*** MAYO 2023 ***

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¿Psicodrama o realidad?

Anita o la tragedia de las partes7

Cuando la existencia sofoca, aburre, distrae y no hace más que evitar el disfrute y la vida misma; surgen las transgresiones como opción.

Anita o la tragedia de las partes (escrita y dirigida por Luis Longhi) es una fiel visión de esto. Una búsqueda hacia los límites no establecidos más que por la moral o alguna astucia pasajera.

Anita (protagonizada por la talentosa Maia Francia) es, posiblemente, la mujer que muchas veces quisiéramos ser -al menos por un instante de lucidez-. Probablemente quienes vean la obra puedan cuestionar mi perspectiva y estaría bien (o mal) de acuerdo a lo que cada una quiera y/o sienta.

¿No perciben acaso días en que la rutina asfixia demasiado hasta no permitirle al aire salir de la garganta?

Quizás la existencia no sea una fiesta constante pero sí debería ser una oportunidad de enfrentarnos con algo o alguien que nos haga sentir que “vale la pena” respirar.

La presente historia plantea varias aristas y esto resulta sumamente interesante para ver, sentir y, sobre todo, analizar. Tanto en el momento como después. Y no solo después de la función sino días después. Hasta que caigan las fichas suficientes que nos permitan saber si Anita es una desquiciada o si, tal vez, tiene la fórmula ideal para sentir lo que su cuerpo le pide.

Hay quienes juegan a la ruleta rusa considerando la gravedad o la adrenalina del acto del revólver. De la acción de arrebatarle la vida a un otro por x causa o motivo. A veces, simple diversión. Aquí ocurre algo similar, salvo que es una experiencia única y atractiva para el espectador; donde (por suerte) no vuelan cabezas.

Anita tiene un plan, aquél que no conoceremos hasta el final de la dramaturgia y que por cuestiones obvias no podría develar. Lo que sí les aseguro es que si se permiten no juzgar, van a encontrarse con un universo platónico, artístico, musical y con segundos movimientos que mantienen la astucia de todo rebelde.

El mundo de esta mujer se divide entre lo intelectual, lo pasional y lo banal. Dentro de este último, ella no está incluida. Por eso, a mi parecer, le cuesta tanto transitar los días de su existencia. No logra pertenecer y no quiere pertenecer. Sí, en cambio, romper las estructuras establecidas e imponer su personalidad única e irreversible.

Cabe resaltar la dupla lograda junto a María Viau, con quien emprenden la aventura más peligrosa de sus no vidas. A ellas se suman dos actores (Pablo Sórensen y Sebastián Politino) que irán y vendrán de acuerdo a las necesidad del texto y los caprichos de Anita.

La protagonista es curioso cómo se busca profundamente. Mirada desde afuera pareciera tratarse de una persona rígida, bien plantada y con objetivos claros. Nada de eso es real. Ella, justamente, está perdida entre cuatro paredes. Se mueve, constantemente, danza, gira, se desplaza por el suelo. Se compone y vuelve a caer. Como sus sentires. No es bipolar sino una mujer desbordada e incluso acompañada por sus amigos no muy coherentes entre sí. De esto resultan varias situaciones dignas de ser observadas una y otra vez; ya que las mismas se reiteran en formatos aunque no en formas.

¿Por qué psicodrama?

Es lo más novedoso de la puesta en escena. Una historia ficcionada dentro de la propia ficción. Una verdad mentirosa y una interpretación que fuerza a aquella realidad que nunca llegaría espontáneamente.

Un cuarteto de cuerdas acompaña cada escena de la tragedia que resulta ser la propia existencia y la propia muerte o alguna muerte.

Por momentos se ve a Anita acercarse a los músicos cual directora y su posiblemente (desquiciada mente) le permite manipular todo y a todos para montar aquella vida que siempre hubiera querido tener: la arriesgada, la de equilibrista sobre una cuerda floja.

Todo pareciera tenerlo bajo “control”, pero ¿quién la controla a ella? Por momentos su amiga y por otros el azar.

¿Cómo saben los mortales que están vivos si nunca transgreden los límites?

