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“Mecanismos de erosión para la tempestad de Shakespeare”, está basada en la obra de teatro “La tempestad” de dicho autor.
Esta puesta en escena, dirigida por Francisco Esteban Grassi, nos invita a recorrer las distintas maneras de Poder. Sabemos que el ser humano necesita de éste para, la mayoría de las veces, sentir confianza en sí mismo. En la antigüedad era muy común tener súbditos o esclavos, no solamente para delegar tareas sino para depositar humillaciones en alguien. Actualmente, el hombre modificó la forma de esclavizar a otros seres, pero aún no se abolió.

La simbología se hace presente, a cada instante, durante todo el drama representado por los actores: Romina Almaluez, Juan José Barocelli, Natalia de Elia y Francisco Grassi.
Una fuerte tormenta acaba de desatarse y, después de distintos métodos para frenarla, el barco en el que viaja una tripulación, naufraga. Pocos son los sobrevivientes que logran llegar a la Isla de Nápoles.
¿Qué significa la tormenta o tempestad? Nos sugiere, sin lugar a dudas: violencia, odio, agresión y sed de venganza.
En cuanto a la Isla, ¿qué importancia tiene dicho lugar? Justamente, el escenario rodeado de aguas, demuestra la vulnerabilidad del hombre y cómo está apto para sobrevivir, aún cuando tema por su vida y lo crea imposible.
Unos fenómenos mágicos se desencadenan continuamente, como si fuesen un conjunto de códigos o un lenguaje, conocido por un solo habitante de la isla. A su vez, la música cobra un papel protagónico, en todo momento, ya que tiene relación con esa metafísica desplegada.
Para comprender mejor de qué se trata, Ariel, es protagonizada por una mujer que es la encargada de llevar adelante todo lo que Próspero le ordene y pida. Ella, es una especie de divinidad, que responde solamente a su amo.
Retomando el sitio de la isla, muchos estudiosos de los textos de Shakespeare, suponen que dicho lugar no es un invento sino que se trataría de las Bermudas ya que en el siglo XVII, naufragó un barco inglés (Sea Venture), haciendo que los sobrevivientes tengan que habitar la isla.
Próspero (antiguo duque de Milán y exiliado de sus tierras) vive en una isla desierta junto a su hija Miranda (campesina). Ambos tienen una mala relación entre sí, ya que él decidió vengarse de una traición pasada. Ella no entiende por qué debe vengarse pero sí descubre que fue el culpable del naufragio. Cáliban (sirviente e hijo de la hechicera Sicorax), intenta satisfacer constantemente a su amo pero comete el error de dejar huellas y, a partir de ellas, los sobrevivientes del naufragio, descubren la isla y su magia.
Por otro lado, Ferdinando (un Noble caballero e hijo del Rey Alonso) se enamora de Miranda y decide, para estar junto a ella, convertirse en esclavo de su padre. La pareja tendrá una sola opción para seguir amándose, que será elegida por Próspero: el casamiento. Así es como Ferdinando abandona su clase social para continuar junto a su mujer, para siempre.
Pero, actualmente, al Rey de Nápoles (Alonso) se le hace muy difícil continuar en su trono ya que su hermano (Sebastián) junto a su mujer (Antonia, hermana de Próspero), planean destituirlo, matándolo. Francesca (la sirvienta), es la única alma bondadosa que se puede sentir en ese mundo tan vacío y tenebroso, lleno de poder.
Además, aparecen otros personajes llamados Tríncula y Estéfano (un borracho empedernido), que intentarán encontrar las pistas para llegar a un tesoro oculto en la isla. Para tal fin deberán ganarse la confianza de Cáliban que los guiaría para tal objetivo. Se preguntarán cómo conoce tal tesoro. Porque las tierras eran de él y un hechicero se las robó, dejándolo sin nada. Para intentar recuperar lo que es suyo, deberá conseguir aliados. ¿Lo conseguirá?
El modo en el que Próspero decide conservar su calma interior, es asombroso. Más allá de los miles de años que tienen los textos originales, el mensaje sigue siendo el mismo: el perdón y la paz.
En cuanto a las roles desenvueltos por los actores, son excelentes. Logran cambiar de un instante a otro, sus personajes y vestuarios, a la perfección.
Se podría denominar una obra de teatro prodigio porque no existe el error humano.
En cuanto a la iluminación y el sonido, ambos cumplen un papel importantísimo ya que los cambios de escenas se determinan por las distintas tonalidades y sus gamas, al igual que la presencia de los espíritus son tenidos en cuenta por la música.
La tempestad, ese torbellino que todos llevamos dentro pero que cuando aprendemos, sabiamente, a domesticar, nos volvemos civilizados y Personas humildes.
Ficha técnica:
Dramaturgia: Francisco Grassi.
Dirección: Francisco Grassi.
Elenco: Romina Almaluez, Juan José Barocelli, Natalia de Elia y Francisco Grassi.
Coach actoral: Nicolás Barsoff.
Música: Alejandro Attwell.
Iluminación: Luciana Jarez.
Escenografía: Duilio Della Pittima.
Vestuario: Juan José Barocelli y María Mazza.
Prensa & Difusión: Mariano Casas Di Nardo.
Teatro: El Excéntrico de la 18, Lerma 420, C.A.B.A. – Argentina.
Funciones: Sábados a las 22:30hs.
Reservas: 4772-6092 / 4775-1438. Costo de entrada $60. (Descuento para estudiantes y jubilados $40).
Finalización: 27 de octubre.
Mariela Verónica Gagliardi
Escrito
en octubre 11, 2013