Prueba de honor
Si bien cada función de ópera y cada obra son muy especiales, con sus atributos, partituras y voces; Ernani se erige como algo diferente. Así fue como sus personajes entendieron el desafío y encarnaron a seres cautivantes que iban a ayudar o impedir el amor de Elvira -la mujer más tierna que se pudo haber visto en el universo lírico-.
Desde la platea, su aparición significó un hallazgo, una voz tocada por la varita mágica, un sufrimiento que podía ser paliado desde otro lugar. Su modo de cantar, de otorgarle a la historia un vuelo distinto y de amar como toda mujer desearía se ame, la convirtieron en la heroína de Víctor Hugo y Giuseppe Verdi sin que pudieran tal vez imaginarlo.
Con más de una década en su haber, el compositor Verdi estrena en 1844 esta ópera titulada Ernani -la cual está basada en el drama homónimo de Víctor Hugo, Hernani- en el Teatro La Fenice de Venezia (Italia). Lo peculiar de su nombre pareciera ser una ironía. ¿Cómo podría un hombre llamarse Honor cuando la mujer de la que se enamoró también es deseada por otros dos? Claro que la joven lo elige y ahí podría estar destinado su reto heroico, aunque no vivirá para contarlo. En esa época de romanticismo (primer periodo), luchas políticas por la Corona, antagonismos y sangre derramada; la figura de Elvira (Doña Sol en el libreto original de Hugo) vendría a ser una bandera de tregua aunque terminará ocurriendo lo mismo que en el mundo político con cada uno de sus intereses debatidos.
Víctor Hugo se inspiró, al escribir esta historia, en la figura del Rey Carlos X de Francia quien era considerado un mal gobernante. A su vez, resulta controversial el momento en que se estrena esta obra (1830), porque unos meses después estallaría la Revolución que sacó del poder a Carlos X y colocó en su lugar a Felipe de Orleans (un Rey más liberal y Constitucional).
Cual desenlace shakesperiano, los amantes se unirán recién en la eternidad sin que ningún Rey o vagabundo se entromezca.
Si hay algo sobre lo que podemos estar seguros es acerca de la temática real (de reyes) que pretendía escribir Verdi. Así fue como osciló entre Rey Lear (Shakesperare), Enrique VIII y su esposa y algunos otros deseos no cumplidos por el autor. Pero, su objetivo pudo cumplirlo al hallar las páginas del gran Víctor Hugo y ponerle su música desde ese momento. Por ello, probablemente, puede vibrarse el presente drama con matices bien tanos y otros al estilo inglés. El contraste logrado entre lo pasional y lo estructurado se fusionan y estallan como un volcan en erupción.
En cuanto al aspecto teatral, considero que la elección de quienes encarnan a los personajes principales (Elvira, Ernani, Don Carlos, Silva, Giovanna, Don Riccardo y Iago) fue esencial para que la historia dramática tenga el vigor que tiene, comprometiendo a sus artistas también en actores que deben comprometerse más que en otras óperas en las que solo contar con su excelentes matices vocales puede hacerlos brillar en escena. Seguramente por esto, entre otros puntos a destacar, es que la ópera Ernani fue aplaudida de pie, felicitada tanto y provocando en nuestras manos un dolor en las palmas de las manos hasta el final.
Silva (un hombre de avanzada edad) está a punto de contraer matrimonio con una mujer que es deseada por otro (Ernani) y a su vez también disputada por el Rey, es lo que conforma este cuarteto no amoroso y convertido en vendetta a lo largo de toda la obra musical. Un Siglo rígido en que la opinión femenina no cuenta y menos aún sus sentimientos.
Mientras Ernani pretende derrocar al Rey cual Macbeth, establece junto a Silva un pacto sobre el que irá avanzando la historia de amor y desamor intrincada. Lo que Silva quizás jamás imaginó es que el propio Rey le quitaría a su prometida para darle la bendición a Ernani. Podríamos juzgar si valía la pena que Ernani cumpla a rajatabla con su palabra, si debía darle el cuerno o si era mejor que hiciera realidad su amor junto a Elvira y se olvide del sonido del cuerno para siempre. Otros tiempos corrían y otros tiempos corren. Deberemos respetar su decisión y llorar el angustioso desenlace en el lecho de amor.
Como siempre, la orquesta de músicos y el coro de Buenos Aires Lírica (dirigidos por Juan Casasbellas), la escenografía (Noelia González Svoboda), el vestuario (María Noelia Tambutti), la iluminación que marca los tiempos y estilos narrativos (Rubén Conde) y la puesta (a cargo de Crystal Manich) hacen de cada pieza artística escogida un universo de placer para disfrutar y sentir.
Para abrir un poquito más este universo romántico, Monserrat Maldonado nos dedicó su tiempo y experiencia. La protagonista femenina de Ernani que tiene una gran trayectoria artística. Nacida en Paraguay, actualmente es integrante del Coro Estable del Teatro Colón, fue solista de coro en Suor Angelica (Puccini), en el estreno mundial de Requiem (Oscar Strasnoy). También llevó adelante varios concierto junto a la Orquesta Académica del Teatro Colón, destacándose en Fünf Gedichte von Mathilde Wesendonck (Wagner), así como el rol de Maddalenna di Coigny el pasado año a cargo de la Juventus Lyrica.
Irradiás un ángel en escena y gracias a eso es posible adentrarse desde el comienzo en el drama. ¿Cómo fue el proceso de búsqueda de este personaje?
Cuando empezamos a hablar acerca de los personajes de esta historia partimos de que las pasiones son las mismas más allá de la época en que pueda estar situado el drama. La impotencia de poder decidir su destino, desata en Elvira lo que puede desatar en cualquier mujer de este tiempo: rabia, desprecio y la más grande repugnancia hacia el hombre que la intenta desposar, y que es encima su familiar, cuando menos un tío lejano y mucho mayor que ella. Ernani representa la oportunidad de cambiar esta suerte y ante su propuesta de huir juntos ella encuentra su motivo, su razón para desatar de una vez sus cadenas. Sin duda, esta temeridad nos pareció con Crystal Manich, un razgo masculino interesante de explorar, por ello Elvira es una dama atribulada y temeraria. Una chica en un mundo de hombres que no dará paso al costado.
Ernani fue la ópera que le dio la fama a Verdi. ¿Considerás que existe un antes y un después en la carrera del compositor?
Es un Verdi joven que en Ernani va empezar a trazar, de a poco, el lenguaje que más tarde nos convertirá en adictos totales de su genio. No van a escuchar una Traviata, van a escuchar la génesis de esta música tan única y universal de Verdi. Y tal invitación, por lo menos a mí, me seduce totalmente.
¿Qué sentís como protagonista? ¿Elvira tiene características tuyas?
Soy muy fiel a mis instintos y una vez que me decido me juego por la mía, en eso creo que nos parecemos. Pero sin dudas, su candor juvenil y su éxito con los hombres no sería mi target… El co-protagonizar este drama es una felicidad total ya que es un rol trabajado como alumna del ISA del Teatro Colón y está estudiado con total convicción y conocimiento de la música. Es una fiesta desde que arranca la obertura.
Hacia el desenlace: ¿Elvira se convierte en una Julieta?
Para mí el desenlace propuesto por la Reggie es un acto de piedad hacia Elvira, quien al ver a su convaleciente Ernani le confirma su decisión primera: sólo seguirte deseo… (como bien se lo canta en el Aria) por tierras inhóspitas te seguiré. Siendo así, la muerte le da la chance de buscar en el más allá la concreción de su amor.
Escrito
en agosto 3, 2016