¿Cómo podrían estar seguros de que esta vida es vida y no un sueño que en algún momento se termine?

Luis Longhi dirige esta magnífica pieza artística dentro de la que cada uno se luce, se expresa y demuestra dónde está el precipicio o la luz misma. Aquella que, tal vez, exista cuando otra se apague.

Dramaturgia y dirección: Luis Longhi
Actúan: Maia Francia, María Viau, Pablo Sórensen y Sebastián Politino
Funciones: Sábados, 18 hs
Teatro El Tinglado

Mariela Verónica Gagliardi

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«El recurso Burstein», de Gabriel Guerrero

Tenemos un hijoTenemos un hijo ¿Y ahora?
 
Una experiencia sobre la paternidad en 3 actos:  merienda, obra teatral y reflexión grupal.
 
“Tenemos un hijo ¿y ahora?” Es una propuesta artística, terapeútica y grupal en la que se invita a todos aquellos que son, fueron y serán padres, a reflexionar a partir de lo que sucede en la obra “El Recurso Burstein”, protagonizada por Pepe Monje y Enrique Dumont.
 
Estructurado en 3 momentos puntuales: recepción con merienda, visualización de la obra y reflexión final, “Tenemos un hijo ¿y ahora?”  se propone como un espacio y momento para conversar acerca de la necesidad de construir padres conectados con el embarazo, donde los hombres puedan hablar de lo que  sienten ante la inminente llegada de un hijo como un momento en el que tiembla toda la estructura inevitablemente
 
Una invitación a cambiar paradigmas hacia la igualdad desde el nacimiento.
 
“¡Los hombres sólo tenemos que sostener!”, enfatiza el psicólogo especialista en Parejas con Hijos, Lic. Mauricio Strugo que será el encargado de coordinar este espacio de reflexión grupal.
 
Con un lenguaje divertido y dinámico, la obra provoca no sólo la risa si no también la reflexión hacia nosotros mismos, modificando y reconociendo ciertas conductas. 
 
 
Sábado 25 de agosto a las 15.30hs.
Valor por pareja: $600
Teatro El Tinglado (Mario Bravo 948) CABA
Entradas a la Venta por Alternativa Teatral o en Boletería del Teatro.

 

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La ausente alegría de vivir

Iracunda tristeza10

Existen historias que indagan en lo más oscuro del ser humano, que se empeñan por escarbar bien profundo hasta destrozar a sus supervivientes. Esta es una de ellas y por eso es que resulta difícil deglutir mientras se la presencia.

Iracunda tristeza (escrita por Gilda Bona y dirigida por Silvia Hilario) presenta un texto lineal, con reiteraciones, con la intencionalidad de victimizar a sus protagonistas y colocarlos en ese lugar del que jamás podrán salir. Dos seres abandonados, relegados por sí mismos, conformistas y patéticos. Uno podría aprender del otro, sin embargo, los traumas presentes y pasados los hacen cometer los mismos errores, llorar sin demasiada angustia y soñar con masticar alimentos de otros hogares.

Mientras una mucama realiza los quehaceres domésticos, le trasladará a su amo absolutamente toda su tristeza y quién es en verdad. Claro que existe tanta oscuridad en el relato que quien más deprimido parecía, termina siendo el más astuto.Y se me viene a la mente la tolerancia. Aquella palabra tan excluida y difícil de poner en práctica. Porque Iracunda tristeza debería ser una ventana para observarnos, para sentir melancolía en un día de otoño y no el temor a la soledad o a lo que no resultó. No existe un final feliz ni una vuelta de tuerca. Es lo que es y nada más.

Como esos viejitos que observan la vida pasar y la gente caminar. Como si sus vidas se hubiesen extinguido sin asumir que les queda más por atravesar y disfrutar.

Esta puesta en escena, esos discos de Pat Boone reproducidos, esos libros investigados y esa máquina de escribir; seguramente seguirán activos. Nunca se sabrá por cuánto porque en esta vida certezas son las que faltan.

