados por una estrecha frontera.

En la historia de Hamlet, éste lucha contra Fortimbrás (ambos padres), disputándose los territorios y quedando en evidencia sus propósitos. Hamlet es quien gana y, luego, muere sin saberse el motivo de su deceso. Este misterio es el hilo conductor y lo que mueve a toda la historia épica por parte de un bando y del otro.

La ironía presente en los diálogos y las ejecuciones de aquel entonces confirman que las cabezas decapitadas están guardadas como muestras de poder, un poder sin inteligencia y del cual Fortimbrás (hijo) ni siquiera pretende formar parte. Él mismo se ríe de su vida, del descontrol y de las tradiciones monárquicas a las que no les encuentra sentido.

El fantasma del fallecido Rey Hamlet, se supone aparece y es tema de preocupación y delirios por parte de sus familiares y conocidos. De hecho, el espíritu le informa a su hijo quién y cómo lo han asesinado.

Con respecto a la versión de Fortinbras gets drunk, los noruegos envían a Dinamarca un fantasma del rey Hamlet que es en verdad un espía encubierto, es así como nadie sospecha de Fortimbrás por su gran adicción a las bebidas alcohólicas.

Si bien, es de temer una posible invasión por parte de Fortimbrás, este muchacho se sumerge en el alcohol y las mujeres, descontrolándose como un adolescente. Esto se puede observar en tan solo unos minutos en que se desploma en la cama sin fuerzas para luchar, absorbido por sus deseos involuntarios.

En esta oportunidad, la mirada es puesta del lado noruego y varias cuestiones del relato son modificadas por Glowacki. Una de ellas es la que se refiere al sucesor del trono en dicho país. En Hamlet (de Shakespeare) se puede ver casi llegando al final, que éste antes de morir pide que lo ocupe Fortimbrás; mientras que en la presente historia ocurre a la inversa.

Son muchos los interrogantes, la ausencia o falta de identidad y los propósitos personales que tanto Fortimbrás como Hamlet pretenden llevar a cabo. Esto puede relacionarse con la Noche de 400 años, que se basó en la unión, casi obligatoria, que tuvo que llevar adelante Noruega -por su debilidad como país- con Dinamarca desde fines del siglo XIV, motivo por el cual ni todas las bebidas del mundo podrían ahogar las penas sufridas por este reino, aunque no hayan tenido la figura de un Rey (al fallecer Hamlet) que tome las riendas, e intentando manejarse de manera absolutista para exterminar a cualquier costo a quienes sí se suponía eran hostiles y capaces de tener el mando.

La noche en que Fortimbrás se emborrachó fichaMariela Verónica Gagliardi

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Te quiero y te aporreo

Si al entrar a tu casa tu esposa te reprocha que llegaste tarde. Si, vos mujer, al cocinarle te critica la comida que con tanto amor le hiciste. Si cuando empiezan a discutir, salten los reproches, los trapitos al sol y siguen y siguen y siguen, sin poder frenar la mala onda.

Si todos los días son un infierno pero, a pesar de ello, los disfrutás porque sos masoquista; tenés que ser parte de «Cotidiano», la obra de Martín Salazar, que se presenta los sábados a las 23 hs en el Centro Cultural Konex (Sarmiento 3131). Laura Silva, Martín Salazar, Agustina Ruiz Barrea y Esteban Ruiz Barrea, van creando distintas situaciones de la vida misma, sin importarles el qué dirán. El público se convierte en espectador de cada momento de la intimidad de estos personajes que no hacen más que intentar salir adelante, en sus parejas o matrimonios.

¿Lograrán aprender de sus errores y de los ajenos, como para no volver a repetirlos?

El ser humano es el único ser que tropieza con la misma piedra más de una vez… así que no debería sorprendernos que jornada tras jornada una pareja discuta sobre los mismos temas, encarándolos de la misma manera y sientiendo exactamente lo mismo.

«Cotidiano», no intenta sorprendernos con cambios de vestuarios ni de escenografía.

El talento está exclusivamente en sus cuatro actores, quienes de forma burlesca y cómica nos presentan diversos diálogos y monólogos de la vida justamente cotidiana. Es una obra que demuestra que no existen matrimonios con problemas especiales sino que son diversos factores conflictivos los que se apoderan de ellos.

Los cuatro artistas, van rotando en sus personajes y, de esa manera, protagonizan muchos sketchs familiares.

Quien conozca a Martín Salazar («Macocos»), sabrá lo que es posible reírse descostillándose, provocando dolor en las mandíbulas, cosquillas en la panza y ansias de seguir viéndolo. Él representa a El Gracioso de Saavedra – el tipo hombre que no escucha a su mujer y que solo vive para él mismo.

Agustina Ruiz Barrea es La Diva de Parque Patricios, despliega sus dotes dramaturgos en conjunto con el canto y también logra perfectamente, hacernos sentir lo que lleva en sus entrañas una ama de casa, desvalorizada, reclutada en cuatro paredes, con una vida rutinaria, un esposo que ni la observa y un hijo que no rinde como quisera en el colegio.

Laura Silva es La Flor de Ortúzar, que hace de mujer de Martín, y también surgen provocaciones y resentimientos entre ellos.

