Dos actores dispuestos a completar una obra. Lo único que tienen es El Principio. Mientras intentan avanzar, la llegada de un extraño mensaje los devolverá al lugar en donde todo comenzó.
Metáfora sobre el arte, la amistad, la política – toda, como contacto con las esferas de lo real- y el mundo del trabajo; pero, por sobre todo, obra de teatro que habla de teatro. Teatro como biombo, como pantalla que oculta lo importante. Y que es lo importante, en definitiva, sino estar juntos.
Dramaturgia: Guido Gómez, Leandro González, Gerónimo Sergio Soler Actúan: Guido Gómez, Leandro González Diseño de máscaras: Rafael Vasser Diseño sonoro: Mauro Javier Romero, Federico Tarquini Realización de escenografía: Huara Quiroga Diseño De Iluminación: Huara Quiroga Fotografía: Paola Carobino Asesoramiento de vestuario: Mirta Orsi, Paula Soler Asistencia de dirección: Sio Skellington Dirección: Gerónimo Sergio Soler Duración: 70 minutos Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos CENTRO CULTURAL AMÉRICA LIBRE 20 de septiembre y San Martín (mapa) Mar del Plata – Buenos Aires – Argentina Entrada: $ 800,00 – Domingos – 21:00 hs – Hasta el 26/02/2023
Esta comedia ágil, sin filtro y sin respiro retrata a un grupo de padres y madres de colegio que se sienten superados, cools, buena onda y unidos por una gran amistad, a los que les incomoda la presencia de un compañerito de sus hijos y están dispuestos a hacerlo echar de la Institución a la que asisten los niños. Para ello, se reúnen en la casa de la docente, arman un plan con su complicidad y citan a la madre del niño en cuestión. Desde allí, el encuentro transcurre en un ida y vuelta imparable y terriblemente delirante hasta que un giro inesperado y sorprendente provoca, hasta el desenlace, situaciones increíblemente graciosas, pero duramente reales y posibles. Con maestría y humor grotesco e irónico, los autores plantean esta comedia donde se habla de la discriminación, de la falta de empatía, de la hipocresía y de la dificultad para ponernos en el lugar del otro. ¿Terminan nuestros derechos cuando comienzan los de los demás? ¿Sabemos escuchar y actuar con contención cuando creemos estar entre la espada y la pared? ¿Defendemos con nuestras acciones lo que decimos con nuestras palabras?
RADIO CITY + ROXY + MELANY San Luis 1752 (mapa) Mar del Plata – Buenos Aires – Argentina Teléfonos: 0223-495-8547 Domingo – 20:00 hs – Del 01/01/2023 al 26/02/2023
Es un espectáculo basado en el famoso clásico de Lewis Carroll. Cuenta la historia de «Alicia en el país de las maravillas», a través de canciones y las sombras de los personajes.
El famoso clásico de Lewis Carroll contado con canciones y teatro de sombras.
VIVO es un espectáculo experimental de improvisación, donde se postula la multiplicidad de la escena como factor determinante de la construcción, el intérprete despojado de todo artificio lleva la actuación a sus estados más primitivos y carnales.
Datos paso a paso:
El actor toma una máscara, y comienza a desarrollar una escena. Al termino de esta toma otra mascara y desarrolla otra escena. Cada situación se desarrolla como una entidad autónoma de creación. En la segunda etapa el actor comienza a desarrollar un donde re aparecen los personajes antes vistos, generando en este momento la multiplicidad dramática. De esta manera aquellos seres creados azarosamente comienzan a confluir en un relato u obra única. En esta etapa del show el intérprete deja las máscaras para utilizar las huellas que han dejado las mismas en su cuerpo. El resultado final es un material formulado por diferentes puntos de partida y que luego se convierten en una sólida obra.
Duración: 60 minutos Clasificaciones: Teatro para adultos
BELISARIO CLUB DE CULTURA Av. Corrientes 1624 – CABA Argentina Teléfonos: 4373-3465 Web: https://www.facebook.com/belisarioclub Sábado – 21:45 hs – Del 07/08/2021 al 25/09/2021
Tenía muchas ganas de ver “Verde agua” (escrita y dirigida por la gran artista Marina Lamarca). Así fue como una noche en que había un partido de fútbol, mi elección fue asistir a una función que en mi corazón se selló como inolvidable.
Mientras la ciudad parecía inmovilizada por una pelota, en el Teatro Border reflexionábamos sobre el lugar que ocupamos las mujeres, el feminismo, la solidaridad entre nosotras y el ímpetu por hacerle frente a un gran problema hace… desde el comienzo de la humanidad: el machismo.