Al tiempo que el enojo crece y se apaga, la crítica resucita para hablar mal del de al lado, para tildar a los judíos de avaros. Nada nuevo. Siempre es mejor juzgar que pedir. Aunque la peor avaricia de esta mujer es su manera de ser, tan deplorable y esquizofrénica. Tan apesadumbrada y extinguida. Una muerta en vida.

Ella está contratada para cuidar pero precisa cuidados de todo tipo. Llama la atención su rigidez ya que no da el ejemplo en nada. Tiende la cama en la cual se desvanece y camina taciturna como suplicando cariño, aquel que tal vez nunca tuvo.

Me gustó mucho la escenografía, ese ventanal que permite ver el efecto de lluvia incesante y todo el mobiliario para adentrarnos en el hogar de este escritor en ruina.

Las interpretaciones de Gabriel Nicola y Marta Pomponio son bastante naturales y resulta muy agradable el desempeño del actor, quien consigue transmitir su sentir en todo momento, sin pretender ser otro, sino desnudándose hasta su punto más vulnerable.

Cuando el espiral sigue girando es momento de que la catarsis frene y tome otro rumbo o que la historia concluya. Un fin para un nuevo comienzo que podría ser el del título del libro que está por escribirse o tal vez la promesa de, que jamás llegará.

No hay demasiado para analizar ya que todo está expuesto en unos diálogos que se repiten constantemente. Muchos de nosotros podrán atar cabos y pensar en situaciones de la vida real o en personas que actúen de este modo ante determinadas circunstancias. Pase lo que pase la lluvia no cesará y quizás el mayor consuelo sea visualizar a alguien que esté más atravesado por la fatiga de vivir en el cuerpo equivocado.

Desgarradoras frases que pretenden expresar en palabras todos sus tormentos. Como si el mundo pudiera dejar de girar para que el primer infeliz se baje.

Mariela Verónica Gagliardi

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El significado de la vida

el-diccionario1

ficha-el-diccionarioEscuché hablar sobre esta obra a una señora mayor, muy entusiasmada. Me la recomendó. No me agrada demasiado decir «soy periodista», «soy crítica» ni mostrar una credencial; sino estar abierta a escuchar a la gente, al público, que es quien tiene la real certeza y convicción de que una obra sea o no exitosa.

Pasaron unos meses y finalmente me tocó el día de ver esta maravillosa pieza artística llamada El diccionario (de Manuel Calzada Pérez). No había leído material alguno con antelación ni opiniones acerca de la dramaturgia. Así fue como salí cautiva por el texto, las actuaciones, la dirección y cada uno de los detalles que se tienen en cuenta a lo largo de la función.

Marta Lubos interpreta a una ex bibliotecaria (casada con un hombre, encarnado por Roberto Mosca) que tiene el afán de hacer su propio diccionario. Embarcándose en esta gran aventura profesional, irá atravesando momentos de juego, otros de tensión y sin darse cuenta habrán pasado varias décadas. Durante tantos años ella cambió, envejeció, maduró y tuvo la pasión infinita de ser a través de su profesión. No todos los humanos tienen la oportunidad de entregarle su vida a un proyecto, y más aún cuando se encuentran solos para llevarlo adelante.

Unas palabras y definiciones precisas que cobran sentido solo en su boca, en sus movimientos y expresiones; que le otorgan nuevos significados al enfermar pero jamás le indican que renuncie a su sueño -el único que la mantiene viva en mayúsculas-.

A través de los diálogos es posible analizar tantas cosas, aunque algunas quedarán más grabadas que otras según quien observe.

Por un lado estará Daniel Miglioranza desempeñando a un médico súper científico que se verá en la encrucijada de estudiar el caso de su paciente según la medicina o quitarse un poco del camino y conocer bien sus propósitos.

Recuerdo cuando era chica que suponía que solo los ancianos morirían y no imaginaba tragedias de sus desenlaces. Acá entonces se suceden situaciones que angustian muchísimo que nos permiten acercar a la muerte y nos dan la mano para que conozcamos ciertas enfermedades degenerativas que palidecen a quienes brillaron en cierto momento.

El diccionario es una obra de teatro dramática para sentir con el corazón y secar las lágrimas con un pañuelo de tela bordado. Porque un matrimonio tendrá que salir adelante como sea, porque está solo y sin la ayuda de otros, porque el rol del médico no será un mero rol sino la conexión entre el sentido y la realidad de su paciente.

