*** MAYO 2023 ***

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Hasta que la sombra se proyecte

Aceite de mariposa1

Hay obras que pasan al lado nuestro mostrándonos determinadas realidades y, otras, que nos atraviesan transversalmente para generar un cambio de pensar y ver las cosas (al menos desde la óptica de la dramaturgia).

Aceite de mariposa (escrita por Thelma Demarchi y Ricardo Lago Oliveira, dirigida por este último y protagonizada por Thelma Demarchi) es una de esas historias del segundo tipo, porque de manera íntima y cercana nos narra algo tan real como certero, algo que cobra vuelo y nos moviliza tanto que conseguimos sentir lo que el personaje siente, pensar lo que dice, callar lo que su boca silencia y terminar soñando con un futuro en el que no se imponga una verdad sino muchas. Permitiendo la existencia no de una voz sino todas.

¿Quién es esta mujer que permanece sentada hablando de su pasado?

Esta respuesta podría obtener múltiples respuestas ya que todas las espectadoras somos diferentes, tenemos vivencias distintas y, por ende, nuestros recuerdos no son idénticos. Hablo en femenino no porque el unipersonal no pueda ser visto por hombres, todo lo contrario. Sino porque una de las temáticas de la pieza artística tiene que ver con nosotras, con la maternidad, con el hacerse cargo, con el no poder siempre, con el desbordar-se. 

Un hombre que se retrata como el abandono mismo, una madre que acapara, absorbe, condena y, quizás, a su manera ayude o perjudique. Una joven que busca el amor por donde sea y como sea. Que aguanta con tal de sentir cariño. Que se conforma con instantes, los cuales, posiblemente, la hundan más. 

Esta mujer que está rígidamente sentada, habla, cuenta… nos busca como testigos de su gran padecimiento que se centra, básicamente, en soportar estar viva. 

¿Cómo tolerar la existencia cuando no se hace un recorrido de auto conocimiento?

A veces los humanos pretendemos sacudir a alguien con nuestro dolor, pero este no es el caso. Ella no quiere llamar la atención, sino relatar una gran cantidad de años que la hicieron atravesar una montaña rusa tan digna como escalofriante. A quienes no sobreviven, pero ella sí. Y acá me detengo para comentarles que siempre que estemos ante la disyuntiva de tomar un camino fácil o difícil, tenemos la mayor herramienta llamada valor para hacerlo. Porque es simple tirar todo por el aire y hacer que explota, pero ella no pretende eso sino renacer como el famoso Ave Fénix, y no desde sus cenizas sino desde el dolor, el abandono, la tristeza, la creación y utilizar la razón para pegar cada partecita de su pasado… como un collage en el que todas las piezas son importantes. 

Algo muy estético y que suma es el tema de la iluminación, la cual va cambiando sus tonalidades de acuerdo a la escena que se desarrolle. Este detalle integra a la obra, uniendo la suma de las partes y manteniendo al público absorto.

Mientras tanto, la mariposa vive al máximo sus horas porque su permanencia en este mundo es breve. O, tal vez, la necesaria para exprimirla al máximo. 

Porque hay quien respira sin saber por qué ni para qué. Como si los días tuvieran que transcurrir delante suyo, como espectador de su propia vida. Pero, hay quien toma las riendas de su vida y cabalga junto a ella, sumergiéndose tanto como sus fuerzas se lo permitan.

¿Quién tiene la verdad? ¿Existe acaso?

Cuando el aceite se consuma, la oscuridad será plena y absoluta. Para ese entonces, la mujer deberá decidir si lamentarse o seguir adelante con un propósito. Por suerte, ella aprehende, se manifiesta, cobra valor y esperanza de un futuro en el que las cosas no sucederán simplemente por azar sino por un fin determinado.

Con un llanto desgarrador, seria, sonriente y tan cambiante como quien se busca; todo llega a su fin. Su recorrido también. Por suerte, el aceite de mariposa no se apaga como una vela. Permanece hasta que todo está dicho. Solo así víctimas o victimarios surgen. Cada quien juzgará u observará. Señalará con el dedo índice o guardará respecto porque aquel que no pudo y ahora puede; por quien siempre puede pero ahora decide correrse a un lado, por quien jamás se desplazará a menos que se lo ordenemos.

Aceite de mariposa es un drama que se vive a flor de piel, maravilloso, muy bien interpretado y con todo lo que una puesta en escena tiene que tener para atravesar la cuarta pared.

