*** MAYO 2023 ***

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«Pascua» en NoAvestruz

pascua

¡RE-ESTRENO!

Humboldt 1857

ÚNICAS 3 FUNCIONES

14, 21 Y 28 DE JULIO

Viernes 20:00hs

Sinopsis de la obra

En Suecia, hacia  finales del invierno  de 1900 y durante semana santa  transcurre esta obra. El padre de la familia Heyst ha sido condenado a prisión por estafa y malversación de fondos.  Elis, su hijo mayor ha asumido la responsabilidad de la familia y su manutención.  Los días previos al  Domingo de Pascua,  viven la espera de un acreedor que llegará para exigir el pago de una deuda. Con un lenguaje poético, Strindberg nos ofrece esta pieza poseedora de psicologías tan complejas como ambiguas.

FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA 

Dramaturgia AUGUST STRINDBERG

Traducción: ANNA MARÍA PADILLA

Dirección: NORA KALEKA

Asistente de Dirección: ARIEL MONFEROLLI

Actores/Actrices:

ALEXIA MARTINOVICH

ADRIANO MONFEROLLI

NORA KALEKA

SANTIAGO CERRA

CECILIA MINCA

ARIEL LEYRA

Escenografía: ADRIANO MONFEROLLI/CECILIA MINCA

Diseño de Luces: DIEGO BELLONE

Vestuario: MARIA JUSTINA HORNOS

Interprete de violín: ARIEL MONFEROLLI

Diseño Gráfico: AYELEN GARAVENTTA

Producción: INTIMA TEATRO BUENOS AIRES

Prensa y difusión: CURTAIN CALL ARGENTINA

 

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Rutina veraniega en riesgo

Lucro cesante1

Ficha Lucro cesanteLucro Cesante (escrita por Ana Katz y dirigida por Lucía Baya Casal) no es una clase de economía ni mucho menos. Es la historia de tres amigas que demuestra cómo es posible ganar o perder en cuestión de segundos, de una decisión errónea o de un capricho innecesario.

A partir de esta comedia humorística, podremos presenciar unas vacaciones a la Costa, terminan siendo mucho más que diversión (la cual casi nunca alcanzan a sentir), que unas olas saltadas o que una zambullida tomadas de las manos. Estos días alejadas de su familia las harán crecer y saber qué es lo que en verdad quieren, que objetivos persiguen y cómo podrán revertir su presente por el más profundo deseo.

Un pozo en común que no resulta, un pasaje en colectivo no devuelto, unas ollas lavadas con mucho detergente hasta conseguir ese pastiche pegajoso difícil de enjuagar -como sus rostros por las mañanas y esos días rutinarios que se reiteran apesadumbradamente sin creer en un cambio-.

Ellas llegan a la casa alquilada pero nadie las recibe, nadie les abre la puerta y los artilugios que tramarán a lo largo de las horas les harán descubrir que todo es más fácil de lo que suponen. Una llave que puede darles acceso a buenos momentos compartidos pero que no son capaces de afrontar. Las tripas que crujen de hambre pero que, sin embargo, logran engañar con charlas estiradas y un mar no visitado. Mientras tanto, el humor las salvará como un guardavidas y les entregará la poción necesaria de valentía para que asuman el control de sus vidas y disfruten como se merecen.

Lo más increíble de la obra es que me sentí identificada con tantas situaciones, conversaciones e incluso con el vestuario que parecía estar incluida en la propuesta. De hecho, a supongo que a casi todos los espectadores les habrá ocurrido lo mismo. Los años 80´ y 90´ estaban plasmados en escena, con esos remerones gastados, los bronceadores naranja, el off siempre presente y los turrones que cuando no te arrancaban una muela te saciaban el apetito por un rato. El equipo de música con cassette de cinta, una diversidad de canciones que les devolvían el aliento cuando la tensión se avecinaba y las reposaras de caño que nunca fueron cómodas pero que, sin embargo, decoraban cada verano.

Me llamó la atención que no fueran al mar, que no lo tocaran, que se resistieran a sentirlo en sus cuerpos. Pero, claro, necesitaban tiempo, conexión con ellas mismas y con el grupo.

