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Para ser una grande hay sentirlo, actuar con convicción y pisar firme.
Allá por los años 20′, una argentina decidió migrar para España, ese país tan similar al nuestro en varios aspectos. Desde ese entonces, se enamoró de dichas tierras y las puertas se le abrieron una tras otra.
Su éxito pudo ser debatido, discutido o envidiado pero, lo único cierto, es que Celia Gámez fue y sera una divina del teatro musical, de revista, de la zarzuela, del tango y de cada melodía desencadenante que penetraba en los corazones aventureros.
Argentina y Española, realmente no importa su nacionalidad sino la trayectoria que tuvo, su pasión por la música, el baile y el canto. Impuso modas como el pelo corto en una época monárquica, los colores y vestuarios, y la valentía por seguir adelante sin dejarse abatir.
Causalmente, el Maipo Kabaret le abre las puertas a esta obra (escrita y dirigida por Emilio Sagi) que no es ni más ni menos que un viaje por el tiempo, recordando los momentos más importantes de su vida personal, artística y varias anécdotas que se entrelazan durante la dramaturgia. Causalmente, el mismo teatro en el que estuvo actuando Celia, brillando como siempre lo hacía.
No es fácil hacer de ella, interpretarla ni encarnarse en su piel sin quedar en ridículo. Para esto, Ivanna Rossi aparece en escena junto a cuatro baiarinas-coristas (Jimena González, Virginia Kaufmann, Virginia Módica y Pilar Rodríguez Rey), transitando un camino realmente conmovedor, perfecto y suspicaz. Contextualizan cada escena, tres grandes músicos (Santiago Rosso en piano, Juan Pablo Togneri en contrabajo y Natacha Tello en violín), que en vivo logran introducirnos en esta historia que mezcla la intimidad con el arte absoluto.
Un café concert es mucho más íntimo que una sala de teatro, motivo por el cual resulta emocionante estar allí en el público, aplaudirla, lagrimear y sentir como al resto de los espectadores les pasa lo mismo.
La Celia, nuestra Celia, allí, tan cerca y tan lejos. En otro continente y en el nuestro, intentando decidir su suerte, intentando no equivocarse, pretendiendo ser feliz.
“A media luz” abrió el show, trayendo la nostalgia sin anestesia. Así, el climax fue preparándose para un musical excelente en el que se lució todo: vestuario, iluminación, escenografía, actuaciones, coreografías y cantos.
Quiero tu amor solo para mí esbozaba una de las letras, haciendo dando el puntapié para el tema siguiente (La novia de España).
Como las frases y dichos que suelen comentarse, quien tiene dinero no tiene amor. Y, podría decirse que ella no contó con mucha suerte para lo segundo, si bien su propósito no fue enriquecerse sino hacer lo que amaba.
Tuvo muchos enamorados y uno de ellos fue Don Alfonso XIII -rey de españa-. Pero, ni siquiera cuando creyó conocer al hombre de su vida le duró para siempre, siendo engañada de una manera tristísima, no teniendo el valor como para separarse de ella sin hacerla sufrir una humillación.
Todas las canciones que interpretó tuvieron un tinte diferente, aunque siempre girando en torno al romanticismo. Así presenciamos performances graciosas, trágicas, tristes, dramáticas, cómicas.
Una actriz de esta categoría puede hacer el rol que quiera, no tiene que esperar un casting sino, simplemente, presentarse.
Un beso de amor no se lo doy a cualquiera (El beso), decía Celia, confirmando su dulzura y respeto de su corazón.
Tuvo la posibilidad de tocar con Carlos Gardel, en España, y quedar atrapada en ese sentimentalismo en que se supone hay que decidirse entre una u otra patria.
Quiero que mi novio sea portero de un equipo de fútbol (canción representada dentro de la zarzuela Las castigadoras)
“Pichi” y “Los nardos”, fueron sin lugar a dudas sus canciones más exitosas a lo largo de su carrera, marcando un antes y un después. Así como Las Leandras se erigió como una obra de gran prestigio.
“¡Viva Madrid!”, “¡Tabaco y cerillas!”, “Mírame”, “La estudiantina portuguesa”, “La luna de España», “¿Me voy o no me voy?”, fueron algunas de las canciones que sonaron durante la encantadora velada en que el público adulto –en mayor parte grande– se entregó al viaje propuesto por el elenco.
Frases como Tienes más humos que el tren (¡Tabaco y cerillas!) o Me voy o no me voy por ser la que yo soy (¿Me voy o no me voy?), le otorgaron a Celia Gámez su personalidad, su portación de artista pasional como todo lo que miraba y tocaba.
Toda su vida fue intense y el año 1937 (durante plena Guerra Civil Española), decidió volver a la Argentina, huyendo con lo puesto, desesperada, buscando encontrar algo de paz. Aunque, tiempo después su corazoncito le dictó que debía retornar a Europa. Solo escogió la Argentina como lecho de muerte.
La florista viene y va, y sonríe descará, por la acera de la calle de Alcalá (Los nardos).
Mariela Verónica Gagliardi
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Escrito
en mayo 26, 2020