
Teatro Bombón es el nombre de este Festival que inicia hoy su cuarta edición muy felizmente. Dentro de la propuesta se pueden conocer a directores y artistas que, tal vez, de otra manera no sería tan sencillo para quienes no tienen mucha llegada a las obras de teatro.
Teniendo en cuenta la diversidad de estilos, géneros y piezas en la cartelera porteña; La Casona Iluminada, ubicada estratégicamente, permite que nos deleitemos con puestas en escena de treinta minutos. Acostumbrados, como podemos estarlo, a presenciar obra de más de una hora, este proyecto dirigido por Cristian Scotton y Monina Bonelli, brindan la oportunidad a actores no famosos de formar parte de esta movida cultural.
Durante el acto de apertura, Scotton dijo que «es un proyecto donde entra mucha gente, pero no toda en el mismo lugar».
A lo que Bonelli agregó: «lo que nosotros hacemos es invitar artistas, mostrarles la casa y que puedan crear una obra en treinta minutos. Esto quiere decir que es muy importante el espacio para la creación, por eso, les damos ese espacio para que puedan ensayar donde se va a presentar.
Luego, lo que cada artista crea es prerrogativa de cada artista. Tratamos de elegir artistas diversos, es decir, que vengan de diferentes lugares: un paisano de cada pueblo».
Dentro de las obras escogí: Sector peluquería y Desapariciones. Cabe resaltar que está actuando ya le he presenciado anteriormente y vale la pena ser vista ya que actúa nada más ni nada menos que Monina Bonelli, resultando muy atrapante su modo de expresarse y el hilo conductor con su remate final.
No existe cosa más linda que el amor y esas cosquillitas en la panza cuando estás frente a esa persona especial.
«Sector peluquería» (escrita y dirigida por Sebastián Suñé) se enfoca en cómo transmitir sentimientos, tierna y eficazmente. Utilizando de pretexto un concurso de teatro, dos empleados se miran y ensayan hasta descubrir el amor.
A partir de Federico García Lorca y Bodas de sangre, acomodarán pelucas de diferentes colores solo como una rutina de trabajo, permitiéndose hallar la esencia de sus personajes.
El mate los descontractura en medio de un idilio vivido por ambos en que son estilistas y actores. Desafían al amor e indagan por universos reales y ficticios.
Pertenecientes a un sector social bajo, humilde pero soñador, juegan a vivir inmersos en el placer de poner en palabras expresiones tan bonitas como desgarradoras.
Dentro de la IV Edición de Teatro Bombón (desarrollado en La Casona Iluminada), tienen el desafío de contar en media hora su proyecto artístico. En él se aprecian detalles que nos ubican en el espacio de trabajo, utilizando luces rojas para los momentos pasionales, otras más tenues para pasar de una escena a otra y las convencionales blancas para retomar la realidad vigente.
Como si fueran tres espacios diferentes, por instantes se oponen y por otros se superponen mágicamente dándonos la oportunidad de disfrutar de sketchs que conforman un solo acto, del poeta Lorca y de la versatilidad de los dos artistas que son tan buenos haciendo comedia como drama.

Una pequeña habitación aloja a nueve espectadores que, de forma no convencional, son ubicados para el desarrollo de «desapariciones – Performance interactiva» (escrita, protagonizada y dirigida por Fiorella Cominetti y Martín Seijo).
La oscuridad enfrenta al público con la luz surgida de un monitor que va -lentamente- haciendo aparecer a quienes no son hallados. Como si se tratara de una película o serie televisiva, los humanos que se plasman y contornean mediante el software Moldeo, vendrían a identificarse con cada uno de los presentes.
Utilizando láser rojo, velas tradicionales, textos para recitar y una linterna; se erige una historia que nunca será la misma ya que el público cambiará de una a otra función y con éste las intervenciones que lleven a cabo y cómo se produzcan las interacciones.
Sujetos que fueron, de alguna manera abducidos por entes desconocidos -para modificarlos, resaltarlos, hacerlos especiales u olvidados.
La escenografía está conformada por los presentes, ambos actores y los objetos que utilizan para descubrir y trazar un mundo o planeta en que pueden esbozarse recursos tecnológicos que parecen ser tan reales como la ficción propuesta.
Un público activo, sentado, parado y contento de ser parte, de sentir que no escucha y ve solamente sino que puede aprender, probar y quitarse el miedo de herramientas visuales totalmente cautivantes y con una impronta distinta.
Todo el conjunto de «Desapariciones» permite que nos planteemos qué haríamos ante una situación de esta índole -sea que nos pase a nosotros mismos o a alguien cercano.
Desaparecer para reconocernos en otro espacio y tiempo o para reconstruirnos en otro ser o especie.

Mariela Verónica Gagliardi
Escrito
en enero 16, 2019