*** MAYO 2023 ***

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En tiempos del coronavirus, de la información y del generador eléctrico por los medios masivos de comunicación, pensé en vos. Carlos Wimmer es naturópata, un gran investigador de la medicina y una persona tan humilde al momento de compartir información que dan ganas de leerlo en un diario en sus redes sociales. 

¿Qué sentimientos pueden tener el oído a los médicos y periodistas en la televisión, hablando de este virus? 

La verdad que no sé si reírme o llorar; porque las barbaridades que se escuchan son de no creer. Comenzando por los medios masivos de desinformación que, por un lado, hablan de mantener la calma y, por el otro, te hablan de proyecciones nefastas, o cuántos más se contagiaron o cuántas personas más murieron, ¡en vez de hablar de las que felizmente se recuperaron!

Y por otro, el más lamentable es el escuchar a los «expertos” justamente hablando de que lo peor no llegó, y haciendo basadas en nariz: ¡qué tipo de cálculo hacen! Si escuchás bien las explicaciones que pretenden dar, resulta que toman como base el hecho de considerarnos a todos, como víctimas indefensas, ¡esperando cuándo nos va a tocar a nosotros! Obvio, algo extremadamente importante, y que cambia toda la ecuación, y es el «factor inmunológico de cada persona».

¿Qué le sugerís a las personas que pueden hacer para que su sistema inmunológico tenga defensas? 

Nadie habla del papel fundamental que cumple nuestro sistema inmune -parecería que se olvidaron de lo que existe- y cumple una función fundamental, que es el mantenimiento del equilibrio u homeóstasis inmune, ¡que siempre ha sido así y ha estado siéndolo!

Fijate que en EE.UU el Dr Faucci, infectólogo reconocido, y médico consejero del presidente Trump, acaba de publicar en la revista médica The New England Journal of Medicine, serias fallas en sus propias proyecciones de fatalidad del Covid 19, debido a que el número de personas asintomáticas, esta creciente, ¡lo que cambia completamente la ecuación!

Y, en general, como siempre digo, solo se escuchan «expertos en enfermedades”, con todo lo que eso implica, miedo, angustia, incertidumbre, que pueden ser factores que bloquean en contra de nuestro sitio web; y por el contrario no se escuchan a profesionales hablando desde el concepto de salud, y qué podemos hacer cada uno de nosotros, para ayudar a fortalecernos, ¡además de las medidas generales que se dan!

¿Podrías describir qué es un virus y cómo es el efecto que produce al ingresar en un organismo con defensas altas? 

Los virus (¿virus o exosomas?)son partículas de ácidos nucleicos, envueltos en una cápsula, de naturaleza proteica denominada “cápside”.

Ahora, en realidad desde la biología, no está bien definido exactamente qué son, porque existen en el límite entre los seres vivos y los compuestos químicos. Ahora bien, tanto los virus como las bacterias y los microorganismos en general, forman parte de la familia de microorganismos: ¡Que forman parte de la pirámide biológica de la vida!

Es más, nuestro organismo cuenta con una cantidad de virus, que tienen diversas funciones fisiológicas en el organismo, y ese conjunto de virus se denomina Viroma.

Esto ha sido detectado por el Estudio Microbioma Humano, y como virus, bacterias y otros microorganismos viven en estado de “simbiosis” contribuyendo a mantener el equilibrio de los sistemas orgánicos.

Existe un falso concepto que la medicina oficial está diseminando entre las personas que es la falsa teoría del contagio. Y es que hay que diferenciar entre “portadores sanos” que todos lo somos, ya que como expliqué: nuestro organismo está colonizado por billones de estos bichos, que superan entre 10 a 25 veces la cantidad de células humanas, ¡siendo la cantidad de las mismas en el orden de los 100 billones de células humanas!

Y todo este viroma está perfectamente controlado por el trabajo de nuestro desarrollado y sofisticado sistema inmune, el cual depende directamente de un factor de primer orden y que brilla por su ausencia, sobre todo en los medios de desinformación masiva, ¡y es la ALIMENTACIÓN!

¿Cuál es la importancia de la alimentación? 

¡La relación entre la alimentación y el sistema inmune, está harto demostrada!

Hipócrates, el padre de la medicina, pronunció su famosa e irrebatible frase “que tu alimento sea tu medicina” y, también, “todas las enfermedades provienen del intestino”.

El estudio del Proyecto Microbioma Humano, un estudio internacional que duró 5 años (2008-2012), en el que participaron 250 profesionales de 80 países, demostraron y ratificaron la afirmación de Hipócrates: que todas las enfermedades vienen del intestino.

