*** ENERO 2023 ***

Entradas etiquetadas como ‘Potestad’

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Teatro: Caras y Caretas 2037

VIERNES A LAS 20 HS. Othelo – Termina mal 

William Shakespeare | Gabriel Chamé Buendia | Matías Bassi | Gabriel Beck | Elvira Gómez | Martín López Carzolio

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SÁBADOS A LAS 20 HS. Potestad
Eduardo Pavlovsky | Norman Briski | María Onetto

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SÁBADOS A LAS 22.30 HS. 200 Golpes de Jamón Serrano

Gustavo Garzón | Marina Otero 

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DOMINGOS A LAS 20 HS. Monólogos de la Peste

Autores seleccionados por Mauricio Kartun | Gran Elenco

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CARAS Y CARETAS 2037: Sarmiento 2037 – CABA.

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Potestad

PotestadEsta versión es un devenir de unas de las obras más significativas de la historia del teatro argentino, debido a su relación con el hecho social histórico. Genocidio. La muerte y desaparición de 30.000 personas. Sin dejar de considerar el primer genocidio, la eliminación fundacional de los pueblos originarios. Estos acontecimientos llegaron a las más íntimas relaciones de los hombres, mujeres y niños de este país. Están tan presentes estos hechos que POTESTAD todavía se debate en su latencia social. La ocurrencia de usar el teatro no como una estética dogmática concibe esta tragedia. Creemos que el concurso de una única actriz como María Onetto puede encarnar esa estética en un cuerpo que contiene la disciplina y la diversidad de género. Creer que estos hechos han quedado en el pasado es la mejor colaboración para que vuelvan a suceder.

Autoría: Eduardo «Tato» Pavlovsky

Actúan: María Onetto

Músicos: Tomás Finkelstein

Vestuario: Renata Schussheim

Escenografía: Leandro Bardach

Diseño De Sonido: Tomás Finkelstein

Fotografía: Catriel Remedi

Entrenamiento: Daniela Rizzo

Asistencia de dirección: David Subi

Prensa: Marcos Mutuverría

Dirección: Norman Briski

Duración: 80 minutos

Clasificaciones: Teatro, Adultos

CARAS Y CARETAS 2037

Sarmiento 2037 – CABA

Entrada: $ 300,00 – Miércoles – 21 hs – Hasta el 28/08/2019

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La impotencia clandestina

Potestad2

Un hombre (Jorge Lorenzo) presenta un día en su vida inolvidable. Un día que marcará, lamentablemente, su destino y el de su familia.

Durante sesenta minutos, seremos testigos de la desaparición de su joven hija llamada Adriana y del dolor que siente como padre.

“Potestad” de Eduardo Pavlovsky (dirigida por Christian Forteza) es un reflejo de cómo, de un instante a otro, puede -todo-, tomar un giro rotundo sin anestesia. Potestad, terminológicamente hablando, se refiere al poder, al derecho y al deber. A la necesidad, imperiosa, de determinar quién es el titiritero y de qué manera debe manejar los hilos para su provecho.

Desde un comienzo lo vemos al actor inquieto, haciendo una serie de movimientos repetitivos y coherentes con los que, luego, nos narrará. Él nos muestra cuál es su silla, qué lugar ocupa en su casa y en la vida. Qué rol, en definitiva, cumple en su familia. Después, nos da a conocer las características de su esposa y la fría relación que tienen hace tiempo. Lo mal y desolado que se siente, sobre todo, un día domingo como el que transcurre en la obra. Por último, le toca el turno a su hija. La única mujer de la casa que logra pintarle una sonrisa y la única que le da afecto.

En ese contexto se desarrolla la pieza teatral hasta que, lo reiterativo desaparece y se hace presente el monstruo camuflado, que roba lo que cree que necesita solo por deshacer lo que no sabe construir.

Potestad se divide en dos partes, de este modo: primero, en la que conocemos los detalles de cada personaje y, luego, en la que estamos frente al conflicto. Esta división Potestad1me pareció impactante en cuanto al efecto que provoca dicho modo de contar la historia.

Al hacer hincapié en lo corporal -propio y ajeno-, indefectiblemente, los espectadores nos enfocamos en eso. Pero la liviandad del comienzo termina en una angustia que nos va cerrando de a poquito la garganta. No sabemos a dónde conducirá su puesta en escena, su descripción ni su problema matrimonial. Pero la inflexión en su voz nos permite, de a poco, entrar en el mundo de la dictadura. Ese espacio en que todo es oscuro y rojo. Incoherente y triste. Opaco  y doloroso.

Jorge Lorenzo representa a un padre que perdió a su hija para siempre. Un padre, como tantos otros, que nunca más pudo abrazar a su pequeña. Un ser que nunca pudo comprender el por qué. Que nunca tuvo la posibilidad de conocer a los autores del hecho y que jamás pudo decirles algo.

Su hija se convirtió en un fantasma sin nombre. En una estudiante que, seguramente, por pensar diferente, fue preferible eliminar.

¿Cómo es la potestad de un padre a quien se le quita este poder, a quien se le impide ser quien es?

El delirio y la paranoia se hacen presentes en su mente y la de su mujer, quienes no podrán deshacerse de ambas patologías sin caer en una tragedia.

Ese delirio que le hace realizar -en su propio cerebro- el mismo tipo de crimen que cometieron los militares. De esta manera, la obra tiene un doble mensaje: la impotencia que siente una persona al perder al amor de su vida y, por otro lado, las consecuencias que se desencadenan de ese infortunio.

Ficha artístico-técnica Potestad

Mariela Verónica Gagliardi

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