Porque el olvido podrá ser del cerebro pero nada más. Y aunque la memoria falle y todo parezca oscurecerse, el deseo es aquello que salva en la adversidad.

Morir en soledad o en compañía no es lo mismo, aunque tantas veces el que queda sí debe asumir su propio fallecimiento. Una muerte sin dolor o con éste, sentida o extinguida.

Un diccionario que pareciera haberse convertido en enciclopedia después de tanto tiempo de búsquedas, análisis y dedicación. De dejar asuntos importantes de lado y focalizarse en lo que más le importaba. ¿Porque quiénes somos para juzgar lo que una persona debe hacer?

Cabe resaltar la delicadeza y profesionalismo de Lubos para interpretar la esencia de esta mujer que va sufriendo muchísimas mutaciones a lo largo de los años y que consigue plasmar en cuestión de minutos.

Cada vez que recuerdo esta historia se me nubla la vista, recuerdo el verdadero significado del amor y el gran deleite que tuve al presenciar el arte en escena. Porque eso es El diccionario: arte en toda su dimensión, con tres actores que marcan excelencia, que emocionan y se convierten en las piezas fundamentales para que esta dramaturgia tenga el verdadero sentido de la vida.

Mariela Verónica Gagliardi

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Profundas confesiones que sanan el alma

la-vagina-enlutada

ficha-la-vagina-enlutadaEstoy convencida de que un título es el que produce acercamiento o alejamiento. También considero que esto es un arma de doble filo ya que entraría en juego el prejuzgar sin conocer de qué se trata la propuesta.

Me acerqué a la última función de La vagina enlutada (en el Teatro El Tinglado) sin ser atraída por su título. Tuve en cuenta a ciertas actrices del elenco para saber que dicho encabezamiento no tendría que ver con su contenido verdaderamente. De hecho, antes de ingresar a la función estuve intercambiando unas palabras con alguien del público y ambos coincidimos en que si nos dejábamos llevar por dicho título, podríamos imaginarnos al instante un producto de la Av. Corrientes.

¿Qué decir de las cinco breves historias femeninas que componen e integran a un grupo de amigas?

Ellas muestran cómo, cada una, sufre a su modo, conserva el dolor y lo suelta cuando está preparada. Como si se tratara de un momento preciso para decir adiós o perdón o piedad.

De ninguna manera esta obra es sobre feminismo sino sobre el costado más tierno, vulnerable, gracioso, doloroso y angustiante que puede tener cada mujer. Que podemos trasladar nosotras a lo largo de nuestras vidas porque, tantas veces, queremos demostrar que somos el sexo fuerte y eso es algo que a estas alturas se sabe.

Un libro escrito por Walter Ghedin y adaptado para el teatro, para cinco actrices se distinguen por sus interpretaciones, que vuelan con sus historias, que las sueltan al aire para que nos las apropiemos y sintamos que no estamos solas. Pero, como decía anteriormente, no es una obra feminista sino sobre mujeres. Así que los hombres presentes podrán conocer un poco más sobre nuestro universo y no sentir bronca cuando en verdad precisamos una caricia o un abrazo o un beso.

Ahora bien, el argumento se centra en el velorio de uno de los maridos. A partir de dicha despedida, saldrá a la luz un secreto muy bien guardado. Y, a partir del mismo, podrá descubrirse que quien simulaba ser la más notable tiene una sensibilidad para compartir y compadecerse del dolor ajeno. Porque no siempre se hace lo que se quiere sino lo que se puede, y en La vagina enlutada esto es una gran verdad. Porque nunca es tarde para remendar un error y no siempre es necesario contar todo para sanar. Quizás estar en el momento indicado es un gran aliciente y una valentía que demuestra el valor brillante.

