Aires de esperanza
Un escenario vacío se va llenando, de a poco, con una propuesta que se gestó hace años atrás y que seguirá estando vigente -tal vez- por siempre.
Por un lado tenemos un programa de televisión que solo piensa en entretener al espectador y en aumentar el rating. Pero una emisión en particular será totalmente distinta, especial y conmovedora.
Los maestranzas de la NASA es humor y conciencia. Es la oportunidad de presenciar una obra de teatro picaresca y picante. Antagonista y precisa. Porque cuando consiguen relajar al público, le clavan el aguijón.
¿Por qué la NASA?
Es un viaje hacia la Luna, hacia interrogantes del pasado, una posibilidad de analizar la información que se nos da procesada, de investigar -junto a los actores- si todo lo que sale de la caja boba es cierto o puro montaje (como el «hito» de 1969).
Supongamos que Neil Armstrong llegó junto a su equipo y plantó la bandera. ¿Y? ¿Cambió en algo al mundo? ¿Nuestro país sacó algún rédito, se volvió más humano, más solidario, más condescendiente con el prójimo?
Con pocos recursos escénicos consiguen una impronta avasallante y sensible. Porque resulta imposible no sentir empatía con la temática, con el discurso y con todo lo que plasman durante la dramaturgia.
¿Un empleado debe perecer en el anonimato? ¿Debe silenciarse automáticamente?
El que calla no siempre otorga.
El que calla, muchas veces tiene miedo.
Entre cientos de bolsas de plástico, el terreno lunar y sus cráteres se harán presentes; y los cuerpos volarán hasta donde su imaginación se los permita. Porque para eso no existe límite geográfico ni represión, ni apriete, ni sueldo que limite.
Dos artistas que logran desenvolverse de manera fluida, con muchos recursos clownescos y una clara destreza física. Junto a un conductor de televisión que será su hilo conductor y la asistencia -en vivo- de una actriz que les hace llegar desde otra galaxia todo lo que solicitan.
Los días pasan entre un planeta y otro, entre juegos y canciones que permiten sobrellevar tiempos difíciles, la vida misma y la precarización laboral.
¿Qué es lo que más impacta de esta puesta en escena?
Muchas cosas. Diría el todo en conjunto, los detalles y la conjunción de los mismos. La modalidad que utilizan para hacer que la tragedia pueda ser digerida sin que el espectador se de cuenta. Como quien aplaude un chiste y en verdad está abrazando una causa justa.
Adoro este estilo de arte en que se piensa, se hace una pausa, se combina con distintos estilos y se vuelve a empezar… o a continuar por si acaso.
Volar, levitar, ¿comunicarse?
Con la angustia de un payaso y la máscara de una sonrisa pintada, grandes y chicos, familias enteras diría, disfrutaron, disfrutamos. Incómodos por momentos porque se tocan temas de la cruda realidad real. Distendidos y buscando miradas cómplices. Unidos bajo una misma sala, como un cohete espacial a punto de emprender un viaje hacia un sitio más confortable, más amable.
El teatro consigue eso. Permite entablar diálogo antes y después, lagrimear sabiendo que el de al lado también lo hace, unirnos en un sentir que, quizás, se disuelva al rato. Es magia y oportunidad de cambio. Cambio de verdad. Porque el amor siempre vence y es el arma letal contra quienes destruyen.
Mientras los malabares con bolsitas continúan imagino cuerpos vibrando, sonrisas plagando las calles, una mano uniéndose a la otra en un canto único de libertad, de decir basta de avasallar nuestros derechos.
Limpiar lo que otros ensucian. Sentir orgullo por ser quien se es y no por un blem que haría relucir un objeto, o dos, o tres.
Se es no siempre lo que se hace sino lo que se puede.
Escrito
en enero 6, 2019