Con respecto a los personajes, cada personaje es único, entretenido y colmado de ocurrencias que no solo despertarán la curiosidad nuestra sino de ellas mismas. La tradicional e impoluta que necesita dar explicaciones de todos sus actos, la transgresora y la culposa.

Pedir perdón no siempre será necesario pero así lo considerarán. Criticar será imperdonable por un minuto y, al siguiente, lo más común. Porque son humanas, jóvenes y llenas de vitalidad.

Se decepcionarán ante un beso o un no beso, se ilusionarán con un recuerdo caluroso y planearán su próximo viaje, el cual, seguramente, será un nuevo aprendizaje, un nuevo sinceramiento y un olvido de la hipocresía. Porque lo festivo de las vacaciones donde se supone que hay que reír, montar una casa en la playa y chapotear sin parar; no se verá en Lucro cesante. Por mucho que cueste creer, estas amigas le darán un vuelco abrupto a sus vidas, donde el día se volverá noche en un abrir y cerrar de ojos… mientras las aguas abiertas aguardan su llegada.

Tres actuaciones impecables de la que sobresale la excelencia de Carolina Saade; con un texto atrapante y una dirección fina y precisa. Con los detalles necesarios para que las luces y ritmo se conjugue a la perfección y cada escena sea única. Así da gusto pasar un domingo de otoño, rememorando nuestro interior, sintiendo con el corazón y descubriendo junto a éste nuestro futuro. No el que los demás pretenden sino el que nosotros anhelamos.

Lucro cesante es más ganancia que pérdida, es un cúmulo de recuerdos que se nos avecinarán de golpe como una ola gigante difícil de frenar o esquivar.

Funciones: Domingos, 19 hs. No Avestruz

Mariela Verónica Gagliardi

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Es posible ser un ninfómano creativo

Semen en los ojitos“Semen en los ojitos” (escrita y dirigida por Gonzalo Senestrari) es una obra de teatro dramática que muestra a dos realidades: la ficcionada y la real. En la primera podemos notar cómo Chester desarrolla su devoción por la escritura, narrando -en vivo- una historia intrincada, apasionante y en la que muchas personas podrán sentirse reflejadas. Y, en la segunda, nos sumergimos, directamente, en un grupo de autoayuda para adictos al sexo.

Una dramaturgia dentro de la otra. Una más conmovedora que la otra y con tantos detalles para destacar que sería imposible adjetivar en pocas páginas.

A pesar de las diferentes sensaciones que podemos llegar a tener los espectadores, puedo esbozar una inmensa alegría y tristeza a la vez. Una nostalgia innegable por la que se disfruta al recorrer el camino de cada uno de estos padecientes.

Sin tener conocimiento del argumento, se podría disfrutar de un grupo, dirigido por Waldo, que intenta volcar todo su pasado y camino recorrido en la dirección del mismo. Un cartel, a su vez, invita a conocerlo, teniendo toda la soltura posible como para reconocer sus trabas y manera de curar, en cierta manera, la desesperación por concebir un mundo solo con ojos sexuales.

Ningún extremismo, se suele decir, es sano; así como tampoco no elegir un camino a seguir.

“Semen en los ojitos”, es una síntesis por el universo de la libido en que un escritor detiene el tiempo para narrar y construir la atmósfera de cada escena a gusto y piacere.

Nicolás Albamonte, Demián Bello, Martín Crespo, Manuela Fernández Vivian y Claudio Garófalo; componen esta obra que oscila entre montaje y realidad. Cabe resaltar la música que no solo decora la pieza artística sino que se eleva como una historia sonora paralela en la que se puede sentir cada nota como una vibración diferente.

Y, qué oportuno e inteligente es dicho aspecto ya que suele tomarse -en el teatro- a la música como algo ornamental por más que sea compuesta especialmente para la ocasión o se trate del género comedia musical.