Por otro lado, Esteban Ruiz Barrea con su rol de El Juglar de Almagro, acompaña con su guitarra y repertorio de Chico Buarque, cada una de las escenas construidas por los actores. Pero no es un músico pasivo, sino que interactúa con ellos, además de musicalmente.

De esta manera, una historia de amor que puede ser recorrida como de terror (humorísticamente hablando), nos deleita con cada gesto, con cada canto y con cada problema de los personajes.

¿Tu vida es perfecta? ¿Tu matrimonio es color de rosa? ¿Nunca te quejás ni reprochás nada?

Si es así, no te recomiendo la obra. Si, por el contrario, sos una persona que transita por distintos cambios de humor, te invito a que el próximo sábado a las 23 hs, reserves tu butaca.

¿Querés invitar a otras parejas, a almas solitarias o a cualquiera que desee pasar un buen momento en un lugar excelente y super cómodo?

Apuráte que la sala se llena… ¡de risas y de gente!

Producción ejecutiva: Luciana Vainer
Vestuario: Cuando las Papas Queman
Iluminación: Eli Sirlin
Escenografía: Marcelo Valiente
Prensa: Ayni Comunicación
Dramaturgia: Martín Salazar
Dirección: Julián Howard

Mariela Verónica Gagliardi

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CASI NORMALES

El domingo 1° de julio estuvimos en el Teatro Apolo (Av. Corrientes 1372 – C.A.B.A), con «Casi Normales».

¿Como se logra ser casi normal? ¿Alguien es normal?

Una familia compuesta por un matrimonio joven y dos hijos adolescentes (uno de ellos fallecido desde pequeño), llevan adelante sus vidas llenas de trabas, alegrías, mal humor, ambición y la idea de parecerse un poco a cualquier otro clan.

Diana (Laura Conforte), es ama de casa, sufre de bipolaridad, diganosticada hace como 20 años como consecuencia de un shock emocional, y por momentos sus días son comunes… pero por otros, el terror se apodera de ella y cree ver y escuchar a su hijo fallecido Gabriel (Matías Mayer). No puede desligarse de esa relación tan fuerte que tiene con él y es esto lo que le impide de ser feliz con el resto de su familia. Sus horas transcurren junto con la toma de diversas pastillas, que no le sirven para solución alguna.

Su marido, Dan, (Alejandro Paker), intenta obviar el problema psiquiátrico de su mujer, no haciéndole ningún favor a ella, y tiene una excelente relación con su hija pianista, Natalie, (Manuela del Campo).

Esta pequeña sueña, como toda joven, con ganar un concurso de música pero tiene ciertos altibajos por convivir con su progenitora tan desequilibrada. Algo que la «salva» es conocer a un chico que la adora y admira. Juntos, de novios, van colmándose de alegrías y se apoyan mutuamente.

Pero, ¿se imaginan todos estos conflictos, sinsabores, desequilibros, amores y desencuentros, contados con canciones? El hecho de ser una comedia musical es lo que hace que los dramas que se avecinan, no sean tan trágicos.

Al mejor estilo Broadway, un escenario iluminado en tonos azules y que cambian según la historia, nos invitan a conocer una estructura de dos pisos en la cual cada ambiente es un escenario diferente donde transcurre la obra. No hay que imaginarse, como suele ocurrir, dónde están los actores, sino que cada espacio está perfectamente decorado, iluminado y caracterizado.

Volviendo al tema central de Casi normales, la inexperiencia del hombre de la casa y su caracter débil, provocan una situación no grata: el médico de ella (Mariano Chiesa), aconseja hacerle un tratamiento por poco tiempo, basado en electro shock. Su pareja, acepta, sin reparar en los daños que le podría causar la misma.

Una vez que es internada en la clínica, se sumerge en un túnel lleno frialdad y, después del cual, nunca volverá a ser la misma.

Su salud pasa a estar más equilibrada pero sus recuerdos son olvidados casi por completo, pasando a tener una vida en la cual no sufre pero tampoco vive plenamente.  Su mente está en blanco y su fiel esposo, hasta ese momento, abandona la casa.

A mi parecer, esta puesta en escena no es recomendable para niños. Los repertorios, si bien son compañados por una banda excelente y cantados por estos actores super acostumbrados al terreno musical, contienen información que no debería volcarse a los menores por ser muy fuerte.

Esta obra, es un fiel reflejo de lo que ocurren en muchas sociedades cosmopolitas en las cuales se decide «ayudar» al «enfermo», como aconsejan los médicos, en vez de fijarse qué es lo que necesita de verdad la persona.

Es muy conmovedora la trama, el guión y cada una de las canciones que nos pasean por un mundo conocido y palpable en estos tiempos contemporáneos.

Música: Tom Kitt.

Libro y letras: Brian Yorkey.

Dirección general: Luis Romero.

Dirección musical: Gaby Goldman.

Director asociado/creativo: Diego Jaraz.

Director creativo: Marcelo Kotliar.

Dirección vocal: Ana Carfi.

Escenografía: Marcelo Valiente.

Dieseño de iluminación: Marco Pastorino.

Diseño de sonido: Rodrigo Lavecchia.

Vestuario: Pablo Bataglia.

Asistente de dirección: Cristian Aguilera.

Prensa: Furgang Comunicaciones.

Producción ejecutiva: Pablo Tubío y Nazarena Bredeston.

Producción general: Javier Faroni.

Duración: 2 hs 40′.

Mariela Verónica Gagliardi

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