*** ENERO 2023 ***

Entradas etiquetadas como ‘eduardo pavlovsky’

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Teatro: Caras y Caretas 2037

VIERNES A LAS 20 HS. Othelo – Termina mal 

William Shakespeare | Gabriel Chamé Buendia | Matías Bassi | Gabriel Beck | Elvira Gómez | Martín López Carzolio

Localidades

SÁBADOS A LAS 20 HS. Potestad
Eduardo Pavlovsky | Norman Briski | María Onetto

Localidades

SÁBADOS A LAS 22.30 HS. 200 Golpes de Jamón Serrano

Gustavo Garzón | Marina Otero 

Localidades

DOMINGOS A LAS 20 HS. Monólogos de la Peste

Autores seleccionados por Mauricio Kartun | Gran Elenco

Localidades

CARAS Y CARETAS 2037: Sarmiento 2037 – CABA.

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«Solo brumas», de Pavlovsky

Solo brumasActúan:

María Pía Molina Brescia – Melina del Valle – Sergio Barattucci

Asistencia de Dirección: Mariana Barragán

Dirección: Eduardo Misch*

En algún lugar del país tres compañeros de trabajo desarrollan una labor singular: administran la muerte de niños por causas evitables. Lo macabro de su tarea los mete en su cotidianidad, en lo concreto del día a día. Esta convivencia los lanza a la reflexión, a la búsqueda de la libertad. Lo imprevisible como salida.

Sábados 20 hs

TEATRO EL POPULAR

CHILE 2080 – C.A.B.A.

Tel. ( 54 11 ) 2051 8438

Entrada $100

Descuentos a estudiantes y junbilados

Dice Pavlovsky sobre su obra: «Solo Brumas – es una obra sobre la brumosidad de la cotidianeidad. La monstruosidad de lo cotidiano. Lo cotidiano de lo monstruoso. Revelar la argumentación es un poco traicionar el espíritu de la obra. Como autor es la obra más brumosa que escribí. Donde el sentido de los personajes parece perderse en la tremenda cotidianeidad del día a día. Mucho me gustaría que el espectador se dejara llevar por la maquinaria rítmica de los personajes. Son personajes comunes. Reconocibles. Pero la bruma que los envuelve y las circunstancias por la que atraviesan los puede convertir en personajes excepcionales. Hay que recorrerlos. Dejar el juicio momentáneamente.

Tal vez lo macabro de la cotidianeidad nos devuelva la imagen del mundo de la indiferencia que vivimos. Del mundo macabro – cuando se hace obvio y natural. Tal vez – no lo sé. No pretendo enunciar ningún mensaje. Ninguna esperanza. Los personajes me han llevado. Las circunstancias socio-históricas parecen marcar que lo macabro es tan cotidiano como los 25 niños que mueren por día en la Argentina por causas evitables. »

FICHA TECNICA

Actúan:

María Pía Molina Brescia – Melina del Valle – Sergio Barattucci

Asistencia de Dirección: Mariana Barragán 

Dirección: Eduardo Misch*

Colab. en escenografía y vestuario: Yamila Barreira

Iluminación: E. Misch

Gestión y producción escénica: salvavidasteatral

Asistente de dirección: Mariana Barragán

Dirección: Eduardo Misch 

Agradecimientos: Tato Pavlovsky, Daniela Volpe, Javier Rincón, Teatro Caliban, Araceli Di lorio, Darío Miño, Luciano Blanco, Javier Medina

*Eduardo Misch: Actor nacional, egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Desde 1990 se involucra en distintos proyectos actorales, de arte y salud e institucionales, militante artístico dicta talleres de teatro. Asiste a Eduardo “Tato” Pavlovsky desde 1999 y participó en 27 Festivales Internacionales  como actor, director y asistente de dirección. Actualmente actúa en la última producción de Pavlovsky, “Asuntos Pendientes” en el C.C.Cooperación, también en «El barro se subleva» escrita y dirigida por Norman Briski en el teatro Caliban y dirige «Solo Brumas» de Eduardo Pavlovsky en el teatro El Popular los sábados 20hs.

Prensa: Novello.

 

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La impotencia clandestina

Potestad2

Un hombre (Jorge Lorenzo) presenta un día en su vida inolvidable. Un día que marcará, lamentablemente, su destino y el de su familia.

Durante sesenta minutos, seremos testigos de la desaparición de su joven hija llamada Adriana y del dolor que siente como padre.

“Potestad” de Eduardo Pavlovsky (dirigida por Christian Forteza) es un reflejo de cómo, de un instante a otro, puede -todo-, tomar un giro rotundo sin anestesia. Potestad, terminológicamente hablando, se refiere al poder, al derecho y al deber. A la necesidad, imperiosa, de determinar quién es el titiritero y de qué manera debe manejar los hilos para su provecho.