Si la dramaturgia fuera sobre el mundo de los hombres, quizás algunas matices diferentes podríamos encontrar. Claro que no puedo hablar de hipótesis ni supuestos sobre algo que no es. Solo confesarles que el próximo año cuando vuelva esta obra a la cartelera porteña, vayan sin dudarlo. Y no porque sea una orden imperativa de mi parte sino porque es un refugio en el que todos podemos sentirnos reflejados, ya que los sentires y sentimientos surfean sin aguas y caen por su propio peso en una estación de tren, en la espera que se hace eterna y la angustia que se convierte en motivo de explayarse hacia el pasado, hacia mentiras que posiblemente no hayan sido por maldad sino por la necesidad de hacer algo por impulso, por el deseo de sentirse únicas.

¿Qué mujer no quisiera tener el lugar que desea o se merece?

Sin llevar una bandera que diga cuáles son nuestros derechos, éstos se dan por sentado. Porque vivimos en un mundo ¿civilizado?

En un mundo donde, al menos en esta oportunidad, los hombres no se ven en materia física, ni se escuchan más que por los retazos de recuerdos que ellas esbozan. Es posible entrecerrar los ojos y sentir más cercanamente. Vincularse con los diálogos y monólogos, pedirles permiso para escuchar y emocionarnos durante la estadía en el pueblo del interior donde transcurre el acontecimiento. Imaginar cada paisaje, cada cuarto, cada escena y colocar, entonces, los objetos necesarios en nuestra mente caprichosa.

La vagina enlutada es la reconstrucción que merecemos las mujeres, las heterosexuales y las homosexuales, las que nazcan y las que escojan. Con una dirección impecable (a cargo de Gastón Marioni) y la oportunidad de ver a actrices con una gran trayectoria y talento, allí, quietas y latentes, movedizas e inquietas. Así son y así tendrán que ser para todo aquel que las observe recuerde que un silencio no es vacío sino una necesidad.

Mariela Verónica Gagliardi

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Entrevista a Ana Padilla

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La vagina enlutada es un libro escrito en el 2010 por Walter Hugo Ghedin.

En la sinopsis del mismo se hace alusión al duelo, a la muerte de algo importante, a la soledad, a la desesperanza y al amor fundamentalmente.

Gastón Marioni, toma el argumento original y lo convierte en movimiento, llevando a escena a cinco actrices de renombre y muy talentosas. Ana Padilla es la elegida para esta breve entrevista.

Ella tiene una larga trayectoria en las artes escénicas, tanto como intérprete, coreógrafa y directora, en televisión y en teatro. Ha actuado en televisión: Amas de casas desesperadas, Locas de amor, Los simuladores, Son Amores entre otros. También, en teatro: Melodías de Diván, Casi Tennessee, Córnea y Oxímoron por citar algunos de ellos. En lo que respecta a dirección de obras: El pájaro azul, Y se nos fue de gira, son dos títulos que caben mencionar.

¿Cómo debería ser tu hombre perfecto?

No sé si existe el “Hombre Perfecto”, tampoco La “Mujer Perfecta” Para mí a esta altura de la vida tiene que ser compañero, libre, que le guste reírse, que me divierta, que le guste tomarme de la mano, que se deje amar, que ame lo que haga, que sea confiable, amable y sobre todo buena persona.

¿Existe una edad para cerrarse al amor?

No, no existe una edad. Hay determinadas circunstancias en cualquier momento de la vida que hacen que nos cerremos temporariamente al amor. Después esas puertas se vuelven a abrir cuando volvemos a creer.

¿Qué factores crees que inciden para que las mujeres no creamos, muchas veces, en la palabra de un hombre?

La mentira, la infidelidad.

¿Qué expresan estas cinco mujeres en escena?

Estás mujeres sacan sus miserias a la luz y cuentan sus historias. Por eso uno entiende porque están momentáneamente cerradas al amor.

¿Se ven muchos espectadores masculinos? Qué opinan al respecto?

Se ven varios hombres en la platea y lo pasan muy bien. Se ríen a la par de las mujeres y nos entienden un poquito más.

La vagina enlutada… Si hablara, ¿qué le diría al universo masculino?

Que nos amen, que nos respeten, que no somos objetos, que somos sensibles, vulnerables, que amamos amarlos.