Mariela Verónica Gagliardi

Dramaturgia: Thelma Demarchi y Ricardo Lago Oliveira
Actúa: Thelma Demarchi
Dirección: Ricardo Lago Oliveira
Funciones: Domingos, 17 hs. Hasta el 24/11
Espacio Tole Tole (Pasteur 683 - CABA)
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Te quiero pero no sé si alcanza

Controversias

Una luz tenue nos invita a pasar al comedor en el que dos personajes jóvenes contarán sus últimos dos años, así que seremos testigos de ello con todo lo que implica.

Controversias (escrita por Dana de Nobrega y dirigida por Claudio Favieri) es una propuesta interesante que entrelaza los mandatos sociales, los conflictos de pareja y aquellos amores que no se animan a salir a la luz.

¿Hay algo más noble que el amor y su expresión? ¿Algo podría salir mal si lo dictamina el corazón?

En un primer momento se nos presenta la vida de una pareja, no en sentido estricto. Estamos frente a un hombre y una mujer. No los conocemos. No sabemos nada de ellos y, como espectadores, pretenderemos descubrir qué los une.

¿Pesa más ser amigo o pareja? ¿Es más una cosa que la otra? ¿Se está a tiempo de?

En esta relación existen puntos muy controversiales, como lo define su título y es que lo que vale no es lo que se diga sino lo que se haga.

¿De qué sirve un beso si es una despedida o la ausencia si se sienten enamorados?

El texto va in crescendo junto con la dirección impecable de Claudio Favieri, quien sabe dónde poner el acento y en qué momento resulta ideal.

Este autor, actor y director tiene un as en la manga: el factor sorpresa. Si bien esta dramaturgia no es suya, la amalgama a su antojo para que el espectador transite un camino sinuoso y poco certero: como la vida.

Rompiendo la rutina de años, los dichos y los silencios; Claudia (Vanina Corral) y Gabriel (Lucas Ocampo) son lo que decidieron. Con aciertos y errores, con conductas infantiles y temerosas. ¡Porque amar no es para cobardes sino para valientes!

¿Podrán concretarlo?

Contestarlo sería develar uno de los grandes misterios de la propuesta.

La vida conyugal parece ser una de las problemáticas más grandes, en nuestra sociedad, al menos. ¿Por qué dos humanos que se llevan mal no se separan y cada uno sigue su rumbo? ¿Por qué la insistencia en esta obra y en la vida misma de querer forzar lo que no funciona?

Son interrogantes que pueden responderse desde la palabra o desde el pensamiento, sin explayarlo verbalmente.

En cuanto a la puesta en escena, todo el mobiliario presente es funcional a cada una de las escenas y esto hace que los propios actores utilicen todo durante la historia. Una historia amena, triste, dulce y amarga a la vez. Porque las comedias dramáticas tienen que tener de todo para surtir efecto en el público y ¡Controversias lo logra!

En cuanto al vestuario, es muy atinado para lo que se plantea, teniendo algunos cambios durante la acción. Y, algo también potente es la manera de llevar adelante la narración: muchos matices de telenovela, que permiten hacer de la presente comedia un universo más atractivo y digno de ver en la cartelera porteña. El galán tras una vida que no consigue plasmar en la realidad y, frustrado, corre tras su amor que no sabe si es, si mejor no, si quizás sí. Y ella, una mujer con agallas que se decide tarde, que duda, que va y viene también como un péndulo. En manos de quién están sus vidas. ¿Creerán en el destino? ¿En el paso del tiempo?

Dan ganas de gritarles que reaccionen, que la vida es ya, hoy y que lo que dejen al azar, no siempre será lo que quieran que sea sino azar. Lo aleatorio es el ingrediente perfecto para los que no se atreven a luchar por sus sueños entonces hablan en esos términos o citan a un santo o a Dios.

El tranvía llamado Deseo pasa una sola vez y, el próximo, podrá ser un tren o la locomotora pero no el primero. Las oportunidades se presentan cuando nos encaminamos hacia ellas y, por eso mismo, Claudia y Gabriel sortearán varios obstáculos, vivencias, promesas y pactos. Lo que resulte de todo eso podrá formar parte de una segunda parte de Controversias que ya mismo el director tendrá que ponerse a elaborar. ¡Porque la intriga nos mata!

Mariela Verónica Gagliardi

Dramaturgia: Dana de Nobrega 
Dirección: Claudio Favieri
Funciones: domingos, 20 hs
El Ópalo Espacio Teatral (Junín 380 - CABA)



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Así de simple (no alcanza solo con quererse)

Así de simpleAsí de Simple expone los clásicos conflictos de las parejas a la hora de llevar una relación adelante y nos invita a pensar qué es lo que sucede cuando el amor no alcanza.