Un público conmovido por la presente dramaturgia que nos logra atravesar, de un extremo a otro, desde que comienza la historia. Una historia que se centra en la Provincia de Entre Ríos, y más precisamente en la mejor empresa de embutidos del país. Con una puesta en escena conformada por salamines (bajo mi mirada hace una alusión perfecta con los pensamientos obtusos, anticuados y conservadores de muchísimos varones de Argentina), de distinto largo y grosor; nos inmiscuimos en una conferencia de prensa que es la más trascendente en la carrera del político Carlos Almada. A este acto acuden las mujeres que lo “respaldan”, al menos hasta ese momento: su esposa, hijas y secretaria de oficina. Pero, algo puntual ocurre: dichas mujeres quedan encerradas en un sótano con todos los embutidos y absolutamente todos los conflictos salen a la luz. ¿De la peor manera? Sí.
No puedo revelarles cada detalle porque perdería gracia la trama para quienes aún no tuvieron oportunidad de presenciarla. Lo que sí les puedo garantizar es que cuando las mujeres nos agrupamos, con diferentes modos de pensar, de vestir o de actuar; algo nos une: el hecho de ser MUJERES.
Creo que no existe poder mayor que el nuestro y no porque queramos competir con los hombres sino porque las mujeres tenemos la oportunidad de dar vida, algo tan valioso como ello.
Volviendo a Verde agua, tanto la dramaturgia como dirección de Marina Lamarca, son impecables, con un atractivo único y, al menos a mí, me hicieron brotar las lágrimas de esperanza, de que vamos por buen camino, de que todo acto de justicia (sea o no criticado por quienes no se sienten “parte”) dio y seguirá dando los frutos anhelados. Mientras tanto, la puerta permanece cerrada, la adulación hacia este político aumenta, los aplausos se oyen a lo lejos, quien iba a dar un discurso (por un motivo específico) no lo da; la violencia física y verbal van en auge… hasta que se produce un quiebre: el más inesperado de toda la obra. Cuando eso ocurre, el patriarcado empieza a disolverse, las furias a combatirse y las manos a abrazarse.
No hay peor odio que el que pueda surgir entre mujeres, no hay peor guerra que la que nos tenga enemistadas. El amor late en los corazones de estas excelentes actrices que interpretan increíblemente a estos personajes.
Pero el verde, pueden preguntarse por qué está presente en sus vestidos y es que quisieron combinar con la corbata de Carlos Almada (quien, por suerte, no está físicamente en la obra). Y sí. Cinco mujeres que están felices y dichosas de tener a este hombre en su vida cotidiana, cada una desde un lugar diferente y con un propósito distinto… Sus sonrisas que parecen pintadas como para la foto que saldría en la portada de la revista con mayor tirada; se vislumbran ficticias.
¿Cuánto tienen que fingir para no decaer? ¿Cuántas pruebas deben superar para subsistir? ¿Cuál es el peligro que las aqueja? ¿A qué le tienen tanto miedo?
Lo que parece ser, no es… se cae. No puede sostenerse, así como el sol no puede taparse con una mano.
Es el momento, el de la unión, el de la empatía, el de abrazarse y no juzgarse, el de callar a tiempo, el de solidarizarse sin rencor. El de decir ¡basta!
Las obras de teatro que son aptas para todo público, tienen su encanto. En primer lugar, porque pueden apreciarlas tanto un erudito como alguien que no tenga ni la más remota idea sobre la temática.
En este caso, “Smile” (escrita y dirigida por Jazmín Bitran) nos invita a pasar un agradable y emotivo momento, recreando la vida de Charles Chaplin (Daniel Groppo) junto a su personaje famoso Charlotte (Alejandro Canuch). Quizás, no todos sepan de quién se trata, por eso les comento que es aquel encantador hombre con sombrero y bastón, haciendo morisquetas y permitiendo que todos riamos por dentro y por fuera.
Hay quienes consideran a la risa como un sentimiento superficial pero, lejos de serlo, son caricias al alma.
¿Qué podríamos decir acerca de Chaplin?
Actor, compositor, escritor, productor y más disciplinas artísticas sobre las que giró su carrera desde muy pequeño.
En la presente propuesta Smile, se nota el carisma y la complicidad con el personaje Charlot. Dos actores recreando una misma esencia no es algo simple de lograr y acá se consigue a la perfección. Y es que la alegría desborda, la emoción también y nos sentimos permanecer y transitar todo el relato de principio a fin como si estuviéramos ahí con ellos.