Desde un comienzo lo vemos al actor inquieto, haciendo una serie de movimientos repetitivos y coherentes con los que, luego, nos narrará. Él nos muestra cuál es su silla, qué lugar ocupa en su casa y en la vida. Qué rol, en definitiva, cumple en su familia. Después, nos da a conocer las características de su esposa y la fría relación que tienen hace tiempo. Lo mal y desolado que se siente, sobre todo, un día domingo como el que transcurre en la obra. Por último, le toca el turno a su hija. La única mujer de la casa que logra pintarle una sonrisa y la única que le da afecto.

En ese contexto se desarrolla la pieza teatral hasta que, lo reiterativo desaparece y se hace presente el monstruo camuflado, que roba lo que cree que necesita solo por deshacer lo que no sabe construir.

Potestad se divide en dos partes, de este modo: primero, en la que conocemos los detalles de cada personaje y, luego, en la que estamos frente al conflicto. Esta división Potestad1me pareció impactante en cuanto al efecto que provoca dicho modo de contar la historia.

Al hacer hincapié en lo corporal -propio y ajeno-, indefectiblemente, los espectadores nos enfocamos en eso. Pero la liviandad del comienzo termina en una angustia que nos va cerrando de a poquito la garganta. No sabemos a dónde conducirá su puesta en escena, su descripción ni su problema matrimonial. Pero la inflexión en su voz nos permite, de a poco, entrar en el mundo de la dictadura. Ese espacio en que todo es oscuro y rojo. Incoherente y triste. Opaco  y doloroso.

Jorge Lorenzo representa a un padre que perdió a su hija para siempre. Un padre, como tantos otros, que nunca más pudo abrazar a su pequeña. Un ser que nunca pudo comprender el por qué. Que nunca tuvo la posibilidad de conocer a los autores del hecho y que jamás pudo decirles algo.

Su hija se convirtió en un fantasma sin nombre. En una estudiante que, seguramente, por pensar diferente, fue preferible eliminar.

¿Cómo es la potestad de un padre a quien se le quita este poder, a quien se le impide ser quien es?

El delirio y la paranoia se hacen presentes en su mente y la de su mujer, quienes no podrán deshacerse de ambas patologías sin caer en una tragedia.

Ese delirio que le hace realizar -en su propio cerebro- el mismo tipo de crimen que cometieron los militares. De esta manera, la obra tiene un doble mensaje: la impotencia que siente una persona al perder al amor de su vida y, por otro lado, las consecuencias que se desencadenan de ese infortunio.

Ficha artístico-técnica Potestad

Mariela Verónica Gagliardi

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La espera trágica, de Eduardo Pavlovsky

La espera trágica
Viernes 23 hs

«LA ESPERA TRAGICA»

de Eduardo Pavlovsky

Dirección: Diego Santos

Teatro Beckett. Guardia Vieja 3556 – C.A.B.A.

Funciones: viernes 23 hs.
Localidades:$50 y  $40

SOBRE LA OBRA

Tres cuerpos perdidos. Tres personas en búsqueda de una razón. Tres cuerpos en uno. Excusas y motivos para evitar hacer lo que ya no tiene sentido hacer: comunicarse. ¿Dónde es el mejor lugar para esconder la culpa de algo que no hice? ¿Dónde guardar lo que soy cuando de todas maneras seré juzgado como un criminal? ¿Se puede diseñar forzosamente un ser humano y a través de eso a toda una sociedad?

La Espera Trágica es la primera obra de Eduardo Pavlovsky, a quien la represión militar y las consecuencias lastimosas de su paso por el “poder” se ponen de relieve en su experiencia. Una de las primeras señales de peligro fue la bomba en el Teatro Payró en Noviembre de 1974, donde se representaba “El Señor Galíndez”. Pavlovsky no renunció a lo que definía como su “militancia cultural” y estrenó en 1977 “Telarañas” –alegato contra el fascismo instalado en la familia-. La dictadura prohibió la obra teatral por considerarla un atentado a la moral y luego fueron allanados su casa y consultorio. El dramaturgo eludió a los Grupos de Tareas y huyó por el tejado. Salir del país fue su única opción. En 1978, con pasaporte vencido, vía Uruguay y Brasil, se instaló en Madrid. Lo interesante de esta obra es que fue escrita en 1962.
Pavlovsky, en este caso, funcionó como “artista presagio” sobre el camino a seguir por nuestro país, demostrando cómo el arte puede llegar a ver, o intuir, con claridad los rumbos de una sociedad antes que ésta sea completamente consciente de su destino.
Hoy, la obra se encuentra más actual que nunca, porque ya no hay armas de acero para callar la verdad, pero la palabra al ser emitida, duele más que nunca. Hoy el silencio nos cala los huesos y nos deja a merced de otros. Otros que no somos nosotros.

Ficha artístico-técnica

Actúan: Gabriel Nicola, Analía Sánchez, José Manuel Espeche, María Alejandra Figueroa / Diseño de espacio: Diego Santos / Realización de escenografía: Virginia Rodríguez / Música original: Joaquín Rajadel / Vestuario: Jennifer Sankovic / Producción: María Horton, Diego Santos / Prensa: Alicia Accinelli / Asistente de dirección: María Horton / Dirección: Diego Santos.

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