Minientrada

Quizás les pase que al escuchar música nacional, se sientan identificados con un músico u otro. A veces, ni siquiera saber por qué se siente atraído por ciertas melodías o por qué unas estrofas nos rememoran a una época determinada de nuestras vidas.
Me atrevo a decir que es imposible no sentir felicidad al escucharla a Julia Zenko entonar distintos poemas, al mostrarnos su sonrisa gigante y sus ojos que desean ir aún más allá de lo que dice.
Es puro arte lo que ella hace y no porque yo lo diga, sino porque se siente, porque se ve, porque el público se estremece y porque si pudiéramos pedirle que se quede durante horas cantándonos, los haríamos.
Hace unas horas se presentó en Velma Café (Gorriti 5520 – C.A.B.A) y nos brindó un recital muy diferente a los anteriores. En esta oportunidad, compartió el espacio con sus hijas, Laura González y Elis García, bajo la consigna del show: «Juntas somos más».

Una morocha y de pelo lacio, la otra rubia y con pelo enrulado. Son dos estilos muy diferentes, estéticamente, y a nivel vocal, si bien tienen matices distintos, apuntan a un mismo objetivo: conmover y endulzar, al igual que lo hace su madre.
Fue mágico lo que pudieron lograr, deslizándose por las tablas, cambiando su vestuario, mirándose entre ellas, compartiendo gestos, pareceres, diálogos y una inmensa aprobación de que su idea fue la indicada.
Estas dos mujeres, también son cantantes así que se puede denominar un trío lo que vivenciamos durante el recital. La primera canción de la noche fue: “Me enseñaron todo mal” (Cambios, 1986). Este tema, trata justamente de los contenidos que los adultos enseñan a los pequeños, de memoria, sin siquiera razonar. Si bien esta canción es de casi 30 años atrás, podemos darnos cuenta cómo siempre existió el mismo conflicto entre lo homogéneo y lo diferente. «Me enseñaron todo mal», también, es la introducción en la obra de teatro «Cómo te explico» de Gustavo Salgado -la cual trata sobre las falencias de la enseñanza en los colegios, desde hace tiempo atrás-.
Luego continuaron otros éxitos como: “No quiero arrepentirme” (En tiempo real, 1991) y “Crecer con todo” (Crecer con todo, 1987). De la mano de Laura, comenzó “Encuentros y despedidas” (Los elegidos, 2009), pero antes nos contó una anécdota de su viaje a La Habana (Cuba), en el cual conoció a mucha gente y le agarró melancolía al no saber si la volvería a ver alguna vez. Pero al finalizar esta canción, apareció su hermana Elis -vestida de vaquera- con “Viento del sur” (En tiempo real, 1991). Ella, con su chispa, no se detuvo a hacernos una introducción. Simplemente amenizó con su coreografía, la cual tuvo que hacer también Laura.
Lo interesante del show fue ver cómo una de ellas comenzaba a cantar y luego las demás se acoplaban con coreos u otra parte del tema. Pero, como era esperado, Julia Zenko, nos cantó, sola: “Todos los días un poco” (20 grandes éxitos, 1997).
Otro punto importantísimo es que, el recital, en ningún momento tuvo altibajos. Los dos pisos del Velma se llenaron y no había lugar ni para una persona más. Debemos admitir que fuimos privilegiados al estar allí, ante tal esplendor artístico. Después, continuó, Julia con “Canto versos”, canción que canta junto a Luis Gurevich y que formará parte de su próximo disco.
La puesta en escena y el repertorio escogido, formó una historia que se podría seguir contando con palabras pero que es más bonito y placentero dejarse llevar personalmente. El show no tuvo ningún descanso, ni para los músicos ni para las tres vocalistas. Solo se detuvieron a tomar un poquito de agua y sus voces siguieron proyectándose en el espacio. Los músicos que estuvieron presentes son: Horacio Montesano (Guitarra), Pablo Barbieri (Batería), Agustín Roy (Piano) y Pablo Giménez (Bajo); quienes no solamente le dieron ritmo y trascendencia al recital sino un profesionalismo y talento enormes.

En cuanto a la historia que se contó, la podríamos dividir en dos: una primera parte llena de sentimentalismo, heridas, emoción, amor y búsquedas internas. En cambio, la segunda parte, fue un optimismo al presente vivido por cada uno, unas ganas de seguir adelante sin mirar atrás.
Esto lo demuestran: “Si pudiera elegir” (20 grandes éxitos, 1997), “Samba del Río de la Plata” (Crecer con todo, 1987), “Con las alas del alma” (Los elegidos, 2009), “Juntos es más fácil” (Los esenciales, 2003) y “Dale alegría a mi corazón” (20 grandes éxitos, 1997).

No se hicieron desear para el bis compuesto por Fito Páez. No les hizo ni les face falta sentirse más grandes, porque son Grandes.
El próximo viernes 23 a las 21 hs, tenés la última oportunidad de vivir este espectáculo, con el corazón y los cinco sentidos.
Mariela Verónica Gagliardi
Escrito
en agosto 19, 2019