Las tres actuaciones son impecables y evocan lo que ya no es: ese mundo picaresco, sensible y fugaz en el que no se precisaba tanto de la palabra oral sino más bien de la expresión y del sentir.
En cuanto a la puesta en escena, es sencilla y funcional. La iluminación cumple, a grandes rasgos, con lo que la historia precisa. El vestuario es el apropiado para narrar una época como la que se trae a colación y, de ese modo, que los espectadores podamos inmiscuirnos desde el comienzo.
Algunas cuestiones llamaron más mi atención y estas tienen que ver con la corporalidad de los actores. Si bien existen muchos diálogos, lo que reconforta es saber que cada cuerpo tiene su propio lenguaje y, a su vez, se comparte.
Un padre que llega a viejo, que debe tomar medicación para no perder su memoria. Su hija Geraldine (Victoria Arrabaça) que juega -al igual que él y con él- para demostrarle que la vida es única e irrepetible. Todo lo adquirido por Charles y que ahora su hija evoca con creces. Y, lo más esperado por todos, es aquel hombrecito en blanco y negro que sonríe, que aguarda, que se mimetiza con su creador, que juega como un niño, que imagina, que interpreta, que se esconde y vuelve a salir al ruedo.
Fragmentos de películas proyectados, nombres tan inolvidables como “Luces de la ciudad”, “El dictador”, entre algunos de los títulos más recordados; están presentes en esta pieza artística. Pero, lo que más se destaca a nivel sonoro es la música -en vivo- a cargo del pianista Martín Pomerantz; quien con sus manos ágiles y creatividad consigue darle cauce a esta magnífica historia.
Me gustaría pensar un mundo en el que todos fuésemos un personaje de Chaplin y nuestras mentes se conservaran como en la niñez… sin maldad, con puro optimismo… ¿Sería posible intentarlo?
No se puede crear sin imaginación, no se puede coartar la libertad de expresión y es por eso que les extiendo la invitación a este universo mágico en que, por una hora, pueden sentirse levitar. Y sí, porque si logramos abandonar nuestro presente para sumergirnos en una historia es porque aún somos niños. Y si logramos pensar y repensar nuestro presente para que nuestro corazón lata bonito a cada instante, seremos niños eternos.
“Un día sin reír es un día perdido”, es una de las frases más cautivantes de este artista. Seguramente la tengan presente pero, tal vez, no siempre consigan cumplirla. Porque no para todo se precisa dinero sino romper con las ataduras que nos imponen y compramos sin darnos cuenta.
Reír hasta que la panza duela. Buscar soluciones hasta el cansancio. No caer aún si caminamos sin apoyo. Estas son las palabras que consigo expresar luego de haber visto esta obra. Son mis palabras, claro está. Son las letras que bailan un charleston y que repiensan lo que aún estamos a tiempo de sostener fuerte sin soltar.
Y si se preguntan por qué tanto énfasis en esto, les vuelvo a sugerir que se acerquen al Centro Cultural Ana Frank y lo comprueben con sus propios ojos, que se muevan al ritmo propuesto, que bajo ningún punto de vista cierren el telón y que pase lo que pase extiendan la mano a quien la necesita.
Smile es un gran gesto de humanidad y sensibilidad.
Si lo ven por ahí a Charlot, pueden pensar que es un harapiento pero no todo es lo que parece. Charlot es un vagabundo, a quien se le prestó absolutamente toda la vestimenta. Sí, unas telas hechas ropa. La gracia de él estuvo siempre en su chispa, en el humor, en la gracia al desplazarse y caminar de una lado a otro; buscando agradar y rescatar a la humanidad de la mayor pobreza llamada: maldad.
Déborah Fideleff es actriz, dramaturga, guionista y directora…
Sos una artista increíblemente completa. ¿Como fue producir en plena cuarentena el corto Festín?
Fue una experiencia enriquecedora para mí, en el sentido de dirigir a distancia (de qué forma, de qué manera), son cosas que me fui replanteando pero asumí el riesgo y lo hice.