Clara y Joaquín se conocen, se gustan, se seducen, se enamoran y comienzan a convivir. Clara y Joaquín son dos, pero son muchos a la vez: son todas las voces que los habitan. Son dos personajes con seis actores. Son los protagonistas de una historia que dispara la pregunta: ¿qué pasaría si todas nuestras voces hablaran igual de fuerte?

¡Nominada a 5 premios Estrella de Mar 2018!

TODOS LOS MIÉRCOLES 21 HS

TEATRO PICADERO – PASAJE SANTOS DISCÉPOLO 1857

Entradas a la venta en boletería del teatro o por Plateanet.

Autoría: Ignacio Bresso, Sofía González Gil

Actúan: Ignacio Bresso, Julieta Gonçalves, Francisco González Gil, Magdalena Pardo, Andrés Passeri, Ailín Zaninovich

Diseño de escenografía: Lula Rojo, Gastón Segalini

Diseño de luces: Manuel González Gil

Realización de escenografia: Lula Rojo, Gastón Segalini

Música original: Francisco Ruiz Barlett

Fotografía: Guido Wainstein

Diseño gráfico: Malena Papanicolau

Asistencia de dirección: Manuela González Gil, Juan Gabriel Yacar

Prensa: Varas & Otero

Producción: Loli Crivocapich

Coreografía: Carolina Pujal

Dirección: Sofía González Gil

Web: http://www.facebook.com/asidesimpleteatro

Clasificaciones: Comedia, Adultos

TEATRO EL PICADERO

Pasaje Santos Discépolo 1857 – CABA

Teléfonos: (+54 11) 5199 5793

Web: http://www.teatropicadero.com.ar/

Miércoles – 21 hs – Hasta el 27/11/2019

 

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Supongo que las palabras que digo tienen algún efecto

Soy Sonia

Eso dice y espera una afirmación, una respuesta. Algo…

Un unipersonal que ofrece todos los ingredientes para cocinar, a fuego lento, una receta perfecta y artesanal.

Desde el momento en que entré a la sala de Espacio Sísmico pude respirar un aire tenso, con iluminación tenue y la marca de un equipo que trabaja en conjunto (lo cual se nota y mucho). Con respecto a la escenografía, la misma es minimalista, colocando a la protagonista siempre en primer plano. 

Soy Sonia es el nombre de esta propuesta que toca un tema tan profundo, controversial y trillado como el de la muerte. 

Muchas veces me pregunto si existen argumentos nuevos y siempre llego a la respuesta negativa. Entonces, la innovación está a cargo de la pluma del dramaturgo Gastón Díaz (quien también dirige la pieza teatral). Y, Virginia Pezzutti, es quien le da vida a las palabras de una manera tan delicada y empática que es posible llorar sin vergüenza.

Sonia es una mujer joven que recibe una noticia muy fuerte: su padre, a quien no conoce prácticamente, está muriendo. Ella tiene la posibilidad de seguir su vida como si nada o, hacerse cargo de él, de sus últimos momentos en esta tierra y dejar que la transición la envuelva en un mar de lágrimas, de planteos y replanteos, de situación asfixiantes, de toma de decisiones y demás.

Como si se tratara de una película que transcurre en varios lugares pero con foco en un mismo personaje, Sonia entra y sale de los espacios narrados a lo largo de la historia. Resulta enigmático el segundo personaje, quien es lo que ella cuenta. No lo vemos más que en nuestra imaginación. Lo conocemos a partir de sus ojos y podemos sentir acercamiento o lejanía de acuerdo a su corazón.

Ella va y viene, lo acompaña y le habla. Le cuenta dónde vive, qué hace. No intenta recuperar el famoso “tiempo perdido”. Vive, resurge, es consciente de que lo está perdiendo una vez más. Y en esta ocasión para siempre. Su cuerpo ya no pertenecerá más. Se esfumará.

Lo conmovedor es cómo se sucede el tiempo, en qué lugar queda Sonia, hablando metafóricamente, qué siente, qué la conmueve. La poesía está en sus venas y ella se expresa desde ahí y, también, con un lenguaje común. Piensa y resuelve al instante. Y, en cuanto parece no dar más, reaparece de otro modo, evocando todo lo que su piel, alma y corazón sienten. Es tanto que desborda como el agua que recorre su cuerpo, que le devuelve lo que perdió, que reconecta con su tiempo y espacio, que le permiten ser ella sin necesidad de simular a otra.

¿Qué se hace cuando ya no hay nada por hacer?

Esta es una de las cuestiones que logré captar como esencia del unipersonal. 

Alguien en coma, ¿siente? ¿Escucha? ¿Vive?