Mariela Verónica Gagliardi

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¿Más papistas que el Papa?

dont-cry-ceferino

ficha-dont-cry-ceferinoEn un pueblo de la Patagonia Argentina hay un hotel en el que se hospeda todo aquel transeúnte que visite la zona o esté de paso. Allí, hay una foto de Ceferino Namuncurá, como referencia al santo de los milagros. De hecho, todos los años, un gran caudal de personas acuden para orarle, recordando a la primera mujer que sanó de cáncer.

Nuevamente, Gonzalo Demaría, sorprende con una de sus propuestas en que el grotesco se apodera de la historia para darle un revés totalmente inesperado.

Como si se tratara de un cacique que viene a transmitir la palabra de Dios, a dar pena, a crear sentimiento de culpa y a otorgarle a cada creyente la ilusión perdida en sus vidas.

Muy al estilo de la película Nueva Reinas, todo irá in crescendo hasta que la mentira se convierta en algo imposible de sostener y le explote en la cara al más perverso.

Don´t cry Ceferino (con dirección de Alejandro Giles) es la posibilidad de convertir una realidad en ficción y de otorgarle a los más débiles un mensaje publicitario.

Se dice que la publicidad se encarga de manipular y crear necesidades que no son en verdad tales. Este vendría a ser parte del argumento de la presente dramaturgia: el pintarle lágrimas a Ceferino y, así, sentirlo más vivo que nunca.

Hay quienes solo creen en lo que ven…quizás por eso es que resultará tan verosímil esta puesta en escena y cada uno de sus diálogos.

Mientras un sacerdote y un médico se alojen en este hotel del interior, todo podrá suceder y la última acción hará cambiar el comienzo.

Ya no habrá, entonces, más víctima que la ignorancia y rifle que pueda matarla.

Habrá quien se enamore de lo fugaz, quien elucubre con tal de llenarse los bolsillos de dinero y quien trame historias por doquier.

En cuanto la música se haga presente, una ola de frescura podría apoderarse de los más ingenuos y despertar la conciencia de los adormecidos.

¿Qué decir del elenco?

Realmente vale la pena prestarle atención a artista, a su alto nivel de actuación y a la esencia que consiguen interpretar de comienzo a fin.

Con respecto a este género, sabemos que no abunda y que lo bueno es mínimo en el teatro.

Es como si ingresáramos de lleno a un sitio detenido en el tiempo, en el que la quietud es lo primordial, al igual que la serenidad y, de un momento a otro, la locura y cada exabrupto le darán un sacudón de bienvenida.

Los habitantes pasarán de conformarse con poco a ponerle pimienta a sus días. Así, el regocijo y la satisfacción los harán notablemente distintos, al menos por un tiempo.

En cuanto al motor que mueve toda la historia, como mencioné anteriormente, se basa en la fe. Esta necesidad de pedirle a un superior, se torna más importante que cualquier bien material. Entonces, Demaría viene a demostrar que realmente el vil metal sigue predominando por sobre todo acto de suplicio a Dios.

Así, el deseo sobrepasará a cualquier copa de alcohol y el ser buen anfitrión ya no será tan frecuente como solía serlo.

Un ser superior a otro y la cura en manos de depredadores. Esto será el nuevo motor de cambio que, como se sabe, no siempre será lo mejor y más positivo. ¿Revolución?

Mariela Verónica Gagliardi

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Jugando a ser quien se desea

detectives-privados1

ficha-detectives-privadosEs difícil aceptar el concepto de vivir el amor con completa libertad ya que por libertad muchas veces se entiende libertinaje. Hay quienes tienen cierto grado de evolución, por llamarlo de alguna manera, transformándose en seres bastante de otro mundo y consiguen estar con alguien al lado, compartiendo la vida y riéndose del resto (la mayoría) que hacemos de todo para controlar, saber los próximos pasos y desesperarnos cuando «algo» sale fuera de lo planificado.

Detectives privados (basada en el libro Private eyes de Steven Dietz, adaptada y dirigida por Hugo Halbrich) nos presenta un mundo artístico en el que el deseo, el compromiso y la vocación se ponen en juego.