Te cuento un poco cómo surgió la idea. Esto fue con un grupo de realizadores audiovisuales (armamos un grupo de chat)… Un poco era: seguir haciendo a pesar de la cuarentena, ¿no? Un poco: no oxidarnos. Y así fueron surgiendo varias ideas y se fueron haciendo otros cortos, los cuales han dirigido otros artistas. Y bueno, en esta oportunidad me tocó a mí y la verdad es que estoy sumamente contenta; porque bueno, uno tiene la fe de que va a salir pero bueno, los demás tienen que poder entenderte y confiar en lo que uno plantea. Yo digo que lo hice con un gran grupo de realizadores audiovisuales, de todas las ramas, porque así son. Y de soñadores porque de eso se trata: de poder soñar y de animarse a hacer, ¿no? Total… el arte para mí tiene eso: es subjetivo. A alguno le puede gustar más, a otros menos. Nosotros estamos felices de poder seguir haciendo a pesar de. De eso para mí se trata, y de que el que dirija (en este caso me tocó a mí), pueda mostrar su idea, qué le pasó haciéndolo y yo lo disfruté un montón -desde elegir cómo quería que fueran los planos hasta la dirección de actores, que me interesa mucho-. Así que estoy muy contenta.
¿Sentís que el encierro te potenció una parte creativa que hasta el momento no habías explotado?
Yo soy una persona que, particularmente, no puedo dejar de hacer cosas. Y con mi esposo, Gabriel Rovito, teníamos el año planeado: obras en gira, re-estreno de otra obra, tengo otra obra que escribí y tenía ganas de que Gabriel la montara a fin de año, y, la verdad que con todo esto se nos revolucionó todo. De hecho ya tenía un montón de funciones programadas. Este año, como nunca lo hice antes (si bien siempre programo), ya en febrero tenía un montón de funciones programadas para todo el año… y bueno. Y, al pasar eso era como: ¿y qué hago ahora? Y bueno, sí, puede ser que uno empieza a indagar, a animarse a hacer otras cosas. Es factible que sí, que uno también se descubra en otras facetas. O que tenía uno una intuición, pero bueno… de golpe te lanzás y lo hacés. Animarse a hacer. Y más cuando está la muerte cerca.
¿Qué sensaciones te recorren el cuerpo?
Volviendo, un poco, al tema de la cuarentena, creo que a lo largo de esta cuarentena me ha sucedido de todo. Pasé por distintos estados: desde el aburrimiento total, desde mirar el techo y no saber qué hacer, desde ponerme a pintar la reja eterna del balcón hasta ponerme a cocinar las cosas más extrañas o que nunca jamás había intentado. O escribir, o continuar otras que yo ya las tenía como frizadas y continuar un poco en eso. Y bueno, también en un estado quejoso mío de decir: Ay voy de la cama al living, del living al balcón y del balcón a la cama. Y bueno, en medio de todo eso de la cuarentena me picó un mosquito y me agarré dengue. Y bueno, antes me quejaba de que me levantaba de la cama al living y del living al balcón, y estuve diez días en cama. O sea que no me podía mover, salvo para ir al hospital (que tenía que ir cada dos días a sacarme sangre). Después de eso me dieron el alta, estoy absolutamente recuperada, pero me cambió un poco la visión y el sentido de salir un poco de la queja y empezar a hacer cosas que me gustan y disfrutarlas, realmente, ¿no? No como: estoy aburrida! Y uno se lo mete en la cabeza. Y sí, el aburrimiento es parte de la vida pero, también, pero incluso puede ser un hecho creativo. Yo recuerdo de chica que si me aburría, en medio del aburrimiento dibujaba y creaba y escribía. Me parece que también surgen un montón de cosas.
La sensación que más recorrió mi cuerpo fue salir de la queja porque también uno puede estar peor. Y bueno, como bien decía, aprovechar el momento creativo y sino aburrirse y punto y esperar que todo esto pase pronto para poder volver, ¿no? Nosotros, los artistas, estamos en este momento bastante relegados y fuimos los primeros en cortar con la actividad y seguramente seamos los últimos en volver. Entonces, es un momento para cuidarnos porque no nos queda otra.
¿Cuál es el eje de Festín?
Festín en casa es la historia del Señor X. Es un hombre adulto, perturbado, con muchas oscuridades (que se hace cargo de todo eso), tiene culpa pero, también, se permite disfrutarlo y cuando escribí, el eje fue ese personaje. Y, pensaba, cuántos individuos conviven dentro de una misma persona. Porque hay una idea errática de que uno es de una determinada forma y punto. Y yo creo que uno es de muchas maneras. Y, bueno, en este caso vendría a ser un cortometraje que va hacia el suspenso, ¿no? Incluso, no decir terror, pero podría llegar a ser. Y bueno, creo que la mejor síntesis es verlo (risas). Me es difícil decir lo que escribo en pocas palabras, pero creo que tienen que verlo. Van a poder verlo en el Canal de YouTube de El Apocalipsis Films.