Es tan difícil poder imaginar si un movimiento inconsciente es tal o voluntario…

Cómo se atraviesa la muerte es algo llamativo e inesperado en esta puesta. En primer lugar, porque no se recurre al humor. Y, en segundo lugar, porque no es redundante la óptica del autor. 

Soy Sonia es a modo de presentación y de cordialidad. De entablar un vínculo y diálogo desequilibrado. De interpretar un sentir según el momento. De acompañar la inexistencia desde la locura.

Soy Sonia es una obra de teatro impecable en la que todo funciona, sirve y coloca al espectador en un lugar activo. Resulta imposible no sentirse atravesado por la narrativa y el palpitar de la actriz, quien se arma y desarma tantas veces como requiera su personaje. Es brillante, como su ductilidad y carisma.

Junto a las proyecciones de diapositivas, el trabajo presentado es único, cautivante y motivador. 

Nacemos sabiendo que algún día vamos a morir. Creo y siento que después de esta función, todos los presentes sabremos que no todo es blanco o negro.

Soy Sonia me permitió conocer una nueva mirada sobre la muerte que no es más que la vida desde la vereda de enfrente.

Dramaturgia y Dirección: Gastón Díaz
Actriz: Virginia Pezzutti
Funciones: Sábados, 21 hs
Espacio Sísmico (Lavalleja 960 - CABA)

Mariela Verónica Gagliardi

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Nunca te olvidaré

Venir Tan Lejos_03

Una abuela es mucho más que eso. Para quienes hemos tenido la oportunidad, resulta una experiencia inolvidable.

Venir tan lejos (escrita por Guadalupe Lombardozzi y dirigida por Laila Duschatzky) es un viaje a través del tiempo y del amor. De la melancolía y la nostalgia, sobre todo si ya no se tiene a esa gran persona en la familia.

Este unipersonal no es un monólogo sino una obra de teatro en la que la actriz se aventura a reconstruir la historia de amor de sus abuelos a través de cartas que se enviaron durante los años 40´. Y recalco que no se trata de un monólogo porque Guadalupe tiene una dinámica que no siempre es fácil de ver en escena. Tiene el don de interpretar y no actuar, de transmitir con tanta sutileza que podemos sentir, en cuestión de minutos, todo lo que narra. El lugar físico genera intimidad por su arquitectura y, también, por todos los objetos elegidos para representar la presente obra de teatro.

Me cuesta escribir sobre su trabajo porque siento que es tan pero tan artesanal lo que plasma y construye que considero falta de respeto interrumpir con mis interpretaciones.

Venir tan lejos es magia sin magos sino con la vida misma. Es la historia de su familia y también la de otras familias. Es empatía conseguida a través de la dramaturgia y desde el cuerpo de la actriz; de cada uno de los detalles que le permiten ejemplificar recuerdos, tristezas, anécdotas y demás sensaciones. Para ello utiliza no solamente las cartas verídicas sino sus propios sentires representados con títeres, con un juego de té, con el vestido de novia y un acontecer de ornamentaciones funcionales.

Considero que hubo un antes y un después de esta pieza teatral: ingresó una Mariela melancólica y salió una Mariela sanada. Sé que puede parecer exagerado pero les aseguro que no. Es una obra de teatro para cicatrizar, para poner en palabras la pérdida, para elevar el dolor tan alto hasta que lo veamos brillar y ya sintamos felicidad. Suena absurdo, lo sé.

Y es que todo lo que en un momento nos causó alegría, cuando ya no está se torna desgarrador. Pero, es posible, imaginar a nuestras abuelas en un lugar hermoso, en el que no sufren, en el que siguen contando sus placeres, en el que discuten (¿por qué no?) y en el que hacen todo lo que queramos. Tenemos la oportunidad de construir desde el dolor y vuelvo a subrayar esto.

Hay quienes sufren cuando ya nada se puede hacer y hay quienes tejen historias para darle vuelo a la imaginación. Transitar un duelo es de lo más difícil en esta vida, pero necesario. Es más, creo que al escribir estas palabras vuelvo a sanar. A reparar el vacío y llenarlo de amor, aquel que recibí. Aquel que recibieron. Recuerden, apelen a sus memorias y verán cómo siempre se puede sonreír aún en los peores momentos.

Guadalupe Lombardozzi es como un hada que cautiva, que camina y exhibe uno u otro personaje. Ella encuentra el momento para disparar una historia, luego para cambiar a otra, más tarde para regresar a otra situación y no tener que correr en ninguna circunstancia.

Venir tan lejos emociona placenteramente, angustia, provoca amor, mucho amor y el deseo de tener una cicatriz llamada memoria, eternamente.