Todo comienza con un simple casting y, a partir de allí, nada volverá a ser como antes. El sueño de una joven es entremezclado con el enamoramiento, quien resulta ser el más pedante y miserable se convierte en mártir y cuando todo parece ir en una dirección, se desvanece para dar una lección de vida.

Detectives privados es una comedia en la que prima el humor, el sarcasmo y la exageración. Resulta muy agradable la historia ya que en ningún momento el espectador se tensiona sino que puede estar completamente relajado y sentir que este género teatral no está perdido, sino que basta con juntar a un elenco con características diversas para que pueda explotar lo mejor de sí mismo.

Resalta la excelente performance de Fernando Rodríguez Dabove quien se lleva al público en el bolsillo y consigue deleitar en todo momento, siendo el protagonista de su propia historia de vida.

Y esto es lo que tiene de particular la puesta en escena: que existen dos relatos paralelos. Ambos muestran precisamente cuál es la ficción y cuál la realidad, por momentos convergen y por otros se separan. Así, los detectives podrían ser uno, dos, todos o ninguno.

El título es el encargado de mantenernos en constante búsqueda, pretendiendo cuándo ingresará a escena aquel estereotipo con piloto, lupa y una libretita. Quizás la sorpresa venga cuando se rompa con dicho esquema y deban investigarse otros rumbos.

Mateo (Fernando Rodríguez Dabove) y Lisa (Ligüén Pires) son actores, intérpretes de una futura ficción y de sus propios días, ensayando personajes que podrán ser verdaderos para la obra y tal vez para la dramaturgia. Jugar junto a ellos es el desafío que se plantea y la adrenalina podrá correr por la sala hasta que el final llegue y cada uno de los presentes puedan replantearse qué creer y qué dejar en el olvido.

La figura encarnada por Daniel Miglioranza, con su personaje de Adrián Cory, representa más a un tercero en discordia como prueba a superar que a un protagonista en sí mismo, así como la actriz que interpreta a su esposa (Carolina Alfonsín) y el rol del terapeuta (Alejandro Hodara) que surge en algunos momentos de la obra.

La desconfianza es la desesperanza más gigante que pueda existir en una pareja y cuando todo parezca estable y para siempre, se recordará que eso solo se da en los cuentos de realismo mágico, que el amor no tiene billete de compra y que quien no se abra a sentir solo podrá permanecer en el mismo lugar por los tiempos de los tiempos.

Mariela Verónica Gagliardi

Ser ellas, de Érika Halvorsen

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A partir del jueves 21 de julio en El Tinglado

Un encuentro imaginario entre Eva Perón, Frida Kahlo y Simone de Beauvoir.

Con Ana Celentano, Anabel Cherubito y Julieta Cayetina

Dirección: Adrián Blanco

Tres grandes mujeres de la historia reflexionan sobre temas universales. SER ELLAS es también el encuentro entre las tres actrices que le prestan su piel a estas almas que han dejado su huella.

Temas como la política, el amor, la libertad, la vocación, la muerte, la vejez, la juventud y la militancia se desplegarán a lo largo de este encuentro. Ellas, y las actrices que las encarnan, podrán reflexionar desde ese espacio eterno. Podrán revisar juntas, sus vidas con el humor y la ironía de saberse más allá.

A partir del jueves 21 de julio – El Tinglado Teatro – Todos los jueves 20:00hs

SER ELLAS

Mario Bravo 948 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Teléfono: 4863-1188 /www.teatroeltinglado.com.ar

Precio de las entradas: $250

Para reservar y comprar localidades —–> http://www.alternativateatral.com/obra35849-ser-ellas

A partir del jueves 21 de julio en El Tinglado

Ficha técnica

Libro: Erika Halvorsen

Actúan: Ana Celentano, Anabel Cherubito y Julieta Cayetina

Diseño de vestuario: Julieta Rebottaro

Peinado de pelucas: Fabián Sigona

Diseño gráfico: Lucila Gejtman

Comunicación: Varas Otero

Asistente de dirección: Caro Perrotta

Producción: Roni Isola

Dirección: Adrián Blanco

 

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Contemplando el universo de una escritura

Franz y Albert2

Abril de 1911 – Praga (Austria).