¿Qué proyectos post cuarentena estás delineando?
Proyectos tenemos un montón. Todavía tenemos algunos que nos quedaron ahí, en el canal de parto. Uno es “Lazos eternos, historia de tres amores” (es la obra que escribimos con Gabriel Rovito y que la tenemos en gira, permanentemente), también otra obra que había hecho Gabriel, que la estábamos ensayando (teníamos muchas funciones programadas) y quedó en stand by porque estábamos en proceso de ensayo. Y después sí, teníamos pensado para mitad de año, empezar a trabajar sobre otra obra que había escrito yo, y que no sé qué va a pasar; porque todo se va aplazando para adelante y no sé… así que vamos a ver.
Por suerte este año también se dio, en medio de todo esto, que se pudo estrenar Dédalo (que es una miniserie en la que actúa Gabriel Rovito, que es protagonista) y también tengo la suerte de trabajar yo, junto a un gran elenco (que está Malena Figó, Oscar Ferrigno, Hugo Arana, Nora Cárpena, Raúl Brambilla, Azul Fernández, Laura López Moyano, Germán Baudiño, Daniel Quaranta; bueno, un gran elenco y, por suerte, se pudo dar por Canal 9. Es una serie que ya teníamos muchas ganas de que salga al aire. Ya terminó de darse al aire pero está en CineAr la serie completa y seguramente estará hasta fin de año.
También, dirigí yo un cortometraje, en el que actúa Gabriel Rovito: Extraño suceso de un verano interminable, que filmamos, justamente, antes de fin de año y que hicimos todo el proceso ya de posproducción y la idea también era ponerla en festivales, pero con todo esto hay festivales que se han caído.
Un corto de suspenso creado antes de la cuarentena. ¿Cómo fue producir el material en libertad y cuál fue el disparador para llevar adelante la idea?
La diferencia, para mí, es notable. Filmar con la normalidad de la no cuarentena, estar presente (en vivo y en directo) y ver con tus propios ojos y sentir lo que está sucediendo; no es lo mismo que a distancia.
Si bien, a distancia, di directivas; después están las interpretaciones de cada cual. Igual, después me llega el material y de última puedo decir: mirá, repitamoslo, o va por acá, un poco más. Con algunos lo hacían en el momento y lo envían, con otros que vivían más lejos, el material llegaba más tarde porque también el envío del material es como lo más complejo, ¿no? No es lo mismo, para nada. Al estar presente hay cosas que se te ocurren en el momento, por la sensación que tenés. Igual, me pasa a mí, que tengo la sensación de: hay cambiar esto o agregar tal cosa” y lo hago. Eso sí.
Pero estar presente… no hay como eso. Porque, además, hay un montón de cosas estéticas -que al no tener un equipo grande se van limitando-. Y, las escenas de las otras personas no pueden estar en el mismo lugar o que convivan… es como que se va achicando el rango para hacer.
Extraño suceso de un verano interminable nace de imágenes que me aparecen en la cabeza y que necesito expresarlas de alguna manera. Y eso hace que me ponga a escribir y ordene esas imágenes que intento que aparezcan reflejadas en la cámara.
En verano, escribiendo, a raíz de imágenes que venían y de recuerdos y de cosas. Porque creo que siempre todo tiene que ver con uno, con momentos de la vida o inquietudes o miedos.
Y este es un género de suspenso, ciencia ficción, cine negro (que podría ser de una época o no). Lo quise poner atemporal, que tenga algo como de época, y la verdad que estoy muy contenta, es algo que hicimos con mucho mucho cariño, con un gran equipo de gente con mucha buena onda y talentosa (como Gabriel Rovito, quien tuve siempre en la cabeza para este corto. No podría haber sido otro). Después, Mariano Frumento (quien hace la música original), siempre acompañando los proyectos. Mariano es un artista impresionante, talentoso músico. Emanuel Echevarría (quien hace la cámara), un genio total. Ángeles Esles (quien me asistió en el arte), también una persona adorable y que le puso también el cuerpo. Mariano Biondi, quien hizo la asistencia de dirección), que me ayudó en un montón de cosas, con la claqueta. Hicimos un gran equipo, súper reducido, pero con mucho amor y con muchas ganas de que se vea este corto que quiero tanto.
Extraño suceso de un verano interminable lo vamos a liberar por este fin de semana. Va a estar liberado el viernes a las 21 hs hasta el domingo a las 21 hs, y luego vamos a pasar el link para que puedan verlo.
Escrito
en enero 3, 2023