Iluminación, vestuario, dirección, sonido y todo el equipo que conforma esta puesta en escena es formidable ya que el producto final lo resume. Es imposible lograr algo semejante sin la unión de las partes.

En esos algodones que idealizamos, aquellos que pensamos como suaves. Ese cielo asemejado con éstos, el despropósito de no poder vivir cuando se quiere y de morir cuando aún no se anhele. Así es este gran viaje que merece ser disfrutado.

¿Viste cuando vas a un cumpleaños o casamiento y te regalan un souvenir?

Después de la función me llevé el más grande: el amor sana al dolor. Porque no es necesario sufrir para recordar. Es posible interpretar a quien ya no puede y compartir genialidades con extraños. Desde la actuación, desde el deseo de cambiar la cultura del padecimiento y aferrarse a la luz que da cada momento de felicidad.

Funciones: Jueves 21 hs. A partir de Junio, Viernes 21 hs.

La Gloria Espacio Teatral

Mariela Verónica Gagliardi

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Una muerte dulce

Las inolvidables1

Son muchas las cosas que se dicen cuando una persona se va de este mundo y, también, muchas las palabras que se callan.

De una u otra manera, es difícil saber a dónde van los muertos, qué sucede con su cuerpo y alma, si los volveremos a ver o ya todo se termina en algún momento.

Las inolvidables (escrita y dirigida por Irene Sexer, Silvina Sznajder y Demián Candal) rompe con la doctrina cultural de nuestra sociedad occidental y trae consigo una mirada que pocas veces se tiene en cuenta: la de sentir que una etapa culmina.

No sabemos, en general, seguir adelante sin traumas. No sabemos sonreír cuando sufrimos. No sabemos ¡tantas cosas! Nos creemos superiores a los animales, pero no comprendemos cosas básicas.

Pensamos en el dolor egoísta que tenemos en el corazón cuando alguien ya no forma parte de nuestra pero jamás nos recostamos a evaluar cómo se sentía la otra persona ni todo lo que tuvo que haber atravesado.

La presente obra de teatro es un joyita de oro. Eso y mucho más. Tiene todo lo que tiene que tener una dramaturgia: desde un texto eficaz que nos hace transitar por situaciones nostálgicas, alegres, tristes, sabrosas, de ensueño, picarescas; y todo con pasión. De esa pasión que tienen los artistas que se dedican a una profesión con el alma. Y es así como ambas actrices lo logran, realizando un canto a la vida y no a la muerte. Quienes aman con todo el cuerpo. Quienes danzan aún cuando no sea la coreografía más perfecta del mundo.

Las inolvidables marcan un antes y un después, hacen llorar, emocionar, aplaudir durante la obra y permitirnos soñar despiertos. Con un equipo técnico y artístico que permiten la perfección en escena, luces que se conjugan de un color u otro para que las artistas interpreten y unas canciones que están en completa sintonía con el decir y hacer.

Otro punto importante a destacar es la sutileza con la que nos hacen recorrer temas profundos, con mucha sintonía clownesca, vestuarios maravillosos e idénticos, sonrisas que desprenden amor y un compromiso por lo que hacen digno de quedar sellado en cada una de las butacas del teatro.

Adentrándonos en el argumento de la pieza artística, se trata de una historia en la que dos amigas rememoran sus shows, pero no solamente los más notorios sino aquellos en los que fallaron. Y esto lo hacen con el objetivo de ser auténticas con sus pasados.

La mentira, entonces, parece no formar parte de sus vidas y eso les da la oportunidad de aventurarse en diversas peripecias que, como público, observaremos y reiremos a la par. Pareciera ser una especie de mamushka de la que se desprende una historia, de otra historia, de otra historia y cada vez que parece acabar nos sorprende algo nuevo.

Todo tiene sentido y coherencia, de principio a fin, como la vida misma -si le prestamos atención-.

¿Morir juntas?

Parece ser la fórmula perfecta y elegida por las dos para ir de la mano hacia el pasado y presente que les dará la posibilidad de hacer un show inolvidable y en el que terminarán de alcanzar la fama; aquella que muchas veces se consigue al no estar más de pie.

“Ya ha pasado y ha dejado huellas en el olvido”, evocan en cierto momento de la obra, sonriendo a lo que fue y nunca más será. Ellas mismas aceptan, dejan fluir, y avanzan hacia un nuevo rumbo. ¿Miedo al destino? Parecen no tener.

No todo es llanto y pena, y ellas lo demuestran instante tras instante.