En la ronda, pueden mirarse a la cara, a los ojos y discutir el propio o antagónico parecer. En dicho círculo tenemos que, nosotros como espectadores, mover nuestro cuerpo para descubrir lo que hacen y esta manera de presentar la historia demuestra la convicción de Senestrari por mostrarle al mundo su óptica sin que la puesta en escena sea perfecta y ordenada.

El desorden en que se encuentra un escritor a la hora de crear en su cabeza segmentos, como piezas de rompecabezas que luego irá uniendo de alguna manera sorprendente. Sorprender para sorprenderse y sorprender para erigirse como un sello distinto a una narración anterior o a un autor del mismo género.

A la vez que se escucha el compás de la música, el intelectual con gafas, toca -con precisión- la máquina de escribir, conjugando su devoción por las letras y el arte de contar.

Más allá del proceso de dicho escritor, es notoria la profundidad del grupo sobre adicciones y la gran investigación que habrán tenido que llevar a cabo para la composición de sus personajes.

Manuela Fernández Vivian es quien, como siempre, se destaca ya que logra interpretar a una joven, dulce y sensible, que ameniza con breves relatos amorosos -los cuales nada tienen que ver con lo sexual-. De hecho, ella tapa sus oídos cada vez que escucha el nombre de un miembro vinculado con la temática. Y, podrán cuestionar, cómo está tan atemorizada si su adicción es la misma que el resto de sus compañeros.

Sinceramente, develar todos los interrogantes de esta dramaturgia le quitaría completamente la gracia desmedida a “Semen en los ojitos”.

En un país como Argentina, en que algunos hombres siguen sintiéndose más machos por el tamaño de su miembro o las groserías dichas a las mujeres; es difícil poder decir qué porcentaje es realmente adicto al sexo y cuál lo simula para no quedarse afuera de la comparativa.

“Semen en los ojitos”, es todo lo opuesto que se pueda deducir sobre su título. Es una obra en que el arte se destaca y la pluma sigue, espontáneamente, el recorrido del corazón e intelecto.

ficha Semen en los ojitos

Mariela Verónica Gagliardi

No consigo olvidarte

Estas igual6

Generalmente, cuando pasa mucho tiempo en que no vemos a alguien, sentimos la imperiosa necesidad de decir algún cumplido o comentario al respecto. No haber cambiado, en ningún aspecto, a lo largo de diez años mínimamente resuena en el aire.

“Estás igual” (escrita, protagonizada y dirigida por Gabriela Izcovich) demuestra esta hipótesis al igual que el deseo que tenemos todos por anhelar cambios en los demás. Junto a Fabián Arenillas, llevan adelante esta comedia dramática que tiene lugar en No Avestruz.

Estás igual, en esta dramaturgia, es como decir: los años, lamentablemente, no te hicieron cambiar. Pretendiendo, buscando, indagando sobre las conductas humanas; es como la pieza teatral, a modo de pequeñas escenas, argumenta sobre éstas al igual que sobre la violencia psicológica.

No solamente podemos observar a una pareja con problemas comunes de convivencia, del paso del tiempo, de acostumbramiento y del recuerdo de viejos amores; sino que estos dos grandes actores interpretarán -a lo largo de la historia- a otras parejas, a otras personas y establecerán diferentes vínculos que permitirán completar una serie de ejemplificaciones sobre un tema central que es el amor.

El amor como fuente de energía, como padecimiento, como única opción a estar con alguien, como transición a un lugar desconocido, como encuentro con un ser especial que reconforta, como excusa para recordar el pasado, como sanación a viejas heridas.

Estás igual, demuestra y confirma el talento de Gabriela, su modo de narrar lo cotidiano de una manera tan natural que se convierte en el famoso cuentito que tiene o debería tener toda expresión artística en un escenario.

Mientras tanto, Fabián se convierte en marido, ex, psicólogo, médico y persona que intenta hallarse a sí mismo. Todas sus interpretaciones lo erigirán como ser con debilidades, y por eso será útil mostrarlo con cierta autoridad, aquella que lo escudará como para que pueda manipular a sus diferentes mujeres.