¡La gente, en su gran mayoría, desconoce que el 80% del sistema inmunitario se encuentra en el sistema digestivo! Y, ¿por qué? Porque la salud o la enfermedad entran por la boca.

Esto es tan asiático, que existen libros médicos dedicados al tema de la Inmunonutrición.

Además, se demostró que la microbiota intestinal y la alimentación, se influyen mutuamente. Es decir, según el tipo de alimentos que una persona consume, la microbiota va a recitar en forma diferente.

El lumen intestinal, está protegido por una membrana impermeable que está reforzada por sustancias inmunológicas que se encuentran como producto de la fermentación de los alimentos vegetales, como el ácido butírico, además de otros compuestos derivados de la acción de la microbiota intestinal.

La mayoría de los alimentos que ayudan a reforzar las defensas inmunes, provienen del reino vegetal. La dieta convencional, donde abundan y se consumen alta cantidad de proteínas animales, generan las condiciones para el desequilibrio de la microbiota y la proliferación de patógenos, por alteración del medio interno-el terreno orgánico, que es justamente lo que mayoritariamente consume la gente.

Por eso da mucha bronca que los “expertos” que llenan la pantalla de los programas de TV, especialmente los noticieros, y salvo alguna excepción, ninguna mención al factor inmune y su relación directa con la alimentación, imitando a las personas que pueden tener una acción directa para protegerse y ayudarse, y no ser sólo meros agentes pasivos, condenados a ser víctimas de un “virus maléfico” que quiere hacernos daño.

Los alimentos más recomendados para el sistema inmune son: los cítricos, en general, las cebollas, ajos, zanahorias, papas, brócoli, albahaca, puerros, manzanas, morrones (por nombrar solo algunos) y condimentos como la cúrcuma, el ajo, el jengibre, orégano, tomillo.

Muchos te deben tener como referencia del veganismo y es que, acaso, ¿existe otro tipo de alimentación más sana? 

Aquí llegamos al punto fundamental, en cuanto al cuidado de la salud, y que es el tema alimentario.

¿Y por qué es fundamental? Porque el 80% de nuestro sistema inmune se encuentra en el aparato digestivo. ¿Cómo? Sí, en el sistema digestivo y está íntimamente relacionado con nuestra microbiota intestinal, la cual determina el tipo de alimentos que una persona puede consumir, y puede ser modificado con el cambio de alimentación.

El Estudio Microbioma Humano, constituye un hito en la historia de las investigaciones médicas-biológicas, porque descubrió un Universo totalmente desconocido por la medicina oficial establecida, ¡y que está cambiando las lavas de la misma!

El tracto digestivo está cubierto por una membrana especial conformada por una serie de proteínas integradas que forman una malla de contención, que impiden el paso de elementos tóxicos o inconvenientes a la circulación sistémica.

Cuando esta malla comienza a debilitarse, comienza a alterar, posiblemente, que elementos indeseables se filtren. Esto se conoce como Permeabilidad intestinal y se demostró que esta es la causa que hace prácticamente todas las llamadas enfermedades, tengan su origen en el sistema digestivo.

Esta malla está constituida por una serie de elementos que confieren la capacidad de frenar y retener, por ejemplo, a los microorganismos que intentan atravesar la membrana de contención; una de esas sustancias protectoras son una serie de ácidos, que se producen a partir de la fermentación de alimentos vegetales, y se conocen como ácidos grasos de cadena corta, como el acetato, butirato y propanoico, los que a su vez se relacionan con los tipos o phylums de microorganismos que forman la microbiota intestinal.

De estos grupos, el más o uno de los más importantes es el perteneciente al grupo de las Bifidobacterias, y que son las primeras en colonizar el tracto digestivo del recién nacido, a través de la lactancia materna.

Ahora bien, el cuerpo humano tiene la capacidad de controlar y corregir pequeñas fallas que normalmente se producen, de ahí que no deje de asombrarnos.

Por ejemplo, normalmente, se producen pequeñas “fugas” de los productos indeseables-toxinas y que el organismo tiene la facilidad de neutralizarlo mediante el accionar de elementos defensivos, que conforman el sistema inmune.

Todos los días nuestro organismo se enfrenta a la tarea de neutralizar y eliminar los productos tóxicos que se filtran. ¿Y por qué esto es así? ¿Por qué se producen diversas filtraciones?