Desde un music hall, hasta el canto lírico y otros géneros musicales que desfilan por Las inolvidables haciendo lucir a  Irene Sexer y Silvina Sznajder, quienes confían en sí mismas, en lo que hacen, en lo que transmiten; y sin lo cual sería imposible que rompan con la cuarta pared.

Estamos todos juntos, nos abrazamos sin tocarnos, nos reímos a carcajadas y lloramos a la par… como en la vida y quizás también, como en la muerte.

Esta obra de teatro merece ser vista muchas veces para comprender el verdadero sentido de la vida, de la pasión y de todo lo que no estamos haciendo hoy. Quien sabe cuando llegue el momento de la despedida.

Funciones: Domingos, 18 hs
Teatro La Carpintería (Jean Jaures 858 - C.A.B.A.)

Mariela Verónica Gagliardi

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Hijas del silencio

La trastornada

Sí. Soy yo, sos vos, somos todas. Todas las que amamos sin fronteras, sin escrúpulos, sin dimensión, sin pensar. Porque, ¿qué es el amor? ¿Qué está bien o mal? Lo naif es bien visto y aceptado, pero lo otro siempre parece estar al borde del abismo.

La trastornada (escrita y dirigida por Ariel Gurevich) es un claro ejemplo de esto. Dentro de esta gran puesta escénica, dramatúrgica y musical podemos notar cómo una mujer atraviesa la peor crisis eterna de su vida. Pero no es la única. Y esto es lo más interesante de propuesta.

Para analizar esta obra tuve que guardar mi sentimentalismo y amor profundo por la vida de Ada Falcón y pensar de modo objetivo. Entonces vislumbro una atmósfera que genera nostalgia, humor y una mirada en tono de melodrama. Aquí es donde me centro.

La trastornada plantea un universo femenino exageradamente brutal, con personajes antagónicos pero idénticos entre sí. Se puede ver a Laura Esses (protagonista de la historia) deambular por el lugar en que está internada hace tiempo. Una mujer que no habla con palabras sino con silencios, que está muerta en vida, que camina y cae a la vez, que recupera fuerzas en cuanto aparece el incentivo más grande -a nivel artístico- que es la música.

En cuanto ella vuelve a entonar las estrofas de los tangos que más siente, sus ojos se agrandan, sus pestañas toman forma de danza y su cuerpo se convierte en puro talento.

La pasión ha vuelto a su vida y lo genial de la trama es cómo va contagiándola a ambas empleadas del lugar -quienes también parecen estar en un estado de no vida, cumpliendo tareas por inercia-.

Esta pieza artística está narrada como novela, entonces los capítulos van ordenando cada escena a lo largo de la función. La decisión de organizar la obra de esta manera le otorga dinamismo pero no aceleramiento, motivo por el cual se puede disfrutar cada momento representado por las actrices, quienes son acompañadas por el propio Ariel Gurevich -en piano e interviniendo en algunas de las situaciones-.

Existen muchos matices de parodia que, junto al melodrama. se conjugan para volar hacia otras dimensiones.

Dejando a un lado a la protagonista, nos encontramos con las empleadas que son nada más ni nada menos que hermanas (Marcela Ferradás y María Inés Aldaburu). Y, las clásicas, las que pelean, se reprochan, traen el pasado para continuar discutiendo y ventilando todas sus intimidades de antaño.

Las tres actrices hacen un trabajo excelente, se fusionan creativamente y lo tienen ahí a su “salvador”. No por hombre solamente, sino por lo que representa.

Resulta increíble cómo el silencio se corrompe con la palabra verbal y nuestra Ada de la obra cobra vida a partir de cantar La desgracia. Luego continúa “Miseria, que es odio y es llanto porque sé quién eres”.

La música les permite reencontrarse con ellas mismas, descubrirse nuevamente (o por primera vez), soltar sus sentires, dejar los miedos por ahí y danzar la vida. ¡La vida! Que no es solo romance sino valentía y perseverancia.

Intentan interpretar todo, uniendo fragmentos de poemas y canciones de distintos ritmos. Así se suceden aquellas auto adjetivaciones que parecen interminables y que, sin embargo, tienen un desenlace.

(…) “Envidia que grita y llora (…). La exageración magníficamente expresada, retratrada, mezclada con frases de, incluso, San Agustín: “El rencor es como tomar veneno y esperar que el otro se muera”.

En lo que respecta a la escenografía, realmente es acogedora, con paredes empapeladas, la foto de Canaro en un lateral, y algunos pocos adornos para no cargar por demás.

Se puede observar cómo las luces tintinean en ciertas ocasiones para darle mayor tensión a la trama.