Distintos hombres que encajan o no con otros estereotipos de mujeres. Variedades para definir estilos de vida y, en la mayoría de los casos, el deseo dormido o mutilado.

Una terapia que saca a la luz lo que no pudo ser, la inoperancia de un médico para tomar determinadas decisiones, el pasado que vuelve y perturba el presente desestabilizando lo que se suponía estable -y no por ello feliz- son algunas de las problemáticas que se desarrollan. La coincidencia que hay entre todas es la parte sensible del ser humano. Inclusive hasta el más fuerte, tiene su costado melancólico, motivo por el cual es posible emocionarse durante la risa y el trauma.

La acidez de una naranja es esbozada como anzuelo para recuperar aquello que se desea idílicamente. Esa acidez que no permite un amor dulce, suave y comprometido.

Junto a la práctica escenografía que se utiliza de una y otra forma, es posible que los propios actores construyan sus lugares, guardando hasta el mínimo detalle que retrata una u otra situación.

La calidez de sus miradas, retratan vidas de unos y de otros, de vos, de mí, de todos; uniendo sinsabores con música de un charango y de una guitarra -trayendo lo autóctono como cable a tierra a estas personas que se asemejan en procederes- evitando el dolor con atragantamientos y alegrías con esperanzas.

Estás igual ficha

Mariela Verónica Gagliardi

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¿Cuál es el momento para crecer?

Cuando las olas se avecinan hay que estar preparado… para enfrentarlas o para dejar atrás el pasado. Lo vivido es una parte importante, pero para crecer hay que superar.

Silvia Aguado personifica a Ruda (una mujer aniñada, muy dulce y simpática), la cual llega con una mochila enorme -llena de recuerdos-. Le pesa tanto el bolso que apenas puede caminar sin tambalearse.

«Rompiente» (creada por: la protagonista, Lila Monti y Agustín Flores Muñoz; y dirigida por este último), es la interpretación de una faceta sobre una persona y el cómo avanza o retrocede.

Sus objetos materiales no la dejan evolucionar. Ella está de viaje, pero no a nivel turístico, sino espiritual.

Ruda, que ningún matiz tiene de ese adjetivo, crea un lazo muy fuerte con el público, empatiza y crea chistes -en el momento- según las circunstancias que se van desatando.

Por otro lado, habrá una luz que iluminará cada acto de desapego: desde el abandono de su muñeca hasta un grabador para niños. Cada situación emocionará y logrará crear una atmósfera realmente conmovedora.

Pero no piensen que todo el unipersonal gira en torno a desprenderse de lo antiguo, sino que existirán muchos momentos de risas -logrados espontáneamente por la gran payasa-. Uno fue cuando no encontraba una cinta de cassette para reproducir. Luego de varios vaivenes la encontró en el lugar más insólito. A partir de allí, la rutina clownesca toma otro rumbo. Uno mucho más improvisado sin demasiado sentimentalismo. La niña estaba siendo dejada atrás y la conexión con los espectadores comenzaba a tomar forma.

De este modo, su parte más picaresca logró mostrarse por completo, burlándose de ciertos ruidos -asociándolos con otros escatológicos-, grabando sonidos de personas elegidas al azhar y divirtiéndose con nuestra compañía. Como quien dice: riendo con ellos y no de ellos.
Silvia Aguado es una artista que puede plasmar con cuerpo y mente una historia tan real como ficticia, que sumando o restando determinados elementos y detalles se puede conseguir una u otra.

Una de las lecturas que realizo en cuanto a la interacción entre Ruda y quienes la observamos es que decide llenar los espacios vacíos de su mochila con vivencias actuales, con muestras de afecto, con sonrisas y con amor; intentando suplir el materialismo.
«Rompiente» se refiere a cortar algo para dar lugar a algo nuevo. Si ella siguiera aferrada a su pasado, posiblememte, no encontraría la manera de conocernos. Posiblemente seguiría siendo una nena, quien está al cuidado de sus juguetes.

