Una cena frente al mar
Mar del Plata, noche lluviosa, con viento pero sin frío. La costa, las playas de La Perla y las luces que tiñen el paisaje de un suave anaranjado. El ruido del mar, fuerte, está picado y suena su furia. Nueve y veinticinco, entro al Hostel Alta Esperanza y pregunto por el altillo. Cordialmente me asignan un lugar, en la mesa, al lado de la recepción y me avisan que en breve subimos todos juntos.
Me seco la cara, me saco la campera y me siento. Ya hay otros espectadores en la misma que yo. Enseguida viene una actriz y nos lleva para arriba, subimos las escaleras, saludamos a algún turista y nos invitan a pasar. Adentro, dos mesas en cruz, sillas alrededor, botellas, vasos, platitos con la picada servida.
Los actores y las actrices abren las botellas, nos sirven, y empieza la función. Todo transcurre en la normalidad de una cena entre gente que no se conoce. Bajo una luz marina es un acontecimiento teatral, es lo más alejado a una obra tradicional, que al menos yo, he visto. ¿Me alcanzas un pancito? Gracias.
Inspirada en cuentos y poemas de Raymond Craver, escritor contemporáneo, sus textos, de carácter fragmentario, causan una fuerte impresión en los lectores y una endeble conmoción, imagínense en los espectadores de una función.
Los textos son narrados y actuados de a uno, de a dos, incluso hasta de a tres personajes, que se levantan de sus sillas, se cambian de lugar, hasta representan a más de un personaje en cuestión de minutos. Todo depende de lo que cuente el guión. Los afortunados que asistimos (no porque seamos pocos sino porque la capacidad es limitada) disfrutamos de la comida, del vino y entre nosotros, también se da una suerte de relación.
Mientras una de las actrices nos lee una carta, el espectador que está sentado al lado mío, pincha un quesito y lo saborea. La actriz no se inmuta, sigue, el de enfrente se sirve más vino, le acerco mi vaso, me sirve. De repente, podemos encontrarnos con que alguno o alguna del público presente, intervenga entre los actores. Se presta a que suceda, estamos totalmente interpelados por este grupo de siete locos.
En el desarrollo de la obra, con textos poéticos, preciosas reflexiones la mayoría, nos encontraremos además con pasajes risueños, historias de amor, de despecho, también hay subidas de tono, hay desenlaces inesperados. Alcohólicos en recuperación, madres e hijos.
Una obra anclada en la aparente cotidianeidad de una cena. Difícil saber con que va uno a encontrarse, y esto va para ambos lados, para los actores y para el público. Salud y buen provecho.
Esta obra volverá a repetirse durante el verano pero aún no están definidas las fechas ni los espacios, ya que es una obra con características particulares, y es que puede ser cómodamente transportable. Para más información sobre fechas, entrar en la fan page de Facebook: Bajo una luz marina.
Actrices: Claudia Mosso, Claudia Gonzáles, Paola Belfiore, Rosie Albarez.
Actores: Maxi Mena, Fabio Herrera, Gabriel Celaya.
Director: Adrián Canale
Escrito
en diciembre 20, 2012