Minientrada

Transmitir y llegar al corazón de una persona no es sencillo. Conmover, de una u otra manera, es lo que todo artista busca y pretende; pero lograr que unos muñequitos de pocos centímetros, puedan crear ilusionismo es mágico.
En lo que va del Festival de títeres para adultos, pudimos disfrutar de un gran abanico de estilos, para todos los gustos. Desde títeres convencionales, de mesa, de guante, con sombras, entre algunos de los más utilizados por los artistas.
Utilizando como técnica al teatro de objetos, El teatro de ilusiones animadas (dirigido por Carlos Piñero), procedente de la Ciudad de Córdoba; trajo a dos actores-titiriteros (Sofía Piñero y Santiago San Paulo) sorprendentes.
Esta noche, la literatura hizo su aparición en la sala del Celcit para unir a dos escritores famosos: Kafka y Cortázar, los cuales formaron parte de “El procedimiento. Microanimación de relatos literarios”. Esta combinación, entre títeres y proyecciones en una pantalla gigante, permitió que veamos los detalles del minimalismo presentado en el espacio escénico. Quien prefirieron sentarse adelante pudieron apreciar ambos recursos, aunque quienes optaron por las últimas filas, seguramente han tenido una realidad diferente para contemplar.
El primero en salir a la luz fue un relato que supo entrelazar dos libros: El Proceso y La Metamorfosis. Si bien tienen bastantes temas en común, es muy buena la unión lograda entre ambos, sin que se note el salto de uno a otro. Parecen formar parte de lo mismo y darnos, como público, esa realidad tan concreta y cruda.
Un mueble con pequeños cajones le permitirá al intérprete poder ir moviéndose con soltura entre una escena y otra. Presentando a un Guido Samsa que despierta el día de su cumpleaños con cambios en su cuerpo, tan difíciles de asimilar como la rutina misma. Verlo allí, recostado en una cama, tapado con una manta; hasta que dicho mueble se convierte en puerta para recrear momentos de opresión, de violencia física y psicológica en la intimidad de Josef K. Dentro de lo que sería un relato íntimo, estos personajes se irán convirtiendo en uno solo, como si se tratara de dos versiones que confluyen en un mismo fin.
Dos hombres inocentes que al despertar deben pasar por situaciones totalmente escalofriantes a lo que eran sus vidas pasadas. Dos vidas comunes que, a partir de entonces, se ven invadidas de interrogantes, de auto-cuestionamientos y de que la única certeza es estar convencido de quien se es. No existirá entonces modo de ser atrapado por fantasmas que pretenden hacer ver una realidad inexistente. No correrán esta suerte ninguno de los personajes representados ya que tendrán que aprender y meditar sobre sus personalidades.
Después de esta gran puesta en escena, siguió Casa tomada, de Julio Cortázar, con locuciones en off -las cuales le dieron un tinte más estremecedor y, la oportunidad, de que observemos solamente lo acontecido en ese lugar recreado con todas sus habitaciones e inclusive el matrimonio en miniatura-.
Considero que el tema de la última dictadura militar será imposible de olvidar y que, siempre, existirá algún relato, obra, texto o expresión artística que lo traiga al presente para seguir creando conciencia de una época tan trágica y desgarradora.
Como les decía anteriormente, la voz del narrador y cada desplazamiento en la casa fue empapándonos de una realidad sobre la que ya sabíamos su desenlace. Sin embargo, esperamos con cautela lo siguiente: la toma por parte de los militares. Un matrimonio que vivía tranquilamente en su hogar, realizando tareas normales hasta que, de repente, se vio invadida de fuerzas extrañas y opresoras. Cómo olvidarían estos días, estos momentos tan impregnados en el aire con una energía oscura y asfixiante.
Esta pequeña obra es una pieza radiofónica, con efectos sonoros muy bien seleccionados, excelentemente compuesta y que coordina los movimientos de la intérprete con cada fragmento musical y narrativo. Es una historia que, perfectamente, se puede apreciar con los ojos cerrados y, también, abrirlos cuando se quiera para disfrutar de las miniaturas en escena. Cuando la tela blanca acapara toda la casa, es momento de finalizar.
Como si no hubiéramos tenido suficiente, Sofía y Santiago se unen para atravesar el último relato: Lejana. Durante esta exposición literaria, las palabras, el diario de Alina Reyes, su doble personalidad -quien es y quien desea ser- nos van envolviendo, a la vez que el cuerpo de Sofía logra introducirse en una caja rosa convertirse en la otra, utilizando diferentes texturas como collares de perlas, nieve de fantasía y ropa de invierno que datan de su estadía ansiada en Budapest. Mientras su marido brinda con ella, el sueño de ser felices se desvanece, aunque en nosotros quedará una aventura hilvanada en versos, diálogos y conversas que seguirán conmoviendo a futuros espectadores.
Mariela Verónica Gagliardi
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Escrito
en mayo 1, 2019