Pero, nada es un punto y aparte, terminantemente hablando. Nosotros somos los únicos que podemos dictaminar nuestra vida, en el momento que consideremos como oportuno. Entonces, ¿cómo identificar la etapa justa? Solo nuestra intuición nos avisará. Esa voz interior que tantas veces, por miedo y/o nostalgia, acallamos.¿ Acallamos?

Causalmente, su nombre, se refiere a la dificultad para percibir algo. Ese algo es lo que vendrá, es el famoso golpe a la puerta. Es la posibilidad de conocer cosas nuevas, abriéndonos a ellas.

Mientras tanto, ella reposará -hasta quedarse dormida- en la playa y un faro le dirá que ya es tiempo de cambios. Para esto, encenderá o apagará su luz hasta que la joven entienda el mensaje.

Cada uno podrá hacer su propia lectura y justificarla de acuerdo a su manera de ser -ese rasgo que nos distingue a unos de otros-.
Para unos será una simpática puesta en escena y, para otros, una introspectiva.
Su ágil rutina permite entretenernos a lo largo de los sesenta minutos, llevándonos de paseo por cuadros imaginarios, pintados por su voz y vocación.

Ella recrea anécdotas, a partir de los objetos que nos da a conocer y, asume, que nada es para siempre. Que el mar deberá refrescarla con nuevas aventuras y aprendizajes.

Mariela Verónica Gagliardi

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Diferentes estilos musicales, unidos por el buen gusto

Damián Rovner1

Damián Rovner y Los Fundamentales, es el nombre de la agrupación que reúne a estos artistas. Damián es cantautor y sus melodías y letras reflejan la mirada que tiene sobre el amor, la vida, la dulzura y la diversión. Sus valores son como esos que ya no suelen abundar pero que, por suerte, siguen existiendo.

“Quiero creer” que mis ojos te juraron… es una ranchera, súper pegadiza que es pura seducción. Y así comienza el show de estos grandes músicos que no se agrandan, que no aparentan y que hacen lo que saben hacer: música y canciones propias, tocando distintos instrumentos -los cuales varían según el tema-.

Y enseguida, le toca el turno a una murga -al estilo uruguayo-, llamada “Cintura del tambor”; la cual dice: enciendo los olores que plantaste y salimos a la calle invitados por el sol. Si hubiera habido una pista, lo más probable es que la gente se habría parado para danzar o al menos moverse.

La energía se iba contagiando del escenario al público y, entre todos, aplaudimos, gritamos, aprendimos los estribillos de las canciones y sonreímos de principio a fin.

Al terminar la murga, pudimos escuchar la zamba “Abuela”, un tema que refleja lo que significa y el valor que ésta cumple y representa para la familia. Con su bondad sobre mi hombro, verdades del mundo me reveló.Damián Rovner2

Siguiendo los aromas de un lugar, las sensaciones que nos provocan, el imaginario social y los recuerdos, sonó “Luz de barrio” -canción inspirada en una pintura de Ignacio Sosa-.

Uno de los momentos más emotivos del recital fue el que se dio con “Giraba”, la cual cuenta con participación en bajo de su hijo Juan Pablo. Él no se había venido preparado para tocar junto a su padre, pero la sonrisa de éste duro toda la canción. Las frases, totalmente graciosas como: giraba, como un trompo,  me mareaba (…) aunque te dibujara, vos no estabas. E igual yo te abrazaba y vos no estabas.

Pero, de repente, lo festivo se vio interrumpido por aquellas letras que son como puñaladas al corazón.

El tango “Yo no quiero”, luego el turno del bolero “¡Qué bajón!” –que me cuentes sobre tu primera cita-; incursionaron en lo sentimental pero siempre desde un ángulo irónico.

Aunque el clima depre duró unos minutos hasta la llegada de la cumbia “No” –esa niña me tocó y me enamoró-, la cual le dejó el paso a la milonga “Impotencia” –la injusticia está en la sangre y te esconde la palabra (…) Y vivo (…), con el alma hecha pedazos, impotente y desgarrado -.