Mientras el clan femenino va de aquí para allá en busca de diversas cosas, el pianista evoca su sentimiento, su invisibilidad. Pero, su función es más que notoria (no solamente por su destreza con este instrumento de percusión) porque acompaña el “dolor ajeno”. Acompañar sin dar consejos, sin juzgar… Acompañar. Hasta ir transformando la realidad que parecía tan quieta y que fue y es posible modificar.

¿Para qué?

Para poder tener esa adrenalina en el cuerpo que nos hace sentir que tenemos la misión más importante del mundo: ser feliz.

¿Y la locura?

¿Quién dice que amar desmedidamente es perder la razón?

Mariela Verónica Gagliardi

Dramaturgia y dirección: Ariel Gurevich.
Actúan: Marcela Ferradás, María Inés Aldaburu, Laura Esses y Ariel Gurevich.
Dirección musical: Diego Vila.
Funciones: Domingos, 16 hs.
Centro Cultural 25 de Mayo (Av. Triunvirato 4444 - Villa Urquiza).
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Cuando el amor trasciende al dolor

Kien12

Un ambiente tenue, con mobiliario a un lado y personas hacia otro es la puesta de esta obra que se centra en la guerra y en el amor.

Kien (escrita y dirigida por Martín Barreiro) desarrolla una historia real en épocas del nazismo. Pero, no es simplemente más de lo que se sabe sino lo que, posiblemente, no siempre se consiga plasmar en arte. Sabemos que la guerra es muerte, dinero, poder y miles de negocios que solo les sirven a los más ricos del mundo; pero, la guerra también esconde sentimientos nobles porque se trata de personas (víctimas) que tienen un corazón- el cual jamás se equivoca-.

Entonces, en el Teatro El Convento se puede vivenciar cómo dos enamorados se escriben y extrañan de tal modo que resulta desgarrador y, al mismo tiempo, esperanzador.

Con unas actuaciones más destacadas que otras, se puede valorar un espectáculo digno de recomendar para quienes deseen adentrarse en la vida de un joven que recuerda a sus padres, sus palabras, sus decires. A su novia, a su amada, a aquella mujer que tanto deseó y de la que se tuvo que despedir. A él mismo que se buscó interior y exteriormente, que intentó evadir lo oscuro y tenebroso de la vida hasta con bromas incesantes.

Campos de concentración, torturas, juzgamientos. ¿Por qué?

En 1941 Peter Kien fue deportado al gueto de Terezín donde pudo seguir desarrollándose a nivel artístico y no apagar la luz que tanto lo iluminaba. Se pueden encontrar dibujos que realizaba durante la prisión, diversas escrituras sobre lo que vivía allí dentro, textos sociales (como por ejemplo Marienettes) y obras de teatro y el libreto de una ópera en un acto titulada  Der Kaiser von Atlantis de Viktor Ullmann.

Cuatro años después de Terezín vino el atroz desenlace para Peter y su familia, lo cual puede sentirse tanto en los diálogos como en las interpretaciones. En cada movimiento de los artistas, en sus vestuarios lúgubres y desgastados, en sus cuerpos sin vida que seguían moviéndose por inercia.

Auschwitz sintetiza y simboliza una época difícil de pronunciar sin angustiarse hasta las lágrimas. Siento que el corazón se me frena por un instante, que la lámpara a kerosene ya no es parte del hogar de esta familia, una de millones, de una cantidad aún incierta y que, a la vez, se torna infinita como la angustia que provoca en todos. En judíos y no judíos.

Es difícil, muy difícil el desafío de Martín Barreiro quien además de escribir y dirigir viajó para investigar cada detalle de su artista principal y de toda la época en sí. Atravesar el dolor que, según comentan quienes fueron, es una experiencia muy pero muy desoladora. Fría.

Pero hay quienes no sentían, quienes tenían un proyecto “político” para aniquilar lo que les molestaba o aquello que les producía asco.

Kien se mueve independiente y en grupo, en soledad y acompañado. Es una dramaturgia que permite incluso sonreír sin burlarse, respetar el pasado y pensar en cómo ser mejor persona. Porque el amor, suena trillado, pero es lo que nos salva a absolutamente todos. No existe medicina que pueda beber un malvado y convertirse en ángel.

Quien tiene sentimientos horribles, difícilmente escriba un poema romántico.

Diversos cuadros escénicos surgen para ser representados dentro de la misma historia y esto hace que exista un relato central del que se desprenden otros, para luego aliarse al originario.