Bajo las estrellas, en una velada única y emotiva, el genio de la física, Albert Einstein (Julián Marcove), y el abogado pero apasionado por la literatura, Franz Kafka (Miguel Sorrentino); se reúnen. Ellos conforman una dupla realmente inigualable, emotiva y apasionante en que podemos conocer detalles del pasado, anécdotas, amores y sus deseos menos conocidos. Así es como Daniel Marcove trae al escenario una joyita del teatro titulada Franz & Albert (con dramaturgia de Mario Diament), una historia con varios matices que se encargan de ilustrar una amistad en la cual conviven dos jóvenes con gustos y carreras completamente diferentes.

Así es como mientras Einstein habla del tiempo, mencionando que no existe objetivamente, refiriéndose como un sinsentido a la afirmación de que el tiempo fluye. Cuando escuchamos estas reflexiones, Fakfa se sorprende y su compañero le da ejemplos de absolutamente todo lo que evoca.

No necesito mucho para sentirme humillado, dice Franz. Siempre se supo sobre la personalidad tímida, depresiva y sin entusiasmo que daba a conocer y que, realmente, era cierta.

Al tiempo le sigue la noción acerca de el movimiento que es una ilusión ya que el movimiento por sí solo no existe. Pero, Kafka no pierde un instante para describir el abogio que siente por su trabajo en la empresa, desempeñándose en un puesto que, claramente, no es su ideal.

Existen muchísimos aspectos a resaltar tanto sobre las interpretaciones de ambos personajes como del texto y, por supuesto, la dirección. Es un conjunto inteligente que supo llevar adelante un careo entre dos emblemáticos famosos que dejaron sus huellas a través del tiempo y lo seguirán haciendo. En esta oportunidad, un balcón es el encargado de hospedar a los amigos que brindan, fuman, se dan el gusto de bailar el vals y de contagiarse del otro lo que les falta.

Realmente una experiencia enriquecedora de punta a punta que nos refresca datos relevantes de Franz y Albert3sus vidas y da a conocer para algunos, seguramente, detalles que no sabían. Así, la dramaturgia cumple el cometido de ser para todo público ya que dependerá el interés de cada persona el llevarse un fragmento determinado a su corazón o la plenitud de haber sido parte de las charlas entre dos genios.

Entre teorías, libros y conversaciones aparece la tan cuestionada Teoría de la Relatividad de Einstein en que menciona que el espacio es tridimensional y que la cuarta dimensión es el espacio-tiempo. Pero el espacio de Kafka parece ser absurdo, infinito y vertiginoso: yo soy un hombre atrapado en una realidad estática. Qué reprocharle a éste último cuando su palidez de por sí le deja relucir su desmotivación.

Los temas que más se mencionan a lo largo de esta puesta en escena están orientados a la culpa, el suicidio y el miedo. Esa baranda negra que les sirve de obstáculo, de asientos y de límite entre la vida y la muerte. La fiesta interna que nunca se ve y que no interesa tampoco descubrir ya que la acción es externa y nos tomamos de su mano para aventurarnos en la noche. Una noche en que evocarán sus temores para íntimos y sus secretos más ocultos.

Nuestra vida social es una máscara que portamos (Einstein) es la frase que afirma la transparencia de ambos respecto al entorno tanto cercano como lejano. Aunque no solo es la hipocresía su enemiga sino el significado del progreso. Lógicamente, a Albert le encanta y a Franz le produce temor la gente que lo impulsa.

Como espejos en que se desdibujan, se alejan y se acercan cada vez más; dicho de una u otra forma parecieran asemejarse más de lo imaginado o supuesto. Como dos almas que se conocieron para transmitir y no aparentar, para dar y no esperar recibir.

También la política surge como broche de oro para que expresen su descontento. Ambos judíos pero sin resentimientos sino con una luz que quedará encendida como merecimiento a todo lo que han hecho.

Autor: Mario Diament. Actúan: Miguel Sorrentino, Julián Marcove. Director: Daniel Marcove. Funciones: sábados 22:30 hs y domingos 20:15 hs. Teatro El Tinglado.

Mariela Verónica Gagliardi

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