“Nunca más” pude oler el agua salada sobre tu piel ni pude escapar de la soledad, esperándote. Intercalada con “Ronda de fueguito” y un fueguito que te envuelve y una ronda de sazón. Ambas canciones demuestran, una vez más, el sello sentimental de las melodías y sus letras, las cuales con el equilibrio justo se despliegan por el público.

Y una sorpresa, muy grata, para una noche ventosa y fría; fue la copa de malbec que, gentilmente, nos dieron para brindar durante “Los amigos” –todos los amigos son como el vino, cuanto más añejo más abocado-.

Damián Rovner

Los temas siguieron, los bises también, la buena onda y el compañerismo entre ellos. Nos dieron a conocer algunas canciones que no están en su disco y hubiéramos deseado que siga la fiesta hasta el amanecer.

Damian Rovner y Los Fundamentales o Los Fundamentales, directamente. Todos los son y, aunque pueden haber reemplazos, las piezas musicales continúan sonando de la mano del indicado.

Ficha técnica Damián Rovner

Mariela Verónica Gagliardi

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Julia Moro en No Avestruz

Viernes 19 de octubre 21:30 hs

No Avestruz
Humboldt 1857 – C.A.B.A.

Intérprete: Julia Moro
Guitarra: Rafael Varela
Piano: Nacho Abad
Acordeón: Andrés García Strauss
 Percusión: Gonzalo Rujelman
Manager: Alicia Gubitsch
Prensa: Ayni Comunicación

Julia Moro presenta

Hilandera del Viento
Viernes 19 de octubre 21:30 hs
No Avestruz, Humboldt 1857 C.A.B.A.
Tel: 4777-6956
Entradas $45

CDS en venta en Zivals, Compacta y Pasaje del Libro.

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Musicalmente aprenderás

NoAvestruz, nos abrió las puertas para disfrutar del espectáculo «Lalá y el toque toque», el cual además de convocar a muchos niños, llevó de cola a los adultos. ¿Como acompañantes de los más pequeños? Dejemos abierto el interrogante porque, a decir verdad, los grandes sabían a la perfección todas las letras de las canciones, aplaudían en el momento preciso, jugaban cuando los artistas lo proponían…

Y claro, «Lalá» se recomienda a partir de los 3 años, así que función a función, debe ocurrir que los padres les propongan a sus hijos, ir a ver la obra, y no a la inversa.

Pero, comencemos el itinerario musical: Osvaldo Belmonte (Piano y Dirección Musical), Juan Martín Damiani (Percusión), Roberto Seitz (Contrabajo), María Florencia Prieto (Violín) Jorge Caruso (Banjo); hicieron sonar de a poco sus instrumentos. De repente, las partituras empezaron a volar, como por una fuerte ráfaga de «El viento» (Pepe Iglesias «El Zorro») y allí Karina Antonelli (Voz), apareció.

El repertorio de las canciones es para infantes ya que les enseña a rimar, a deducir antónimos de determinadas palabras, mezclan música clásica, tango y rumba con ritmos más pegadizos para niños.

Mientras Osvaldo, hacía sonar el teclado, le pedía a su musa inspiradora «Esmeralda rascame la espalda»utilizando distintas frases pegadizas, entrenidas y que rimaban entre sí como para ser asimiladas al instante. También disfrutamos «Toque toque», el tema que nos dice que si no queremos bailarlo no lo hagamos.

Uno de los momentos más lindos fue cuando Karina, invitó a los niños a hacer una ronda, mientras recitaban las melodías, como para lograr empatía con el público.

A través, entonces, de distintos matices musicales, nos fueron transmitiendo una historia de amor, en la cual ella y el pianista se enamoraron.

Con respecto a la puesta en escena, fue sencilla y delicada. Uno de los objetos a los que más se remitieró la pareja fue, en distintas ocasiones, a una antigua radio. ¿Qué sonaba? Una voz (a modo de estrategia publicitaria) para entusiasmar a los niños a que compren los discos del grupo. Fue una buena forma de hacerles conocer que a la salida de la sala podrían adquirirlo si así lo deseaban.