Jonathan Di Costanzo es el protagonista, ya se sabe, pero se gana ese lugar. Su interpretación resulta impecable, tal vez sobre actuada por momentos pero me interesa su composición del personaje y su parecido con el real artista. Este aspecto se torna escalofriante una vez que vemos la fotografía de uno y el rostro del otro. Junto a él se unen dos actores (Javier Altamiranda y Fiorella Lo Pinto) que consiguen funcionarse increíblemente bien por su suspicacia, destreza física y picardía. El elenco se completa con: Mimi Ferraro (Madre), Oscar Sandoval Martínez (Padre), Matea Molinatto (Sra. Fromm) y Lilia Cruz (Ilse).

Como un juego pensado para no matarnos de un disgusto, Barreiro encontró la manera de sorprender, equilibrar climas, ritmos y darle al espectador un cúmulo de sensaciones para sentir durante la función. Solo hay que dejarse llevar y no resistirse.

Mariela Verónica Gagliardi

Funciones: Viernes, 21 hs

Teatro El Convento (Reconquista 269 - C.A.B.A.)

 

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La penúltima oportunidad, de Rafael Bruza

La penúltima oportunidad.Un pueblo de provincias; dos mujeres, Marta y Juana, enamoradas del mismo hombre, se suicidan al saber que él ha muerto. Ambas se encuentran finalmente en «el más allá» para seguir con su eterna rivalidad y la búsqueda del hombre amado, esta vez, entre lápidas.

La obra de Rafael Bruza viaja desde lo ridículo a lo filosófico. La penúltima oportunidad recorre esa perfecta parábola con toques de humor negro; más allá de lo anecdótico, la obra nos presenta el comportamiento humano, nos habla sobre el amor en sus diversas formas, sobre el tiempo y el sentido del destino. Al verla, nos preguntamos: «¿Hay otra vida después de la vida?» «¿Existe Dios? ¿Puede darnos una penúltima oportunidad de redimirnos de un modo pragmático, concreto, podría decirse ‘nuevamente humano’?» «¿Cómo será el largo camino hacia la eternidad?»

Este proyecto cuenta con el apoyo de PROTEATRO

Página web: https://www.facebook.com/lapenultimaoportunidadok/

Y en IG: @lapenultimaoportunidadok

AutoríaRafael Bruza

ActúanThelma Demarchi, Marcela Grasso

VestuarioBelén Rubio

Diseño de lucesErnesto Giannone

Realización de escenografia: Fabián Orfano

FotografíaHugo Mouján

Diseño gráficoLaura Maribel Sosa

Asistencia de direcciónCristina Sisca

PrensaMutuverría Pr + Media + CM

Producción ejecutivaCristina Sisca

DirecciónCristina Miravet

Este espectáculo formó parte del evento: 8º Festival del Amor

Este espectáculo forma parte del evento: Festival Abierto Teatral de Buenos Aires

Duración: 60 minutos

Clasificaciones: Teatro, Adultos

EL ARENAL

Juan Ramírez de Velasco 444 – C.A.B.A.

Reservas: 1126051812

Web: http://www.elarenal.com.ar

Entrada: $ 250,00 – Domingo – 19:00 hs – Hasta el 30/06/2019

Minientrada

Trigo, de Roberto Capella

Trigo

Hay recuerdos que dejamos enterrados para siempre. Una Historia. Un amor. Lo que fuimos hace tiempo atrás. ¿Pero podemos realmente ocultar aquello bajo tierra? Todos tenemos un pasado retumbando en nuestro interior y un día puede llamar a nuestra puerta.

Manuel no está pasando por un buen momento. La casa de su familia está a punto de ser rematada, su esposa se encuentra gravemente enferma y su hija atraviesa su propia revolución personal. Trigo nos sumerge en las entrañas más profundas de la historia de una familia en la que cada personaje se ve empujado a desafiar sus propios límites en búsqueda de la felicidad.

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Roberto Cappella
Actúan: Fabian Caero, Juan Pablo Kexel, Alejandra Martínez, Martín Navarro, Ivana Sabatini, Mariano Ulanovsky
Vestuario: Inés Sceppacuercia
Escenografía: Inés Sceppacuercia
Diseño de luces: José Binetti
Video: Mora Kexel, Martina Mena
Música original: Martín Navarro
Fotografía: Laly Gattinoni
Diseño gráfico: Roberto Cappella, Maria Eugenia Gómez
Asistencia de dirección: Maria Eugenia Gómez
Dirección: Fabian Caero, Roberto Cappella
Duración: 80 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
CENTRO CULTURAL EL DESEO
Saavedra 569 – C.A.B.A.
Teléfonos: 4941-4954
Web: http://cceldeseo.wix.com/eldeseo
Entrada: $ 250,00 / $ 200,00 – Lunes – 20:00 hs

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