¡Porque los sistemas biológicos se retroalimenta! Es decir, necesitan ser estimulados por mantener y perfeccionar su mecanismo de acción, en este caso, del sistema inmune y desintoxicante, ya que órgano o sistema que deja de cumplir su función, se atrofia.

¡Y esta es una ley de oro en la biología y medicina!

Por eso, el sistema inmune debe desde chico aprender a distribuir lo bueno de lo que perjudica.

Además, el sistema inmune tiene una gran variedad de recursos que permite dar una respuesta satisfactoria cuando el organismo se ve agredido.

Pero, para que este sistema pueda responder, es necesario proporcionarle el “combustible” adecuado para poder responder correctamente.

Si analizamos lo que la gente “consume normalmente” vamos a ver que su inmensa mayoría lo hace con productos que son potencialmente peligrosos para la salud, como el consumo de proteínas animales de todo tipo, azúcares y harinas refinadas, productos industrializados, y un largo etc que producen un estado de estrés en el sistema defensivo, hasta que en algún momento se llega al estado de AGOTAMIENTO, y que representa la última etapa de estrés-alarma, resistencia y agotamiento.

A eso hay que sumarle la intoxicación generada por la gran cantidad de medicamentos que la gente consume (por motus propio o por indicación médica) para tratar de controlar y/o suprimir los desequilibrios generados por años de haber consumido alimentos inadecuados y que, salvo honrosas afectadas, el sistema médico oficial desconoce o se desentiende.

Ahora, con el “problema actual” que nos toca vivir, ningún medio de desinformación toca el tema del papel fundamental del sistema inmune y de su estrecha dependencia con la alimentación.

Para completar el tema alimentario, los alimentos más necesarios para fortalecer y mantener el sistema inmune, son principalmente de origen vegetal, ya que los mismos procesan procesos de fermentación, a partir de cualesquiera que sean los ácidos grasos de cadena corta; mientras que los alimentos de origen animal procesos de putrefacción.

Hay un precepto fundamental en medicina natural, o naturopatía, y es que nunca debe adaptarse el paciente al tratamiento, sino el tratamiento a condiciones y necesidades del paciente. Y eso es fundamental cuando a la alimentación nos referimos.

Yo recomiendo la alimentación basada en plantada (especialmente la vegana) pero hecha a conciencia, integral y si es orgánica mejor.

Ahora, dentro de la alimentación basada en plantas, hay también modelos diferentes, como la crudívora, frutariana, macrobiótica, vegana, etc.

Hay algo que debe tenerse presente y es que la microbiota intestinal es tan personal como la huella digital, por lo que no hay dos personas que tengan la misma composición, lo que nos indica que tampoco se puede recomendar la misma dieta a todo el mundo.

Hay personas que por lo expuesto, no pueden llevar una dieta totalmente cruda, porque su microbiota no está adaptada, por lo que la alimentación debe acondicionarse a sus características. No tener presente este principio fundamental puede generar muchos tractores en la salud o el fracaso de esta elección alimentaria.

Pero, no cabe dudas, que una alimentación basada en plantas es la que corresponde a nuestra fisiología y la mejor garantía de salud, siempre practicada a conciencia.

En realidad, es como siempre digo: nunca se debe adaptar el paciente o la filosofía personal del profesional, sino que se adapta la terapéutica a las características del paciente y, sobre todo, en una cuestión alimentaria ¡incluso dentro de la natural!

Es como ya lo expliqué, en un principio, por la microbiota intestinal, ya a medida que uno va a cambiar su alimentación, cambia la composición de mi microbiota.

Hay personas que pueden comer casi todo crudo, y hay otras que no; todo es cuestión de escuchar y entender el mensaje de nuestro cuerpo y de no COMPETIR para ver quién es más vegano, vegetariano, naturista, etc.

Lo que se busca es el desarrollo y mantenimiento de lo más valioso que tenemos, que es nuestra salud.

Y, también, tener conciencia de que no se trata de modismos pasajeros, sino de la herramienta y el vehículo que nos permite disfrutar lo mejor posible de la vida, porque sin salud, todo lo demás, no cuenta.

Mariela Verónica Gagliardi

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La oscuridad no es tiniebla

 

Ver y no ver5

Empezando por el principio cabe resaltar que Oliver Sacks fue el neurofisiólogo que creó la verdadera historia, por tratarse de la suya en verdad. Sus problemas de salud lo hicieron estudiar incansablemente. No solo para salvarse sino para sanar a cuanta persona pasara por diversos problemas de salud.

Cuando pienso en el mundo de los ciegos me angustio de inmediato. Mi corazón late, precipitadamente, deseando nunca perder la vista. Ni siquiera por unos segundos. Ni siquiera para vivir una experiencia nueva. Nunca, jamás.