«Lalá» es un producto perfecto, trabajado, seleccionado en cada uno de sus temas y canciones. Eso es lo que atrae también al público. No hay dubitaciones ni improvisación. ¿Esto es positivo o negativo? Depende del gusto de cada uno, muy en particular. A decir verdad, «Lalá y el toque toque», parece un espectáculo trasladado de la televisión a las tablas. Solamente le faltarían algunos muñecos o personas disfrazadas y estaríamos en presencia de un programa de la pantalla chica.

Cuando tocaron «La bailarina», Karina le cantó a una marioneta blanca y a nosotros, muy dulcemente. Dicha bailarina, en manos de su ama, fue mostrando los pasos de ballet e introduciéndonos en un mundo de fantasía.

Pero, otra gran instancia de la tarde surgió cuando llegó la canción «El monito» (Pepe Iglesias «El Zorro») ya que en diversas estrofas tuvieron que niños y grandes, hacer estatuas y movimientos, guiados por la cantante. Si te equivocabas, eras reprendido por ella, así que no fue tarea sencilla copiar paso a paso.

Uno de los chicos, casi desde el principio de la función quería la canción de la polenta, pero con el calor que hacía, la banda no tenía demasiadas ganas de interpretarla. Finalmente, le dieron el gusto y por más gotas de sudor que tuvieron, entonaron «Y la fuerza que tiene» (Pepe Iglesias «El Zorro»).

Nadie pudo quejarse de nada, ya que complacieron los caprichos de cada uno. Hasta uno de los niños, en un momento corrió a tocar el piano de Osvaldo.

Hubo entusiasmo, alegría y ganas de volver por segunda, tercera o vaya a saber uno, quizás cuarta vez.

Quedan cuatro funciones más, para que aprendas las canciones y conozcas a este gran grupo de concertistas. ¿Te lo vas a perder?

Equipo

Escenografía: Valeria Abuin

Diseño sonoro: Nicolás Diab

Voz para locución de radio: Eugenia Alonso

Vestuario: Ana Algranatti

Iluminación: David Seiras

Coreografía: Ana Padilla

Dirección de títeres: Daniela Calbi

Diseño gráfico: Eduardo «Bochi» Tunni

Prensa: Luciana Zylberberg

Producción: Lalá y Gonzalo Guevara

Asistencia General: Graciela Gallelli

Dirección: Karina Antonelli y Luciana Zylberberg

Mariela Verónica Gagliardi

 

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Casa madre en NoAvestruz

Dramaturgia y dirección: Lucila Mastrini

No Avestruz (Espacio de cultura Independiente), Humboldt 1857-

Funciones: Sábados 20hs.

Entrada General: $50

Reservas al 4777.6956 o mail  reservas@noavestruz.com.ar

Sinopsis:
La obra trata sobre una mujer, Elena, que a lo largo de su vida se fue construyendo un mundo, en el interior de su casa, para no salir, para no enfrentar ningún miedo y para sentirse a salvo, lo que Elena desea es estar en su nido, protegida hasta el final de sus días. Ella vive con su hija menor, Carmen, con la cual comparte este mundo, de encierro y amor profundo. Manuela, la hija mayor, vive en la ciudad hace cinco años. Su regreso,  al pueblo materno y su deseó, de que  estas dos mujeres se animen a salir al mundo hace que sus vidas tomen nuevos rumbos, enfrentando la dificultad para cambiar, por miedo a la incertidumbre, al no saber.Todo esto contado,  por estos tres personajes que utilizan como elemento principal los objetos y la casa misma tomada como objeto fundamental, para poder contar esta historia, también el humor y el juego aparecen como elementos importantes en la obra.
Duración: 60 minutos.

Actúan:
Eleonora Valdez – Lucía Made – Valeria Pierabella
Música en vivo:
Julieta Medina – Hernán Gulla
Titiriteros:
Victoriano Alonso – Florencia Svavrychevsky

Ficha Técnica
Realización de títeres: Sarah Grehan
Realización Escenográfica: Victoriano Alonso
Dramaturgia y Dirección: Lucila Mastrini 

Mariela Verónica Gagliardi

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