¿Cómo describir una obra de teatro cuando es más lo que se ve y siente de lo que se podría describir con simples palabras?
Si existiera un infinito la presente crítica tendría sentido de ser y, quizás, exista. En algún lado, en otra dimensión aún no descubierta por el hombre o en el interior de cada soñador que anhele convertir un instante en ficción pura.
Lo que no fue surge como resultado de un seminario dirigido por la artista, en mayúsculas, Gabriela Izcovich -quien el año pasado sorprendió gratamente con una puesta en escena creada colectivamente-.
Ocurre que quienes a menudo asistimos al teatro, no encontramos en cada obra un mundo nuevo o algo que llevarnos en el corazón. Y si bien la presente historia fue concebida de forma grupal, Gabriela tiene un don inigualable para poner en escena a personas sin experiencia integrándolas con quienes tienen quizás más trayectoria. Así son sus seminarios: espacios de exploración, de conexión personal e íntima. Y me atrevo a hacer este tipo de afirmaciones sin jamás haber asistido a sus clases porque se percibe desde la butaca. Se notan esas caritas ilusionadas con pisar un escenario tal vez por primera vez, tal vez no. Esos rostros que se unen para innovar, para dar a conocer una partecita de sí mismos y compartirlo.
¿Qué podría ser más valioso que el trabajar en equipo?
Existen obras de teatro que pueden analizarse, explicarse, justificarse y compararse con otras. En esta oportunidad si lo hiciera, perdería completamente la magia que la caracteriza y el factor sorpresa que no es una nimiedad.
La fusión de material fílmico, del recurso de radioteatro y de las actuaciones en vivo fue una manera cautivante de decir cuál es el camino que siempre se debe tomar.
Desde noviembre del pasado año estuve esperando con ansias la llegada del 9° Festival Cervantino para saber qué harían. Porque los espectáculos conocidos y famosos dan alegría y placer, pero estas experiencias comunitarias imparten una emoción, tanto para los integrantes como para los que somos espectadores, que se traduce en lágrimas, en risas y en tantas sensaciones…
Al finalizar Lo que no fue, quedé enmudecida y perpleja. Mi corazón latía de felicidad pero una felicidad inagotable. Sentí cómo la perplejidad de varias historias podían ser una emoción restringida.
Llorando mientras escribo estas líneas considero que este festival debe y tiene que seguir existiendo por siempre, que no puede haber políticas en contra de estas acciones culturales y que cada quien tendrá que dar lo suyo para que este engranaje pueda seguir rodando como una bola de fuego que quema por su pasión.
La cultura de una ciudad es parte de su identidad y Azul tiene mucho de eso. Una ciudad pequeña (y lo digo desde el lado positivo) en que todos se conocen, se saludan y que quien no es de aquí no es observado como extraño.
Mientras los actores y su profesora-directora, eligen en qué año centrar la dramaturgia, si un siglo es mejor que otro, sin mencionar a un intendente de antaño o dispersarse por otros asuntos… la obra sigue. Como un tren con miles de vagones y dentro de cada uno una ventana a un mundo diferente (que se retroalimenta con los demás). Una maravilla que no debe ser esperada como tradición sino como un recorrido hacia distintos universos.
¿Qué ocurre cuando los actores interpretan desde la naturalidad, desde sus propias vivencias, desde un principio para un fin, desde cada punto que les interese inspeccionar y trabajar?
Una pieza artística de esta categoría es el resultado, una historia pequeña que sirve de disparador para otras tantas que se conjugan en tiempos y espacios iguales, sin necesidad de aprender libretos dificilísimos para demostrar de qué se trata, sino de buscar en lo que cada uno es mejor y brindarlo.
Como esos frasquitos de vidrio que incluyen paisajes norteños con tizas de colores: a eso me hizo acordar Lo que no fue. A una foto panorámica que no deja a nadie afuera, que incluye a todo aquel que desee sumarse y dar lo mejor de sí.
Autores y Actores: Natalia Schonaker, Agustina Guzman, Pablo Vilela, Ismael José Andrada, Mayra Grezch, Virginia Couat, Josefina Andres, Martín Canalicchio, Mingo Sarno, Marcos Galipo, Mirta Acosta, Beatriz Cerritelli, Claudia Rodriguez, Adriana Hernández, Hilda Esther Jaureguiberri, Mora García de la Vega, Vanina Félix,Majo Ferreyra,Mirta Alonso, Pedro Bigalli. Dirección: Gabriela Izcovich. Teatro Español.
Escrito
en noviembre 2, 2015