Creo que este miedo lo comparto con miles o millones de personas en el universo, pero es un miedo -como casi todos- infundado.

La vista a través de los ojos ve cosas que quienes están “privados” de la misma, no pueden.

Suena tan inverosímil este juego de palabras que cuando releo lo que escribo dejo de comprender absolutamente todo. Este papel debería estar escrito con palabras sin tinta, solo con imaginación.

De aquí en adelante solo analizaré lo que vi con el alma, con el corazón y con cada uno de mis sentidos. La vista la dejo para lo último porque no es indispensable para este magnífica obra de teatro que consigue trasladarnos a un campo colmado de incertidumbres, aquellas que al humano -por lo general- no le agradan.

“Ver y no ver” (cuyo título original es “Molly Sweeny”, escrita por Brian Friel y dirigida por Hugo Urquijo) es una invitación hacia lo desconocido por la mayoría de los mortales.

Si pudiéramos quitarnos los ojos, lo más probable es que no sabríamos qué hacer con nuestras vidas.

Sin embargo, Any Sweeny (Graciela Dufau) se desplaza por el escenario viviendo. Sintiendo. Aprehendiendo. Oliendo fragancias a flores exquisitas. Sabiendo qué hacer a cada instante, menos cuando su entorno está tan ansioso por una operación que podría devolverle lo que en un principio tuvo.

Ella no parece necesitar cirugías, ni cambios drásticos. Tiene lo que quiere. Lo que necesita. Lo que su corazón palpita.

Es encantador escuchar las diversas melodías que acompañan los relatos de los tres actores, que tienen su momento para expresarse en solitario, de manera privada, sin ser cuestionados o juzgados; a la vez que se fusionan espléndidamente. ¿Hace falta verlos con los ojos? Realmente no. Con la vista podemos aprecer ciertos detalles escénicos como la puesta minimalista con proyecciones cálidas y un mobiliario simple. Sin la vista se pueden sentir aquellas cuestiones inexplicables, sinceramente, con palabras. Con esto quiero decir que lo que pueda comentarles en esta nota es un mínimo porcentaje de lo que puede apreciarse a lo largo de toda la función que nos mantiene en vilo a los espectadores.

Emoción, escalofríos, llanto y cuántas cosas más logran cautivar a nuestros cuerpos. ¿Humor? Claro que sí, porque si bien es drama, el director consigue matizar y descontracturar llevándonos al inicio de la historia de amor de esta pareja encantadora: la de Any con su marido Martin (Arturo Bonín). Un dato particular y llamativo es que él la conoció al igual que en la actualidad, pero ahora, por algún motivo anhela que ella pueda verlo, quizás. Quienes vemos con los ojos estamos convencidos que quienes no se están perdiendo de mucho. ¡Qué egoístas y caprichosos que somos!

Sumergirse en la vida de esta gran mujer es sacarse muchos prejuicios, la venda llena de polvo y, realmente, empezar a vivir como seres vivos.

Tenemos un cuerpo que, tantas veces, no usamos por completo. Caminamos sin plantearnos que lo conseguimos gracias a las piernas. Besamos, sin pensar en que podemos gracias a nuestros labios. Y, así, podría enumerar muchos ejemplos que no harían más que aburrirlos.

“Ver y no ver” es una lógica racional versus una sentimental.

Queremos que la minoría sea como la mayoría sin evaluar, por un momento, que tal vez, que los más pueden ser menos.

Nelson Rueda, encarnando al Dr. Wasserman, el médico que experimentaría la “cura” de la “ceguera” de quien no parece tener demasiado entusiasmo en abandonar su universo paralelo.

A veces se puede elegir, y otras no.

Cuando sus ojos descubran, quizás sea demasiado tarde o, tal vez, la experiencia de su vida la haga entender qué le conviene.

Un devenir de situaciones harán que esta dramaturgia nos engalane desde el comienzo y no sufra ningún altibajo. Impecable, excepcional, perfecta e interpretada por tres grandes actores argentinos que no hacen más que convencernos de sus posturas.

Y vos, si tuvieras la oportunidad de escoger ¿qué harías?

Mariela Verónica Gagliardi

Elenco: Graciela Dufau, Arturo Bonín, Nelson Rueda.

Dramaturgia: Brian Friel.

Dirección: Hugo Urquijo.

Funciones: Miércoles 21 hs, Sábados y domingos 18 hs.

Teatro La Comedia.

 

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